Resiliencia

Columna de opinión

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Por Jorge Eliecer Ortiz Fernández @jeliecerortiz –

Mucho se ha hablado de la resiliencia, como la capacidad que tenemos los seres humanos de reponernos a la adversidad, desde luego, acompañado de reciedumbre y el carácter para asumir los retos que entrañan volver a empezar de cero. Esta reflexión, para compartir experiencias conocidas en el bello departamento de Antioquia, específicamente su capital Medellín, epicentro, de fenómenos de desarrollo, made in local, que ha permitido, posicionar, no solo a nivel local, sino internacionalmente, la sapiencia paisa, de quienes manifiestan, que desde el rincón más escondido del mundo, siempre brillara con luz propia, el emprendimiento y las ganas de salir avante por parte de la raza que enseño al país y el mundo a consumir la bandeja paisa. 

Este preámbulo, para transmitir la magia y las ganas de vivir para crecer, que se percibe en la llamada comuna 13 de Medellín, la cual está integrada por los barrios San Javier 1, San Javier 2, El Pesebre, Blanquizal, Santa Rosa de Lima, Los Alcázares, Metropolitano y La Pradera, en fin, espacios de vida, que donde, otrora, fuesen espacios para la guerra (narcotráfico, paramilitarismo y guerrilla), hoy son espacios de entretenimiento cultural en todas sus expresiones a saber danzas tradicionales, de genero urbano, pintura, poesía, canto, sitios de descanso obligados, ante el cansancio que genera subir las empinadas calles, hasta conseguir conectar las escaleras eléctricas, que al final de su destino lo ubica en la cima de la comuna, donde seguramente, muchos habitantes del sector tuvieron el privilegio de observar como paulatinamente los escenarios de sangre se convirtieron en la fuente, como dijeran nuestro abuelos, para obtener recursos bien habidos, con la diferencia que el plácido sueño de sus habitantes, ya no es interrumpido por los sonidos agudos de las pistolas y rifles, sino por los tambores y los gritos de alegría que genera la música y la complacencia del auditorio con los sonoros aplausos.

Son vivencias, que las mentes calenturientas del momento, hace que nos traslademos a nuestra región, a nuestra querida Popayán, donde no hemos tenido, gracias a dios, la desdicha de tener escenarios marcados por la delincuencia, en todas sus tonalidades, como para llegar a pensar en desarrollar este tipo de escenarios, como el que hoy se vende al mundo desde la comuna 13 de Medellín; podría pensarse en proyectos de menor calado para comunas como la 5 o 6, donde históricamente se les ha estigmatizado como los poseedores de los barrios “OLLAS”, merced, a la actuación delincuencial que es evidente en la venta de sustancias psicoactivas y por su puesto en los escondrijos  a donde llegan los artículos robados de todo tipo. Sería interesante, generar desde las autoridades gubernamentales y de policía, escenarios donde se permita a las comunidades identificadas en la delincuencia para que exterioricen sus saberes, que, en muchas ocasiones, son innatas, pero que desafortunadamente, o no han tenido el interés de exteriorizarlas o definitivamente no han encontrado el apoyo en una verdadera resocialización estatal.

La resiliencia, el termino de moda, para transformar la desgracia en oportunidades, ese deber ser uno de los propósitos para las campañas políticas que han de llegar prontamente y que hará diferencia con la propuesta del cemento y del ladrillo, por la ciudad y el departamento que se cuida. 

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