Inolvidable Velada Familiar

Columna de opinión

Por: Jesús Arcos Solano.

Reunión: 21 de Agosto de 2.022. Primera parte 

M

ediante conversaciones previas, sostenidas entre las Familias Muñoz Solano (de Rosas) y la Señora Anita (Francesa), Roseña por adopción; y por feliz iniciativa de ella, se acordó una reunión entre la parentela más allegada al Señor Hernán Muñoz Solano, esposo de Anita; con quien convivió por mucho tiempo en Rosas. Tuvieron un hijo de nombre Nicolás, Médico de profesión, ejerce en Francia, por razones de su oficio no asistió. Las conversaciones llegaron a feliz término y el evento se celebró en la finca de Diego Muñoz y Alma Arboleda. Los detalles estaban previstos con la debida organización. La Señora Anita, llegó pletórica de alegría, emoción y entusiasmo. Contagió de su alegría a los asistentes; quienes con alborozo y aplausos le prodigaron calurosa bienvenida; dada la gratitud demostrada por su linaje Roseño. Estuvieron presentes unas 100 personas. Hagamos algunas aclaraciones sobre personajes que se citan: Hernán, era hijo de Aguileo Muñoz y Eneria Solano. Sergio Solano esposo de Isaura Mondragón, padres de Luis, Emma, Gerardo. Menciono sólo a algunos. No se hizo convocatoria de toda la “Solanada”, se hubiera necesitado un Coliseo.

El discurso pronunciado por Anita es digno de elogios, pletórico de un lenguaje, familiar, sencillo. Hizo gala de una memoria prodigiosa para recordar el Rosas de su época, personas que fueron sus confidentes como Doña Isaura, de quien aprendió muchas cosas, hasta palabras vulgares; le profesó particular estimación. Doña Emma Solano, amable, respetable, severa en la crianza de sus hijos. Don Luis, hermano de Doña Emma; de él hizo mención por su elegancia en el vestir, amena conversación, hombre destacado del lugar. Se refirió Anita al pueblo de antaño, del mercado de los sábados. Con palabras sencillas hizo alusión a sus buenas relaciones con las gentes de entonces. No se le olvidó ni el nombre de La Horqueta. Finalizó en forma sentimental, expresó con gratitud y emoción, que si ella tenía un país en Colombia y una casa en Rosas; también los Roseños tenían un país y una casa en Francia. Esta parte fue aplaudida fervorosamente. No hay duda, de que nos dejó una lección de gratitud y de fraternidad familiar, y que jamás el cruel olvido encuentre cabida en la parentela Roseña. ¡Feliz Retorno Anita y que vuelva pronto!