Santos, el presidente de la paz

CARLOS E. CAÑAR SARRIA

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Seguramente tendrán que suceder muchas décadas para que los colombianos podamos contar con un presidente de los quilates de Juan Manuel Santos Calderón. Quien deja hoy la presidencia de la República, de descendencia de políticos y periodistas; de ideología liberal; ministro de Estado, principal fundador del Partido de la U, sucesor de Álvaro Uribe Vélez, su pupilo político de quien controvertidamente se distanció; convertido en presidente de Colombia durante dos períodos (2010-2018) y posteriormente en premio Nobel de Paz en 2016, hoy 7 de agosto hace dejación del poder con una popularidad diezmada, pero con la convicción del deber cumplido, tal como el mismo Santos lo acaba de señalar en recientes entrevistas.

Anota Santos que históricamente los líderes mundiales que han luchado por la paz, en su momento han sido impopulares, que su compromiso con los colombianos fue el de entregar un país mejor que el que recibió, con errores pero con aciertos en economía social y con la implementación de una paz que apenas comienza y que le corresponde preservar a todos los colombianos.

En no pocas ocasiones, Santos ha expresado que asumir decisiones correctas genera impopularidad pero que alguien tiene que asumirlas dentro de los avatares del ejercicio del poder.

Soportó con estoicismo una férrea oposición, nunca le faltaron enemigos y detractores, a los cuales enfrentó con altura resaltando sus dotes fe caballero de la política. Pensamos que ningún estadista colombiano de la historia reciente del país ha recibido tantos insultos, tantos improperios; tanta afrenta y vilipendios que Juan Manuel Santos.

Salió avante de uno de los episodios más difíciles de su vida, del cáncer de próstata. Considera que recibir el Nobel de Paz le generó una de las grandes satisfacciones de su vida.

Como todo político, muchas veces se le criticó- incluso antes de ser presidente- por algunas inconsistencias y cambios de posturas. Siendo presidente en cierta ocasión les respondió a sus críticos, que los imbéciles son los únicos que no cambian cuando cambian las circunstancias.

Se caracterizó siempre por un gobierno de corte liberal, redujo la miseria y la pobreza, hizo más asequible la educación con la gratuidad de los grados cero a once, muchísimas familias cuentan con agua potable, más de un cuarto de millón de personas recibieron casas gratuitas, hizo esfuerzos inmensos para universalizar el derecho de la salud.

Algunas de sus políticas públicas implementadas y desarrolladas dentro de su programa de economía social, llevaron a tildarlo de populista. Apelativo bastante injusto con el mandatario, pues los populistas se acercan al pueblo con dádivas para manipularlos y someterlos política o electoralmente. A los populistas no les interesa que el pueblo se supere económicamente, sólo les importa contar con una masa acrítica y agradecida. Las casas gratuitas no son populismo, el populismo soluciona momentáneamente una necesidad, muchas familias colombianas hoy cuentan con vivienda propia gracias a Santos.

Santos nos recuerda los criterios para el camino de la paz concebidos o reconocidos por el ex presidente liberal Virgilio Barco; ambos reconocieron que el problema de la violencia en Colombia tiene 2 tipos de causas: las causas subjetivas comprometidas con la falta de apertura política y, las causas objetivas comprometidas con la miseria y la pobreza. En respuesta a las causas subjetivas hoy representantes de una guerrilla ya reinsertada a la vida civil están ahora en el Congreso; como respuesta a las causas objetivas, se vienen implementando una serie de políticas públicas a favor de actores sociales y comunidades que antes estuvieron comprometidos en la guerra. Santos ha reiterado que en estos temas todavía queda mucho por hacer que obviamente corresponderá atender al postconflicto.

Santos ha pasado a la historia, se espera que como escritor, como periodista, como estadista, seguramente escribirá sus memorias, de las cuales no sólo estará expectante Colombia sino también la comunidad internacional. Será profesor, actividad en que le llueven ofertas, dejará gobernar a su sucesor y desarrollará su rol de abuelo.

Hoy, asume el poder el remplazo de Juan Manuel Santos, Iván Duque, a quien le corresponderá el reto histórico de afrontar el postconflicto en una sociedad no exenta de polarización. Se espera que el nuevo gobierno tenga una impronta propia y pueda enfrentar con éxito la difícil problemática nacional. Como colombianos que ansiamos un futuro mejor, caracterizado por el desarrollo conjunto de la sociedad y la convivencia civilizada, le deseamos mucha suerte al nuevo mandatario, mientras tanto el Presidente de la Paz pasa a la historia.

Coletilla: Felicitamos al alcalde de Popayán, César Cristian Gómez, por descentralizar la administración municipal con la nueva sede de la Alcaldía en el Centro Comercial Terraplaza. Es una actitud plausible de aproximación del gobierno local a las comunidades. Se dice que el Alcalde algunos días despachará desde la nueva sede.