Columna de opinión
Por: Hugo Cosme Vargas
La economía hay que prestarle atención. De ella depende el bienestar o malestar de una sociedad, que en este caso es Colombia. Por esto, debemos entender el pensamiento económico del nuevo gobierno, ya que de él dependerá nuestro inmediato futuro. No en vano se comenzó por estructurar una reforma tributaria de 25 billones de pesos y además aumentar para el próximo año, el presupuesto general de la república en otros 10 billones. Claro que es algo atrevido en un entorno colectivo donde no nos gusta pagar impuestos y en el que tampoco hay historia de tanto monto. Sólo un buen equipo económico lo puede lograr, y allí el presidente Petro acertó al nombrar en su cabeza al economista José Antonio Ocampo, quien ostenta sobre todos sus títulos y cargos ejercidos, el ser profesor de la Universidad de Columbia, a donde muy pocas personas llegan a enseñar. Pero hay otra persona más arriba: Mariana Mazzucato.
En la primera entrevista que concedió nuestro presidente nacional-obviamente a la revista Cambio en vez de Semana- oímos mencionar el nombre de esta economista, cuyas novedosas tesis seguramente estarán acompañando a la economía colombiana por un momento. Es italiana y norteamericana, profesora en Economía de la Innovación y Valor Público en el University College de Londres, donde dirige el Instituto para la Innovación y Propósitos Públicos, y ha escrito ya cuatro excelentes libros: El estado emprendedor, Misión economía, Propósito público y El valor de las cosas, todos aclamados.
Esta profesora fue entrevistada por Daniel Coronell y escribió para Cambio un artículo sobre recomendaciones macroeconómicas que debe implementar el nuevo gobierno. Veamos las principales. Las actuales crisis: climática, de salud, financiera, del precio de la energía y del costo de vida, se sienten con mayor fuerza en los grupos pobres y vulnerables de la población. Se necesita entonces un gobierno de cambio, que aumente los puestos de trabajo y la productividad, abordando al tiempo objetivos sociales como la disminución de la pobreza, la transición del carbono y la disminución de la brecha digital. Recomienda una agenda “audaz y ambiciosa para los cuatro años, y más allá.”
Dice que el presidente Petro debe centrarse en tres áreas clave: los empleados públicos necesitan nuevas capacidades, no sólo para entender las políticas públicas sino para implementarlas; adoptar una política industrial con una misión clara, fortalecida con nuevas herramientas que permitan trabajar de forma diferente con el sector privado; pactar un nuevo contrato social entre el gobierno colombiano y los empresarios, orientado a reducir las rentas y aumentar la inversión. Hay allí una buena ruta de navegación.
Finalmente, la profesora Mazzucato en su último libro nos envía un bien intencionado deseo: un futuro mejor para todos, que se logrará si el concepto de “valor” (de las cosas) encuentra de nuevo el lugar que merece en el centro del pensamiento económico. Y termina con esta reflexión: “A fin de cuentas, si no podemos soñar con un futuro mejor, e intentar que se haga realidad, no hay razón alguna por la que preocuparse del valor.”