Popayán desde la Esquina

JESÚS ARCOS SOLANO
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El título de esta columna periodística es el mismo que lleva la obra entretenida; cuyo autor, es el Doctor Jesús Astaíza Mosquera, reconocido periodista, poeta e historiador; quien presenta a la luz pública su libro Popayán desde la Esquina, el que no debe faltar en las bibliotecas de los payaneses. La gentileza del doctor Astaíza, me exalta, al hacerme llegar un ejemplar autobiografiado, palabras que agradezco en sumo grado, y que se deben más a su gallardía, que a mis merecimientos. Ahora sí, ocupémonos del libro:
Consta de 28 capítulos, muy bien coordinados, con un tipo de letra para fácil lectura. Encontramos temas muy bien redactados, con ese estilo picaresco, festivo, humorístico; muy a la usanza “patoja”; en donde campea el lenguaje ameno y picante, que refleja el proceder del propio Doctor Astaíza; bien dice Buffón: “El estilo es el hombre”. No hay duda, de que el libro entretiene, divierte y cambia el estado de depresión, en que la gente hoy vive, preocupada por la situación de intranquilidad del País. En buena hora, encontramos en la lectura del libro, momentos de solaz y sosiego. Cuando leamos, capítulos como la Fundación de Popayán, Las Granadillas del quijo, El rincón del Sotareño, El tapabocas, Las Niguas, Los ladrones de antes, etc., nos contagiamos y reímos a mandíbula batiente; ya que nos compenetramos con asuntos, que no son ajenos a la vida cotidiana patoja. Nos parece ver al Doctor Astaíza en las esquinas o en el Parque en sus diálogos con los transeúntes; amenos y picantes, de lo cual hace gala con mucho acierto. En el libro encuentra el lector, terminología tan típica, como: chicharrón traqueador, par voliones, antualito, trisito, masito y otros. El autor es tan hábil, en el manejo del vocabulario, que encamina al lector por rincones conocidos, como el añorado Sotareño, en donde patojos y no patojos, nos dimos cita. ¡Qué tiempos aquellos! Paseamos por el Kumis y los tamales de las Montillas, el guarapo de la Vereda, las empanadas de pipián, tan gratas al paladar con el ají, también picante. En fin, si queremos deleitarnos y cambiar la tristeza por alegría, leamos el libro y evocaremos el Pipianyancito de nuestros amores, un “Paraíso Terrenal”.
Gracias Doctor Astaíza por entregarnos tan ingenioso pasatiempo, en el que hemos saboreado en breves minutos, el deleite para el espíritu. ¡Dios lo guarde, y siga proporcionándonos horas felices!

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