Por: Carolina Rico Cuellar
En el recorrido semanal por el municipio de Piendamó descubriendo oficios y destacando valores, encontramos a un grupo de personas enjalmadoras por herencia.
Recordemos que la elaboración de enjalmas, es una actividad paralela que realizan algunos habitantes de zonas rurales de municipios de Colombia, y en general para el proceso de elaboración participa todo el grupo familiar. Sin embargo, son los hombres adultos los que se encargan de la producción y comercialización de este producto en las plazas de mercado.
La materia prima principal es la paja y según la clase de enjalma que se elabore se puede utilizar el cuero, pero el mayor inconveniente de este oficio es la consecución de la paja, debido a que esta se da de manera silvestre y se recoge manualmente, además, es difícil de recolectar puesto que el ganado se la come.
Enjalmador Caucano
Rodrigo Ortega Rivera, nació en Argelia, Cauca, desde hace 25 años vive en el corregimiento de Tunía, municipio de Piendamó, quien al lado de su esposa e hijos desde el año 1998 decidió dedicarse al oficio que por herencia le dejo su Padre.
El señor Ortega, nos recibe una tarde en su taller y comparte su historia; con sus manos fuertes y marcadas por los años de riguroso trabajo como tejedor de enjalmas, muestra con orgullo su producto terminado, para ser distribuido a diferentes clientes del Departamento del Cauca.
Cuenta con voz fuerte y hablando despacio, que “la enjalma es un producto poco conocido para los jóvenes de ahora, pero fue muy usada por nuestros abuelos y arrieros de la zona. Es un tendido para el lomo de la mula o para cualquier bestia que necesite llevar carga; Decidí seguir este oficio, en nombre de mi padre que me lo enseño, y no dejar que desapareciera en este municipio”.
En este largo camino, Rodrigo crea un espacio laboral y genera empleo para 5 personas más, entre estas, mujeres cabeza de hogar, quienes apoyan la elaboración de las enjalmas con sus tejidos y elaboración de piezas claves para estas, además, recalca que en el Cauca, todavía tenemos veredas apartadas donde solo hay camino para bestias y no hay forma que entre un carro, mientras no lleguen las carreteras la gente tendrá que seguir usando a los animales para carga.
Mujer Tejedora
Luz Amparo Morales, llego de Silvia hace muchos años a vivir en Pueblo Viejo, una vereda cercana al corregimiento de Tunía, desde allí trabaja tejiendo en telar indígena las arretrancas, que son piezas que sujetan las enjalmas por la parte delantera y posterior del animal.
Ella, con mucha alegría comenta “este oficio lo aprendí de mi abuela, llevo 12 años trabajando con Rodrigo y soy madre cabeza de hogar, este trabajo me ha permitido tener algo más de ingresos y enseñarle a mi hijo, quien me ayuda en esta labor, además de trabajar el campo, así como yo, hay 4 mujeres más en la región que aportamos con nuestras manos y tejidos para que este arte no desaparezca”
Dinámicas del oficio
Este oficio normalmente es realizado en horas de la tarde o la noche cuando ya se han realizado las labores del campo, Don Rodrigo cuenta que un par de horas da para hacer una enjalma, pero realmente se necesitan dos días para dejarla totalmente terminada y lista para entregar, entre mayor pedido de enjalmas, hay más horas de trabajo para esta labor.
Hay que destacar que en la elaboración de este producto participa el grupo familiar, es un oficio que tiene diferentes actividades, unos recogen la materia prima, las mujeres tejen, los hombres arman la enjalma. No obstante, son los hombres los que invierten mayor tiempo y dedicación a este oficio, sin embargo hombres y mujeres que aprenden, transmiten el saber de este oficio de padres a hijos.