FERNANDO SANTACRUZ CAICEDO
El Cannabis Sativa, conocido también como Cáñamo o Marihuana, es una planta herbácea originaria del Asia y de las regiones templadas y subtropicales del mundo. Pertenece a la familia Cannabaceae y fue clasificada botánicamente en 1753 por Carolus Linnaeus. El Jardín Botánico de Missouri reconoce trece especies. En su composición química se han identificado sustancias cannabinoides, terpenos, flavonoides, alcaloides, estilbenos, amidas fenólicas y lignanamidas.
Su utilización está datada arqueológicamente desde hace cinco mil años por diversas culturas -Mesopotamia, Grecia, India, Egipto, África, Asia del norte, noroeste de Europa, China, Nepal, Mongolia, Rusia y Alemania. Su empleo en la medicina tradicional está registrado desde 2700 a.C. Sus principios activos se denominan cannabinoides, concentrados en las flores. Son compuestos terpeno-fenólicos que se encuentran exclusivamente en el cannabis, de los cuales los más estudiados son el tetrahidrocannabinol (THC), psicoactivo al que debe su clasificación como «droga»; el cannabidiol (CBD), sin efectos psicotrópicos; y, el cannabinol (CBN). Se le atribuyen propiedades analgésicas, inmunosupresoras, antiinflamatorias, músculorelajantes, antidepresivas, antioxidantes, antidiabéticas, antisquémicas, antitumorales, hipnóticas, ansiolíticas, broncodilatadoras, entre otras. En los textos milenarios de lamedicina Ayurvédica, se describen tres preparativos: «bhang», preparado con las hojas; «ganja», elaborado con flores; y, «charas», con la resina de las hojas. Sus cualidades psicoactivas fueron conocidas por los europeos en el siglo XIX. Recientemente, ha despertado interés por su utilidad terapéutica.
Cualidades nutricionales: ácidos grasos esenciales (omega-3, omega-6), ácidos gamma linolénico (GLA) y fólico, proteínas, vitaminas (C, E y K), magnesio, calcio, hierro, fibra, ácidos cannabinoides. Gastronómicamente, existe cocina cannábica en Estados Unidos y Europa (pastelería, dulces, cenas, sopas, quesos, “foie” -hígado de pato-, etc.). Consumido crudo, el cannabis carece de efectos psicoactivos.
Empleos terapéuticos: mitiga los síntomas físicos (dolor, náuseas, estimula el apetito), mejora el bienestar general, disminuye la ansiedad y la depresión. Se recomienda usarlo antes del tratamiento con quimioterapia (vómito, apetito), VIH (espasmos musculares, fatiga), esclerosis múltiple (temblores, coordinación general), epilepsia y otras enfermedades (artritis, asma, glaucoma ocular, estrés, depresión, trastornos alimentarios, migraña). Tiene efectos psicotrópicos y farmacológicos (anticonceptivo, antiepiléptico, cardiovascular, inmunosupresor, antiemético, estimulante del apetito, antimicrobiano, neuroprotector), e impactos positivos en síndromes psiquiátricos (depresión, ansiedad y desórdenes del sueño).
Durante la colonia (1531) se importó a México, para producir fibras textiles. Los indígenas la utilizaron como medicina y psicoactivo. Lo denominaban «pipiltzintzintlis». Su empleo se popularizó con propósitos recreativos y mágico-religiosos. Fue traída a Colombia en 1900, cultivada y consumida por comunidades nativas y grupos de bajos ingresos. Por sus riesgos potenciales, el uso se penalizó en varios países. En 1937, EE.UU. prohibió la producción de cannabis, para defender los intereses de las industrias farmacéutica y textil. En 1942 se eliminó el cannabis de la farmacopea estadounidense y en 1951 se incluyó entre las drogas narcóticas. Por imposición imperialista, se estimó ilegal el uso, posesión y venta de sus derivados. Su prohibición en EE.UU. originaría la “bonanza marimbera”, en la década de los sesenta, convirtiendo a Colombia en su principal proveedor.
Actualmente, concorde a la visión euroamericana, es apreciado como vegetal con gran valor terapéutico y cualidades útiles para aliviar dolencias que no responden a los medicamentos convencionales. Su consumo continúa siendo ilícito, pero muchos gobiernos han adoptado una posición tolerante para los usos medicinal y recreativo (Europa, Latinoamérica, Australia y algunos estados de Norteamérica). El Cannabis Sativa es una de las plantas más importantes por sus características alimentarias, botánicas, químicas, farmacológicas y recreativas. ¡NO ES UNA DROGA! Posee considerable variedad de canabinoides y metabolitos, exclusivos de dicha especie. Puede aprovecharse totalmente: fuente nutricional, fibra textil, medicamento alternativo, combustible, etc.
Colombia es un país paradójico. Natura fue obsequiosa con nosotros, hasta la saciedad: multi-étnico, pluri-cultural, biodiverso, recursos naturales y minerales, océanos, riqueza hídrica, omniclimas, bosques, páramos, flora, fauna, etc. Pero…nos escarmentó, desde siempre, con gobernantes venales. El Convenio del Teatro Colón (2016), suscrito para instaurar la Paz, la Reconciliación Nacional, erigir un Nuevo País, pujante y equitativo, ¡aún no arranca! Si nuestra “dirigencia” tuviera una pizca de inteligencia en la mollera, una mínima “autonomía” gubernativa y “entereza” para sacar avante a Colombia (empleo, alimentación, progreso, salud, educación, justicia, etc.), podría valerse de la Producción, Procesamiento y Comercialización, interna y externa, del Cannabis y la Khoka Alimentarias, Medicinales y Recreativas, debidamente reglamentadas. ¡Estamos sentados sobre un cofre repleto de diamantes y somos inconscientes de ello! Tenemos talante ultra-masoquista. Padecemos hambre y carencias innecesariamente. Una poderosa Empresa Agroindustrial y Comercial del Estado,Cannabicera y Cocalera, puede ser la Solución Alternativa al conflicto generado por la insensibilidad social, la confrontación clasista y la insaciabilidad capitalista. Asociar legalmente a los reinsertados, indo-campesinos, colonos, técnicos, profesionales del agro, etc., para satisfacer la demanda mundial de tales bienes, puede hacer la Diferencia entre Guerra-Pobreza y Paz-Progreso. ¡La Legalización de los cultivos ilícitos, de su procesamiento y consumo orbital, está a la vista!