Colombia: Independencia y Estado-Nación

Columna de opinión

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Por CARLOS E. CAÑAR SARRIA – [email protected]

El análisis de la formación del Estado-Nación en Colombia debe partir del reconocimiento del hecho de que el Nuevo Reino de Granada tenía  marcadas diferencias con España, diferencias económicas, demográficas y culturales que expresaban su forma de vida.

          Durante el Siglo XIX, la interpretación del Estado nacional tiene dos connotaciones: la primera de orden político, relacionada con la Independencia norteamericana de 1776 y Revolución Francesa de 1789;  la segunda, de orden cultural, que concibe la Nación en el sentido de comunidad con antepasados comunes, de un mismo origen y rasgos culturales específicos que la identifican y la diferencian de otras comunidades.

           La identidad cultural de la monarquía española está conformada por diversas comunidades (Galicia, Andalucía, Cataluña), colectividades  coexistentes sin dar lugar a un proyecto independentista. La independencia hispánica es producto de las crisis o desintegración de la monarquía.

            Las instituciones político-administrativas del gobierno colonial (virreinatos, audiencias,  capitanías, corregimientos, cabildos, etc.) contribuyen en la construcción de identidades políticas.      

            En la metrópoli, el sistema político colonial tenía organismos de control: el Consejo de Indias y la Casa de Contratación.

             El dominio español en América fue legitimado por la religión católica que se identificó con la lealtad hacia España y se convirtió en un obstáculo para la Independencia. En víspera de  este acontecimiento era ambiguo el sentimiento de ruptura contra España y el deseo de un Estado nacional.

              Los americanos son considerados por los europeos una casta inferior y degenerada,  situación que moviliza a los intelectuales  criollos en la defensa apasionada del continente. 

               El debate de la igualdad política entre la Corona y las colonias entra en primer plano, tal como se puede constatar en “El Memorial de Agravios” de Camilo Torres; discurso que a la vez no abordaba el deseo de una ruptura definitiva con la metrópoli: “No temáis que las Américas se os separen. Aman y desean vuestra unión…”)  

            Hasta 1810 las élites criollas se creían iguales a los peninsulares y a partir de ese momento encontraron la necesidad de distinguirse de los españoles  que los llevó a pensar seriamente en la identidad americana.    

           El 20 de julio de 1810 se constituyó en una revolución frustrada. Los cambios significaron el traslado del poder a una junta de gobierno mediante la cual se compartían el poder criollos y españoles, el presidente del ‘nuevo’ gobierno sería el virrey derrocado, Antonio Amar y Borbón. De esta manera, los objetivos de esta junta fueron la consecución de autonomía con respecto a España, sin que se pensara en una independencia absoluta, lo que hacía difícil la unidad nacional.

             Después del 20 de julio de 1810, por muchos años siguieron prevaleciendo las instituciones económicas y sociales de la Colonia; haciendo perdurar la estructura de la vieja sociedad señorial. Sólo a partir de 1850, con una serie de reformas Colombia asume una dinámica diferente.

              Desde mediados del Siglo XVIII hasta inicios de la Independencia, no se puede hablar de un verdadero  Estado nacional; el proceso modernizador lleva a formular y practicar nuevas  técnicas e ideas en relación a procesos de industrialización acordes a las políticas inglesas.  

            Tras las reformas borbónicas, los criollos comienzan a asumir una conciencia de patriotismo, sentido de pertenencia hacia el propio territorio y el deseo de emancipación política. Al respecto, Francisco Leal anota que no obstante la extrema debilidad institucional del Estado y su ausencia de presencia física en el territorio colombiano, se fueron desarrollando procesos de identidad nacional en los sectores dominantes de distintas regiones.

              Jaime Jaramillo Uribe, considera los siguientes elementos en la construcción de nacionalidad: 1) Un territorio sobre el cual se ejerce soberanía y se tiene un cierto grado de control  (en el caso de nuestro país, después de 1830 existía un vasto territorio compuesto por un mosaico de regiones geográficas aisladas debido a las pésimas comunicaciones, 2) Una economía nacional integrada al mercado mundial(en Colombia con la aparición del café,  el país tuvo un soporte seguro para la economía exportadora), 3) Una cultura común, existencia de una lengua y una religión común, a la vez gran diversidad de rasgos culturales propios a nivel regional, 4) Una organización política común; para que los sectores sociales tengan intereses, derechos y valores comunes en el campo económico, social y político.

             En el proceso de formación de la Nación, a pesar del aislamiento territorial por dificultades de transporte y de comunicación, se mantienen algunos factores de unidad: cierto tráfico económico, a pesar de la deficiente organización burocrática del virreinato existía cierto control político del territorio, una unidad monetaria (peso de ocho reales);  a la élite le acompaña factores de unidad nacional que incluye lengua, religión y un ideario transmitido por instituciones educativas en contra del sistema de castas de la Colonia, además del activo proceso de mestizaje.

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