WALTER ALDANA Q.
Para Wikipedia “polarización es el proceso por el cual la opinión pública se divide en dos extremos opuestos”; como consecuencia de la polarización, las voces moderadas pierden poder e influencia. Algo así como que en pelea de borrachos el sano es quien lleva la peor parte.
Y ese ha sido el discurso de anteriores campañas electorales, para “reivindicar” un “sano centro” como alternativa de poder, postura que algunos han dado en llamar “tibios”.
Veamos cómo es: el establecimiento que camina hacia el Estado de Opinión, pretendió dar US$ 370 millones a Avianca, pero llama a las “oraciones” y la recolecta para nuestros hermanos de San Andrés y Providencia; la izquierda hace el llamado al ejecutivo para que asuma su responsabilidad constitucional de garantizar la vida, bienes y honra de los ciudadanos; el centro expresa que es una acción solidaria con nuestros isleños, pero no dicen nada del intento de préstamo a la aerolínea, porque ello es “polarizar”.
El gobierno gasta en la pandemia aproximadamente $ 87 billones y la izquierda convoca a parlamentarios con énfasis sociales a apoyar la “renta básica familiar” para nueve millones de habitantes y algunos como en el pasado hacen como si se fueran a ver ballenas.
Los gobernantes buscan banalizar las masacres y asesinatos de líderes y lideresas sociales, hacen inservibles consejos de seguridad y como notarios cuentan los muertos y heridos; la izquierda le pone nombres y apellidos, responsabiliza a las mafias enquistadas en el ejecutivo y reivindica un modelo de vida (vigencia del acuerdo de la Habana) frente al modelo de muerte que impera, mientras los otros pretenden excusar los desafueros del sistema, con argumentos de “entender” las fallas de nuestra democracia, las manzanas podridas y las exhaustivas investigaciones.
En la emulación de los dos paradigmas, para la implementación del modelo de muerte, o el modelo de la vida, apuestas como la de Armando Benedetti, aportan a la definición en primera vuelta presidencial del 2022.