POR EFRAÍN PIAMBA GÓMEZ
Especial para El Nuevo Liberal
El municipio de Bolívar hace parte de la región Andina con cuatro pisos térmicos; la mayoría de la población se ubica en la zona templada a unos 1.770 msnm y con una temperatura promedio de 18°C que en época de verano -junio a agosto- puede ascender hasta los 25° C.
Por tradición oral, material fotográfico y algunos pocos documentos, se puede decir que la temporada de verano influyó de manera significativa en la vida de los bolivarenses; se fortalecieron los vínculos familiares y de manera especial, se disfrutó de un clima de alegría y sana convivencia. A continuación se hace un listado de actividades recreativas, culturales y sociales que tomaron fuerza en el siglo pasado, pero que con el correr de los años, los cambios socio políticos como generacionales y la falta de sentido de pertenencia por la región, quedaron en el baúl de los recuerdos.
La lúdica bolivarense en período de vacaciones
Las familias con sus amistades programaban paseos dominicales, esto incluía la olla comunitaria, el asado o un chocolate y elevación de cometas; el juego de lotería, dominó, parqués y los esporádicos juglares, hacían parte de la reunión.
Los sitios predilectos eran la Loma de León, la granja, el piedemonte del cerro tutelar, la Montañuela, El Hatillo; otros preferían que se incluyera el baño y acudían al Hato, a la cascada y al charco El Rodeo. Quienes no salían a estos parajes, se recreaban en el tobogán natural del llano del otro lado. Ahora, se rescata la caminata o peregrinación al cerro.
Quienes practicaban la natación acudían al charco el Cuspián y al Borjas, en el primero se realizaban ejercicios de clavados. A comienzos de los 60, la juventud del barrio San Francisco construyó un pequeño lago en la margen occidental del Coliseo, para ello, se canalizó la quebrada que viene de Cafelinda. Por otro lado, niños y adolescentes jugaban al tipo y a Tarzán.
En las noches de luna llena con cielo estrellado, los amigos se reunían en potreros cercanos a la población; ahí se disfrutaba de juegos, rondas, fogata, anécdotas, música y hasta licor. Lo importante de esta actividad, el respeto sobre todo con las mujeres. De estas “lunadas”, sólo quedan los recuerdos.
Los estudiantes de universidad, de bachillerato y sus amistades se deleitaron con las famosas serenatas. Cabe recordar a unos músicos estudiantes de Pasto que llegaron a pasar unos días de vacaciones en esta ciudad, los trajo el docente Luis Bolívar Muñoz -hijo de Azael-, era el Trío ‘Los Ticolines’, (no confundir con Tecolines que es el trio Mexicano). Uno de sus integrantes era Hugo Ordóñez que en 1964 ingresó al Trío Martino como primera voz del reconocido grupo Nariñense.
A los caballeros de las décadas de los 40, 50 y parte del 60, les llegó la cultura Gardeliana, los domingos salían elegantemente vestidos y portaban sombrero barbisio; algunos montaban a caballo, otros departían en sus casas, en los bares de la localidad o se desplazaban hasta el estadero El Pepinal. La gallera y las empanadas de las “mulatas” también estaban en la agenda dominical.
Con la adecuación del corredor secundario La Lupa – Bolívar, a mediados de los 50, se incrementó el comercio y se reguló el transporte intermunicipal. Como la temporada coincidía con la cosecha de café, los sábados día de mercado, los bolivarenses disfrutaron de algunas novedades que traían nuestros visitantes, entre ellos, el propagandista con su ventrílocuo, los culebreros, las gitanas, la cabecita del misterio, la mujer araña, el fenómeno; en algunas ocasiones, las principales factorías de Colombia, trajeron el cine gratis. El espectáculo circense también hace parte de la historia. Dos grandes circos pasaron por Bolívar, el Andino y el de la empresa Bavaria, ambos tenían más de una veintena de artistas entre trapecistas, malabaristas, contorsionistas, magos, payasos, maestro de ceremonia y orquesta. Se ubicaron en el llano del barrio San Francisco.
Al finalizar la década de los 50, el Presbítero Clemente Vidal, con guadua y madera construyó una plaza de toros, esta se localizó al frente de la Escuela Urbana de Niños.
El cartel provenía de la escuela de Cali, los toreros con imponente traje de luces se enfrentaban al astado de Guachicono.
El paseíllo se cumplía por las empinadas y empedradas calles del viejo Bolívar. La banda Nuestra Señora de Lourdes acompañaba el desfile interpretando marchas y pasodobles. El toreo criollo, es otro capítulo, de navidad y año nuevo.
Por esa época el parasicólogo e hipnotizador Albert Yans -Cayo Alberto Guerrero de Sta.Rosa-, en el teatro hizo una presentación nocturna de su habilidad mental; al otro día, vendado, condujo un vehículo por el contorno del parque Vallecilla.
No se puede pasar por alto el paseo y la peregrinación a San Pablo, Las Lajas, Tulcán, la Cocha y Buga. Los motoristas Jesús Antonio Dorado Durán-chuzo-, Modesto Pajoy, Luis Bolaños y Luis Manrique, entre otros, impulsaron el turismo veraniego.
Los estudiantes continuaron con la lectura, pero, de los llamados comics o historietas ilustradas que luego de leerlas, las intercambiaban; en las bibliotecas de casa se encontraba las obras de Roy Rogers, Chanoc, Arandú, Tarzán, el Llanero Solitario, El Charrito de oro, Santo, Batman y otras.
Las ferias agropecuarias
La primera exposición equina, bovina y porcina se llevó a cabo en julio de 1958; la plaza de ferias se ubicó en terrenos donde hoy se encuentra la nueva planta física del Bto. Marco Fidel Suárez. Paralelo al certamen ferial, se realizó el reinado cívico, se presentaron dos candidatas: Nelly Robles Burbano y Alicia Cajas Pabón, ganó la primera.
La segunda y última feria agropecuaria se cumplió del 19 al 21 de julio de 1963, en el mismo lugar se habilitó la zona el juzgamiento de equinos.
En el área de festejos se habilitaron dos casetas con la animación de sendas agrupaciones musicales y en el barrio San Francisco un kiosco con el maestro aguja.
El certamen contó con el reinado cívico, se presentaron las beldades, Elisa Hidalgo Guzmán y Luz Mila López Gómez, el triunfo fue para la segunda candidata.
En el tinglado de la Normal Rural Marco F. Suárez, hubo presentaciones de lucha libre; el docente Leonardo Augusto Zúñiga, con capa y máscara al estilo del Santo, era uno de los protagonistas, su nombre artístico: ‘La Sombra Vengadora’. Otros luchadores, Rodolfo López Pino, Joaquín Ramírez -de Pescador- Ciro Benites -de Balboa-, Alfonso Tipan -de Sta. Rosa-, Efraín Dorado y el ‘caleñito’, empleado del bar Vesubio.
El Club de Leones y el Centro Social Bolívar, programaron actividades sociales, deportivas y culturales.
Desde mediados de los 60, la temporada de vacaciones se clausura con la fiesta de la virgen de Nuestra Señora de las Misericordias. La advocación se realiza en el cerro tutelar; en esta celebración además de los actos religiosos, hay juegos pirotécnicos y presentación de grupos musicales.
Un concierto de verano que nunca se olvidará es el que se cumplió el 23 de agosto de 1997; se presentaron ‘Los Galos’ de Chile con la voz líder de Lucho Muñoz y ‘Los Pasteles Verdes’ de Perú con su vocalista y director ya fallecido, Aldo Ítalo Guibovich. La organización del evento estuvo a cargo de la Fundación Colonia Bolivarense en Popayán que presidía el profesional Fredy Zúñiga Dorado.
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