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    Sobre la libertad de prensa…

    EDUARDO NATES

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    La libertad de prensa es una de las mejores manifestaciones de la libertad de expresión y de conciencia. Es un derecho fundamental y principio básico -casi sagrado- de toda democracia, bajo el cual los medios y las personas pueden expresar, libremente, sin temor a represalias, sus opiniones e informar a la población. La libertad de prensa implica también la independencia de los medios respecto de los gobiernos de turno de un país o una región. Hasta aquí suena muy limpia la definición teórica del concepto. Pero vaya y vea usted si en la práctica un precepto de estas características tan sutiles funciona con la transparencia que debiera… Es muy diferente lo que en realidad sucede, especialmente cuando los intereses políticos y/o económicos se interponen. Ahora, si hasta en los medios de comunicación más aprestigiados y poderosos del mundo existen intereses que de alguna manera limitan o constriñen la información ¿qué decir, entonces, de los medios periodísticos de provincia, y peor, de una región tan pobre y convulsionada como el Cauca, donde la, por demás escasa, pauta publicitaria está casi totalmente sujeta al lapicero del gobernante, unas veces a su buena voluntad y justo criterio y otras a sus veleidades y conveniencias políticas?

    Para comenzar transcribamos unas palabras magistrales -casi premonitorias- de Guillermo Cano Isaza, director de El Espectador al recibir, a nombre de Gabriel Cano, el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, el 19 de agosto de 1980: “Creo que la clase dirigente, que maneja los resortes de la publicidad en un país democrático, debe entender que será mucho más respetable y respetada si abandona retaliaciones o halagos en intentos estériles y fallidos de modificar, cuando no tiene razón, las líneas políticas e informativas de los órganos de expresión e intenta colocar sus órbitas de influencia y de presiones inaceptables e indebidas, en aquellas donde se mueve y debe moverse la libertad de expresión”.

    Ahora, hagamos un muy breve recorderis del enfrentamiento que conmovió al país, en 1982, entre el Grupo Grancolombiano y el diario El Espectador:

    Con motivo de algunas investigaciones judiciales en curso, el 26 de enero de ese año, el periódico publicó una noticia titulada: “Regresa al Tribunal, proceso contra el Grupo Gran Colombiano”. Esa información desató la ira santa de Jaime Michelsen Uribe, presidente del grupo económico, en ese entonces uno de los dos o tres “cacaos” más pesados de Colombia. Comenzaron a agriarse las relaciones entre los dos titanes; vino la disminución y luego la supresión total de la pauta publicitaria en el diario y, por supuesto, la publicación de hallazgos y noticias relacionadas con operaciones financieras “non sanctas” del conglomerado económico y los famosos “autopréstamos” que habían permitido al grupo adquirir, desbocadamente, empresas, industrias, bancos, instituciones financieras, cines, etc. hasta llegar a ser ese emporio intocable de la época. Puede decirse que ese fue uno de los combates más críticos y sonados de la segunda mitad del siglo XX, entre verdaderos “pesos pesados”.

    Obviamente, el meollo del asunto se ubica en los problemas de financiación de los medios, lo cual, en provincia es una barrera casi insalvable por los motivos mencionados y muchos otros más, inimaginables. Aquí, la publicación de un periódico sin financiación “fletada” es casi un parto diario. Pero así, seguimos creyendo, quizás ingenuamente (¿?) en que la ciudad, la región y sus gentes no pueden quedarse sin la luz que aporta la prensa libre.

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    Popayán, históricamente -desde la colonia- se ha caracterizado por la existencia de revistas, periódicos, semanarios, hojitas, pasquines, emisoras, y otros medios de expresión libre y de variada estirpe y sería un síntoma imperdonable de decadencia imparable que su diario más tradicional, El Nuevo Liberal, con 82 años de existencia desaparezca, frente a una ciudadanía impávida y una total orfandad oficial.

    Por ello, el diario ha lanzado una especie de “campaña cívica” cuya promoción está apareciendo en estas ediciones, convocando a la solidaridad ciudadana, por una parte, y por otra, haciendo la admonición de que sería una verdadera lástima que uno de los logros más representativos que tengan los mandatarios del Cauca sea el que en su período de gobierno dejó de circular su periódico más reconocido, y que encontraron caminando el 2 de enero, cuando asumieron…