NICOLAS ESCOBAR BEJARANO
Podría tratarse de una oración sacada de cualquier canción de trap, sin embargo, se trata de la última frase que se puede escuchar en un video que le dio la vuelta al mundo en cuestión de segundos.
Silvano Oblitas Cántaro, era un joven peruano de 19 años el cual fue lanzado desde un puente en cualquier lugar de Colombia. Este suceso fue captado por un video creado y difundido por sus verdugos, quienes presuntamente son de nacionalidad venezolana.
Sobre los hechos que fundaron este atroz crimen (si es que algo así se puede justificar) muy poco se sabe, lo cierto es que el pasado viernes 19 de febrero, la policía nacional de Colombia confirmó el hallazgo del cadáver muy cerca del municipio de Mercaderes (Cauca). Lo anterior genera muchas preguntas y muy pocas respuestas.
Según testimonio de Janet Cántaro Tolentino (hermana de Silvano), el joven viajó el 25 de enero del 2021 a Colombia con el objetivo de comprar algunos objetos, sin embargo, fue estafado por un hombre del cual solo se conoce que su nombre era “Andrés”.
Este tipo de sucesos más allá de ser aberrantes y atentar contra cualquier derecho humano, pone varios temas sobre la mesa: uno de ellos es sin duda la xenofobia que está generando la migración de extranjeros a lo largo del mundo, pues no hemos logrado entender que no existen nacionalidades, pues somos ciudadanos del mundo. Por ejemplo, cada día aumenta el número de personas que cruzan la frontera colombo-venezolana, miles de hombres, mujeres y niños que parten de su país con un par de maletas al hombro, repletas de angustias en busca de mejores oportunidades y, llegan a un país en donde “las oportunidades” brindadas sólo son la prostitución y en el mejor de los casos una violación a los derechos laborales.
Otro ejemplo, son nuestros hermanos africanos quienes deben cruzar en improvisadas balsas, ese indomable titán en el que se ha convertido el mar mediterráneo (hoy llamado mar de la muerte); todo para llegar a un continente plagado de mentalidades cerradas.
Otro punto que me parece importante resaltar, es que los grandes medios de comunicación en Colombia no le han dado la importancia que merece esta noticia, es decir, da la sensación de que existe una orden presidencial para que no se mencionen las circunstancias que generaron este hecho o la ocurrencia del mismo. ¿Será que los colombianos no estamos listos para entender lo enferma que está nuestra sociedad?
Rechazo totalmente lo que le ocurrió a Silvano, su nombre, debe ser el recuerdo del respeto por la vida.Adenda: Qué paradójico resulta que algunas personas sintamos tanto amor por otras, mientras existe gente que recurre a actos como los del vídeo en mención. ¿Acaso un pequeño grupo de personas nos estamos robando el poco amor que queda en el mundo?