EDWIN DARÍO LIS HERRERA
Manuel Cepeda Vargas, militante de la Unión Patriótica y asesinado por los paramilitares en Colombia, padre del actual senador Iván Cepeda Vargas, en dialogo sostenido con mi abuelo Gerardo Lis, en su militancia en la Juventud Comunista JUCO sobre los años 50, manifestó: “esta burguesía colombiana es de las más astutas y voraces de América Latina”
Y la verdad es que si es así. A ella, esta burguesía no le ha importado la suerte de la gente más humilde y la ciudadanía en general. Sus alianzas diabólicas y mafiosas han construido todo un imperio corrupto y devastador en todas las capas de la sociedad colombiana. Se indica por cuanto su poder corruptor entre sector privado y público nos han quitado a todos los mejores activos que en otrora tenía el estado colombiano. Verbo y gracia; Ecopetrol, el Seguro Social, Telecom, Ferrocarriles de Colombia, el debilitamiento de los Centros de Salud y Hospitales Departamentales, Caminos Vecinales, entre otras instituciones, que, con un buen manejo y la sensatez de sus sindicatos, se hubiera sacado todo adelante.
Por ello, la apertura económica y con el slogan del expresidente Cesar Gaviria “Bienvenidos al Futuro” nos metieron un paquete chileno. Desde esa época viene la debacle de la economía, el debilitamiento productivo y de prestación de servicios sociales para todos los colombianos.
Para obtener lo que deseaban estos mentores del neoliberalismo criollo y en fina complacencia con el sector político tradicional aprobaron leyes como la de salud, la educación y la reestructuración de importantes instituciones del estado que le garantizaban un alto flujo de capital y dividendos del presupuesto nacional. Por aquí paso el Kínder de Cesar Gaviria, haciendo y deshaciendo. Y, hoy se repite la misma historia, con un presidente joven que fue el que nos vendieron y haciendo las cagadas del siglo en materia de política exterior y con los mayores índices de corrupción y pobreza en latino américa.
Sin embargo, entre Cesar Gaviria, fiel representante del nuevo liberalismo, mimetizado de socialdemócrata, junto con su bancada parlamentaria, donde hemos tenido y tenemos algunos caucanos, y los demás expresidentes de la república, también con sus representantes de cámara y senado, todos le han jalado a la vaina de hacerle conejo al pueblo colombiano.
Todo se lo tapan. Legislan para los mayores intereses del capital financiero y sectores de la producción, de donde ha salido la financiación de sus campañas, en deterioro de la oferta ambiental, social y económica de nuestros territorios.
Su ropaje no es más que el de destrucción y tierra arrasada. En el Cauca y Popayán, por fortuna, se han ido acabando los patriarcas. Acá tenemos una aristocracia rancia y desgastada, descontextualizada de la realidad de sus pueblos indígenas, campesinos, afrodescendientes y de todos sus habitantes.
Pero si no nos ponemos las pilas, daremos papaya para que estos gobernantes actuales que nos representan en la gobernación y en las alcaldías, sigan haciendo de las suyas y les hagan los mandados a todos los grupos de su interés que financiaron sus campañas y a sus senadores y representantes que asaltan sin rubor el presupuesto público.
Nuestra consigna: fortalecernos en los grandes principios y valores. De tal forma, que generemos esa sinergia ciudadana en defensa de todo lo público y privado que nos permita crecer y dar pasos firmes en el mejoramiento colectivo frente a la calidad de vida y dignificación de la misma.
La fuerza tenemos que sacarla desde los más profundo de nuestro ser y sobreponernos a todos los miedos, estigmas, desapariciones y asesinatos que han venido generando los grupos de derecha, paramilitares y mafiosos de esta nación.
No nos cansaremos de decir que estamos en una explosión social y que las protestas sociales han sido una vía, un camino para que la gente se haga sentir. Lo ideal es actuar pacíficamente y salir en masa a inscribir las cedulas como jóvenes y demás sectores de la población para generar el cambio que todos esperamos.
Necesitamos una Colombia más humana, justa y creciendo armoniosamente entre todos los sectores económicos y productivos de nuestra sociedad.