Paradigmas en remojo

RODRIGO SOLARTE

Pediatra

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Para el pensamiento universal no debe haber temas prohibidos al conocimiento. Las diferentes crisis y oportunidades que visualizamos de variada intensidad y prioridades, nos exigen abordarlas integralmente, no solo como universitarios, desde lo local a lo universal, también desde cada disciplina u oficio, vereda, municipio, departamento, país y quehacer cotidiano.

La historia de cada proceso da cuenta de lo pendiente, aciertos y desaciertos humanos, del presente mirado con el tiempo histórico, transiciones y anhelos de un futuro, parecido o diferente para mejorar, aspiración permanente de mujeres, hombres y la misma naturaleza, concebida e investigada también como ser viviente.

Gracias a la esperanza constructora de paz a la colombiana, por sus particularidades, ya que hay generalidades de especie, constatamos en nosotros mismos, decisiones más conscientes para vencer miedos propagados por las violencias, las corrupciones de diferente intensidad y consecuencias, pero siempre negativas para lo personal, familiar, social y POLITICO, concebida esta, como la integración de todas las problemáticas para buscar y encontrar mejorías o soluciones a todos los niveles, dando prioridad a la mayoría poblacional y equilibrando, necesariamente, los intereses colectivos con los particulares, esencia de un REAL CENTRO político en lo económico y social.

El proceso histórico de apropiación, tanto de la naturaleza con sus riquezas naturales, como de las conciencias humanas condicionando las necesidades básicas de subsistencia, a la capacidad de ingresos económicos para el consumo y comodidades tecnológicas en crecimiento, ha llevado a la cultura de acumulación sin medida por los de altos ingresos.

La política, para ser, más que entendida, manejada por unos pocos, fue convertida en exclusiva, prácticamente aislada del proceso educativo, salvo disciplinas, como el derecho y ciencias políticas, y la economía, como conocimiento concebido tácticamente puro, condicionante de todos los demás saberes para ser tenidos en cuenta.

En Salud, por ejemplo, predominó el apostolado, la caridad, la lucha contra las enfermedades, enfoques, que difundidos por la religión católica y otras desprendidas del monoteísmo o cristianas, fueron también absorbidas por la economía y políticas desde el poder, inicialmente llamado Neoliberalismo económico, el cual llegó a convertirse en una religión más, como le llama Manfred MaxNeef, chileno alemán, premio Nobel de Economía alternativa, todavía intelectualmente activo.

Desde la naturaleza y realidades históricas de América Latina, se han gestado y están en desarrollo, diferentes paradigmas alternativos que hoy son considerados “Esperanza de la humanidad.” : culturas que respetan y cuidan la Madre tierra con sus sitios sagrados, generalmente fuentes de agua, alimentos y biodiversidad; adaptación de ciencia y tecnología a sus necesidades vitales; pluralidad cultural con pluralismo político realmente participativo; teología de la liberación sin armas; aprendizajes de la historia buscando la unidad en la diversidad de sus pueblos; aprovechamiento positivo de productos nativos como la coca, quínoa, tubérculos, peces, plantas medicinales etc; relaciones de mutuo respeto y solidaridad con las demás culturas, organizaciones sociales, comunitarias y políticas del continente y universo; priorización del diálogo para abordar las diferencias, etc. Todo ello implícito en lo que genérica y políticamente llamamos PROGRESISMO o humanización de este continente mercantil, consumista y depredador del hábitat vital que nos queda.

A partir de tales diferencias e iniciativas se construyen paradigmas. Desde los impulsados por quienes aspiran la conquista del espacio y dominio absoluto de las riquezas terrenales, sin importar mucho la vida humana y de las demás especies utilizando esta cuarta revolución científico tecnológica en marcha, hasta quienes, centrados en el SER HUMANO, aspiramos vivir en paz, por el cumplimiento de los Derechos Humanos y de la naturaleza, que han sido concertados por la ASAMBLEA DE LAS NACIONES UNIDAS y la misma Doctrina social de la iglesia católica, cuyos paradigmas, ante lo incompleto y parcializado cumplimiento, condicionado por las potencias económicas y militares en este período de la historia, se irán acoplando a las nuevas conciencias con renovados o nuevos principios y valores que seguirán gestándose y desarrollando durante este retador siglo XXI.