Cric: 46 años de resistencia y lucha por pervivir

Este 24 de febrero el Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric) conmemora más de 40 décadas de vida organizativa. Territorio, gobierno y autonomía son los tres pilares que sustentan su plataforma de lucha desde 1971.

Por: Olga Portilla Dorado

Territorio, gobierno y autonomía son los tres pilares que sustentan su plataforma de lucha desde 1971. En total son 10 puntos que hacen parte de esta plataforma. Del Cric hacen parte 123 cabildos. /Fotografías: Amcic

La semana que termina tuvo en la agenda dos noticias relacionadas con comunidades indígenas del Cauca, una de ellas sobre un supuesto enfrentamiento entre Policías y Ejército en medio de un desalojo a un grupo de indígenas en el sector de Guanábano (Corinto) quienes se encontraban en “proceso de recuperación de la madre tierra”, según dijo Luz Eida Julicué, consejera de la Asociación de Cabildos Indígenas del norte del Cauca.

El hecho aún no ha sido esclarecido, pues la comunidad y el gobernador de ese Cabildo afirman que miembros del Ejército dispararon hacia donde estaban policías del Esmad, luego de que estos últimos hubieran llegado a la zona también haciendo disparos.

El otro hecho tuvo que ver con una condena “sin precedentes” en el marco de la Jurisdicción Especial Indígena, luego de que se llevara a cabo una Asamblea de justicia Nasa en el resguardo de Tacueyó, y se condenara a 30 años de cárcel a Germán Antonio Osorio, por el delito de feminicidio.

El hecho se registró el pasado 28 de agosto de 2016, desde ahí la comunidad y las autoridades indígenas empezaron a investigar, con ayuda de la Fiscalía, quienes entre todos reunieron una serie de pruebas y testimonios para así lograr la condena, que aunque todo el proceso de juicio se hizo en el marco de la Jurisdicción Especial Indígena, al no contar con una cárcel “especial” el sujeto pasará 30 años en la cárcel San Isidro, de Popayán.

Como esas, a lo largo de la historia, especialmente de los 46 años de vida organizativa del Cric, varias de las planas de los medios se han dedicado a mostrar las constantes manifestaciones realizadas por estas comunidades, que para ellas no es más que la lucha y resistencia en defensa del territorio, la cultura y la autonomía.

Los hechos noticiosos cogen más fuerza cuando hay choques entre Fuerzas militares e indígenas, las culpas se dividen entre unos y otros para adivinar quién actuó primero en contra del otro, al igual que el cierre parcial o total de la vía Panamericana, que es el ‘acabose’ para muchos, y la forma de presionar y hacerse visible para los otros.

Pero ¿Qué hay detrás de todo esto? ¿Qué reclaman y exigen los indígenas del Cauca? ¿Qué significa el Cric para los 123 cabildos que lo conforman? ¿Cómo se imaginan sus territorios en paz? y por supuesto ¿Cuál es el rol de la mujer dentro de esta organización y estas décadas de lucha por la pervivencia?

En diálogo con El Nuevo Liberal, José Domingo Caldón, miembro del equipo de análisis y orientación política del Cric, expresa que a pesar de que han pasado 46 años desde que se creó esta Consejería y de que existen leyes (contemplados en la Constitución del 91), decretos, tratados internacionales, los logros o avances que han logrado estas comunidades, tienen que ver más con el reconocimiento y la importancia de la organización a través de la aceptación de la diversidad de los pueblos, que con la reivindicación de sus derechos.

“Hemos avanzado en tener una educación y una salud propias, porque si bien se promulga que existen estos derechos y son públicos, si no hay una diferencia étnica y cultural, y un respeto por los saberes y con los contenidos indígenas, eso no sirve de nada”, dice Caldón.

El Dato
En el marco de la conmemoración de los 46 años de lucha y resistencia en defensa del territorio, la cultura y autonomía, se realizará, la Junta Directiva Regional de Cabildos del Cric del 22 al 24 de febrero en la vereda la Susana (Toribio).

Para esté líder indígena Coconuco, a pesar de que el Cric nace justamente como una respuesta política a largos años de exclusión, racismo, inequidades, falta de escenarios para resolver problemas, ausencia de reconocimiento a la diversidad de los pueblos y, especialmente, carencia de atención del Estado, luego de 1971 cuando resurgen luchas como la de Quintín Lame y otros líderes indígenas, aún existe un sinsabor.

Para José Domingo decir si algo ha cambiado en más de 40 años es equivalente a probar un trago de aguapanela versús un trago de aguardiente, porque “hay enormes avances en relación a mejorar esas brechas de pobreza, de justicia, de inequidades y racismo, se ha logrado la recuperación de unas 600 mil hectáreas que estaban en manos de terratenientes, de la iglesia y de los liberales y conservadores, pero no es suficiente, primero porque la población crece, y segundo porque hay políticas de reapropiación de esos territorios por parte del Estado o por parte de las políticas de expansión de ciertas industrias”.

Como él, Breiner Ortiz, coordinador del Cecidic en Toribío, coincide en que durante estos 46 años se han logrado avances significativos, especialmente en lo que tiene que ver con educación y salud propia. Que sus comunidades puedan impartir sus propios conocimientos de acuerdo a su cultura, con sus lenguas y sus saberes, desde la primaria hasta la básica y en la Universidad indígena es un gran avance, al igual que ha sido el Sistema de salud indígena propio e intercultural (Sispi).

“El Cric ha seguido en su proceso de lucha bajo esa plataforma que se estableció en 1971, se ha ido avanzando, sobre todo en el campo educativo con la aprobación del decreto autonómico 1953 donde se le reconoce y autoriza a los pueblos indígenas para que desarrollen sus procesos educativos, también en el tema de salud lo del Sispi hay grandes avances. Ahora, sé que se está trabajando en la propuesta de la consolidación del gran territorio… claro hay muchos otros avances, pero esos son los más gruesos…y por supuesto vendrán más logros”, dice Breiner.

 ¿Seguirán movilizándose por recuperar y exigir más tierras?

El objetivo de las comunidades indígenas en avanzar en la legitimidad del territorio, legalizar sus tierras, hacer un diagnóstico y solucionar el déficit y la falta de la misma, no solo es porque estas exigencias hacen parte de los 10 puntos que conforma su plataforma de lucha, también porque existen normas nacionales e internacionales, y sentencias que se quedan en el derecho al predio en el resguardo, sino que avanzan en un concepto importante: territorios ancestrales.

Además, como lo puntualiza José Domingo Caldón, “el territorio es el centro de la vida indígena y de cualquier sociedad, porque es el espacio donde vive. Claro, hemos logrado avances importantes que antes no estaban, pero en términos de recuperación, reapropiación o liberación de la madre tierra vamos a seguir”.

Precisamente sobre los territorios, y en el marco del posacuerdo, es interesante conocer la posición de estas comunidades, pues aunque han apoyado desde el comienzo el acuerdo de paz, son escépticos en lo que pueda pasar luego de la salida de las Farc de algunos de sus territorios, del desarme y de qué actores puedan llegar a “llenar ese vacío” que dejaron los excombatientes.

Según cuenta el coordinador político del Cric, el posacuerdo en sus territorios se puede ver de dos maneras, la primera es que en los territorios (resguardos y cabildos) que hay conciencia y donde hay participación y gobierno, no le será fácil al Estado y a las multinacionales llegar a hacer “lo que quieran”. La segunda, es que cualquier escenario que se quede sin que el Gobierno “lo llene”, sin que haya presencia institucional, social, sicológica, organizativa y solo se imponga la Fuerza pública, será un lío, porque llegará otro a ocuparlo.

“Muchos compañeros como yo no podríamos decir cuál es la paz, tengo 60 años, y no he vivido algo para saber qué es la paz, pero sí podemos imaginarnos una paz para nuestro territorio, libres de armados, donde podamos desarrollar autónomamente nuestros sueños”, José Domingo Caldón, miembro del equipo de análisis y orientación política del Cric.

Es por eso que para ellos la paz no solo debe significar el desarme de las Farc y quizás el del Eln, sino que se debe propender por la solución de los problemas que la gente tiene, por ejemplo, los relacionados con el narcotráfico y la minería, “porque esos son los nichos, los semilleros de nuevas violencias”.

Por su parte Carmen Ruby Chindicué, del resguardo indígena El Peñón, Consejera del Cric por la zona reasentamientos, señala que en el recorrido y análisis que han hecho por municipios como Miranda, Buenos Aires y Caldono, “si bien es cierto los fusiles se silenciaron, esa no ha sido, no es y no va a ser la solución, de pronto en los territorios donde era fuerte y agudo el conflicto ha cesado el miedo, pero de fondo de manera silenciosa se están organizando al parecer de otra manera”.

Y es que la duda cabe porque siguen apareciendo muertos, siguen asesinando a líderes y continúan las amenazas, “entonces en realidad el proceso de paz, que nosotros siempre lo hemos aplaudido, debe traer unos impactos positivos, porque abrigamos la paz anhelada no solamente para las comunidades indígenas sino para todos los caucanos y colombianos”, reitera la Consejera.

A lo que añade José Domingo, “como yo, muchos compañeros no podríamos decir cuál es la paz, tengo 60 años, y no he vivido algo para saber qué es la paz, pero podría ser algo como imaginarnos a nuestro territorio libre de armados, donde podamos desarrollar autónomamente nuestros sueños, donde haya un respeto entre las autoridades de Gobierno, las autoridades indígenas, donde haya mayor participación en la construcción de alternativas económicas, sociales, culturales, donde haya un reconocimiento y un respeto a la diferencia con nosotros, con los afros, con los campesinos y con las mujeres”.

Las mujeres indígenas visibles e invisibles

Del Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric) hacen parte 123 cabildos, los cuales están organizados en 11 asociaciones y 9 zonas que están definidas geográficamente, por cada zona hay un Consejero, de los cuales siete son hombres y solo 2 mujeres representan a sus zonas.

Una de ellas, es Carmen Ruby Chindicué, Consejera de la zona reasentamientos (zona que surge después de la avalancha de Páez), quien –al igual que los otros consejeros- es la encargada de hacer un acompañamiento y una orientación a los cabildos de acuerdo a lo que dice la Plataforma de lucha del Cric que consta de 10 puntos.

Uno de los puntos que destaca Chindicué es el décimo, que se enfoca al fortalecimiento de la familia y además es un deber como comuneros para desde ahí luego fortalecer la comunidad, la zona y poder llegar a fortalecer los procesos regionales y nacionales también.

Y aunque la mujer indígena se ha destacado durante años por ser una constante luchadora y acompañante del proceso que lleva el Cric, tal como lo reconocen los ancestros, los consejeros y los mayores, el machismo y el miedo no han permitido que las mujeres cobren protagonismo, especialmente en la organización política de esta comunidad.

“No hay mujer más mujer armoniosa, de la casa, de la cocina, mujer de la huerta, de la ordeñadera, mujer que acompaña el proceso, que la mujer indígena, cosa distinta es que no se haya potenciado que esté en los escenarios de gobierno, de decisiones, por ejemplo, en este momento solo hay dos consejeras y que haya habido una Consejera Mayor solo una, entonces sí hace falta posicionar más ese rol”, indica José Domingo.

Por su parte, Carmen Ruby reconoce que quizá el papel de la mujer en la vida política de la organización no sea tan visible o haya poca participación ya que para un hombre es más fácil realizar esta labor y tomar este compromiso que es asumir una consejería y hacer un acompañamiento, pues la mujer debe además preocuparse por el hogar, por los hijos, por la huerta, entonces eso hace que sea difícil el que una mujer se comprometa a hacer parte de la vida política de la consejería. (¿NO ES MACHISTA ESTO?)

Sin embargo hay proyectos y programas que las mujeres indígenas han sacado adelante desde lo local, zonal y regional, que vienen dinamizando sobre todo temas como el de familia, y las violencias hacia las mujeres, de cómo contrarrestar todos esos inconvenientes que salen. “No es fácil, pero tampoco imposible hacerle frente a la situación que vive la mujer, no solo la indígena sino la mujer como persona integral y necesaria para la sociedad”.