CARLOS E. CAÑAR SARRIA
Primera. Ante la avanzada de Petro en las encuestas y ante las multitudes que aglutina en sus correrías proselitistas, parece que las desabridas coaliciones, diferentes al Pacto Histórico, estuvieran dispuestas a atacar,desprestigiar y vilipendiar su candidatura intentando obstaculizar el camino a la presidencia de la República. No pocos siguen manejando el manido discurso del castro chavismo, que también trataron de imponer en las pasadas elecciones estadounidenses para atajarle el camino a Biden. Pero no les funcionó, como seguramente tampoco les funcionará en nuestro país. Ya la gente está tomando conciencia y no está fácilmente dada a seguir comiendo cuentos.
Con argumentos falsos tales como que de ganar Petro nos convertiremos en Venezuela y Cuba. Que iríamos rumbo al socialismo, cuando la verdad es que Petro aspira el poder mediante el voto, en un proceso acorde a la Constitución y a las leyes y jamás, mediante la fuerza y la violencia, que es lo que estima el marxismo como vía para llegar al socialismo y finalmente al comunismo.
Sus detractores no quieren entender la diferencia entre izquierda democrática y la extrema izquierda, esta última es la que Mao entiende el poder derivado del fusil.
Que Petro implementará una dictadura, cuando la verdad es que la única dictadura que le podría interesar a Petro, sería la dictadura contra la corrupción, que es el problema más grave de la sociedad colombiana. Que habrá expropiaciones, que acabará la propiedad privada, cuando se sabe de antemano que nuestro régimen político es la democracia y el sistema económico es el capitalismo, que tienen dentro de sus valores esenciales el respeto por los derechos, por las libertades individuales y colectivas y por el amparo de la propiedad privada.
Que nuestra economía entrará en crisis, como si no lo estuviera en un país como el nuestro, donde los estratos medios se vuelven pobres y los pobres, miserables. Que a la economía le va bien, cuando la verdad es que no hay desarrollo social y si no, cómo explicar los cinturones de miseria por todo lado.
Segunda. En el desarrollo del régimen político democrático es esencial el papel que juegan los partidos políticos. Una de sus principales tareas es la educación política que permita conocer e interpretar su filosofía, sus programas, sus aciertos y por qué no, sus fracasos. Sin educación política no se construye ciudadanía, a los ciudadanos les compete la decisión electoral. Desde que nacen los partidos en el mundo, estos son considerados “portadores de ideales” y están referidos a comunidades de pensamiento. La doctrina del partido es fundamental y en ella se basan los programas. Robert J. Houben en su libro “Los Partidos Políticos”, resalta la naturaleza de estas organizaciones: “Un partido es una agrupación establecida para la defensa, promoción y realización de un plan general de acción, basado en unos postulados teóricos explícitos o implícitos”. Pensamos que esos postulados deben estar orientados al bienestar de la sociedad.
Los retos de los partidos en Colombia no son pocos ni descomplicados; les corresponde -nada menos- sentar las bases para la consecución de un nuevo país, lo cual sólo puede ser posible si a la vez se consolidan como verdaderos intermediarios entre la sociedad civil y el Estado. Lo que encontramos en la actualidad es una serie de grupúsculos sin fundamentación filosófica, sin derroteros consistentes y realizables. Infortunadamente en nuestro país, los partidos se circunscriben a desempeñar el rol de maquinarias electoreras, pero nada más.
La falta de educación política, entre otras, explica la existencia de patologías de la democracia, tales como la compra-venta de votos, clientelismo y populismo.
Tercera. “Las vías y calles de Popayán cada día son más desastrosas; no hay por donde transitar con seguridad; los vehículos cada vez se destartalan más, los cráteres abundan y se esconden con el invierno. Popayán de cumpleaños y presentando un aspecto deprimente. Hemos perdido la vergüenza. Por lo visto, no hay asomo de mejoramiento. La Secretaría de Infraestructura ni fu ni fa y el Señor de la Movilidad ni fa ni fu. Esta situación ya desespera. Popayán da la apariencia de una ciudad sin dolientes”. Lo anterior fue publicado en nuestro perfil de Facebook, el 16 de enero de 2014. Casi tres administraciones municipales y nuestra ciudad no mejora. Hacía muchos años que no visitábamos Pasto, la ciudad en comparación con Popayán, parece otro país. ¿Por qué hay localidades colombianas que mejoran significativamente y otras no?
En Popayán, cambian las administraciones para seguir igual o peor. Los habitantes y ciudadanos ya nos acostumbramos a enfrentar el devenir histórico, de manera conforme y silenciosa; y cuando llega el tiempo de elecciones, se vota sin conciencia y sin responsabilidad.