La Errática: Electro chirimía caucana presente en el festival FIURA 2022

El pasado 1 de octubre, en el marco del Festival (FIURA), un espacio de encuentro y visibilización para las músicas alternativas e independientes del país, la agrupación La Errática, compuesta por los caucanos Pablo Tobar y Julián Meneses, herederos de la tradición chirimera y curiosos por explorar los ires y venires del territorio, abrieron el segundo día del Festival FIURA desarrollado en Cali.

Por: Carol Murcia Ledesma – El Nuevo Liberal

La Errática: una vaina disfuncional que funciona 

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hancaca, una leyenda popular de Popayán, además de heredar la tradición chirimera a Julián, se convirtió en un símbolo dentro del relato de La Errática. Este flautista, aunque era un hombre sin hogar que deambulaba con la chirimía de Los Gavilanes y despedía las noches con su flauta en El Puente del Humilladero, pasó a la historia cuando en medio de un concierto de la filarmónica de Bogotá, el director puso a sus músicos y espectadores en silencio para que la ciudad, por primera vez, se deleitara con la música e invenciones de este particular artista.

Así como Chancaca, Pablo (desde las flautas y lo electrónico) y Julián (con la percusión y los efectos) han tenido que abrirse a empellones un lugar dentro de la escena local y regional, donde en contextos particulares como Popayán, no hay espacio para los ornitorrincos que se encargan de tender puentes entre el pasado y el futuro, lo íntimo y lo colectivo, lo popular y lo canónico.  

Dentro de su trasegar musical y de reivindicación se han encargado de tejer redes entre músicos y sentar un “frente de resistencia” que logre desestructurar el statu quo musical. / Fotografía: Rajesh
La construcción de paz es una de las apuestas más importantes del grupo, por se sueñan que ese Cauca tan afligido por la violencia por fin pueda ver la última bala. / Fotografía: Rajesh

Si bien la chirimía ha sido transversal a la historia individual de estos dos músicos que salían cada diciembre a animar las alboradas y festividades familiares, esa necesidad muy propia del ser humano de entender sus raíces y hacerse un camino los llevó a construir su propio ritmo, donde cupieran sus sueños, creencias y cuestionamientos. 

Pablo, después de un intercambio en Chicago que lo llevó a tocar más los instrumentos autóctonos de su tierra que los que había conocido en la academia, llegó en 2018 con la idea de revivir la chirimía por medio de la fusión con lo electrónico, porque la música, al igual que la vida, no es un asunto estático ni apolítico. 

Abriéndole trocha a lo diverso

Para Pablo, hasta antes del estallido social, la chirimía era un ritmo en sepia, al que solo se utilizaba para animar los jolgorios decembrinos, por eso, cuando se presentaba La Errática, no lograba encajar en ningún lado, ni en los festivales de rock, ni en los de chirimía, porque en un mundo dicotómico se relega a lo que no se puede encajar. Fue así como empezaron a tocar puertas y hacer pedagogía frente a las múltiples posibilidades que su música podía ofrecer para repensarse el territorio y construir una cultura de paz, dentro de esas posibilidades,llegaron a la Emisora de Paz de El Tambo, la cual está articulada con Radio Nacional de Colombia, lo que permitió que  su música empezara a reproducirse y entenderse como lo que es, una semilla de cambio.  

Radiónica, la emisora de rock y música alternativa más importante del país los escuchó y vio el potencial de sus ritmos, donde no solo se utilizan instrumentos sino también letras y voces de personalidades que suenan a ese Cauca que resiste. Esa posición política marcada y la necesidad de sensibilizar a sus escuchas frente a la realidad social, política y cultural del país es otro de esos rasgos particulares que los separa de la chirimía tradicional. “El público que estuvo justamente se pone a pensar y a pensarse que nunca se había escuchado algo así desde el Cauca”, cuenta Pablo cuando recuerda su participación en el FIURA, donde lograron mostrar un poco de todo ese universo sonoro que esconde una de las regiones más diversas del país. 

¿Cómo suena el Cauca?  

 “Somos un sancocho de pensamientos, un sancocho de ideas, de sonidos”, menciona Pablo para referirse a su territorio, ese Cauca profundo que está despertando y gestando una nueva historia, así como ellos, los nuevos chirimeros. “Somos nosotros las nuevas generaciones de chirimeros quienes estamos haciendo y entendiendo que la música siempre está cambiando. La música nunca está quieta, el arte nunca está quieto, por eso, para nosotros, esa posibilidad de cambio en las músicas se tiene que ver precisamente reflejado en los cambios sociales”. En su lema “Hay Chirimía”, no solo se aglutinan sus deseos de darle continuidad a la tradición de sus ancestros y seguir explorando los vericuetos sonoros del mundo, sino también para alzar una advertencia, porque chirimía hay para rato, y si hay chirimía, hay resistencia.

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