El Concejo de Popayán citó para este jueves a varios expertos Colombianos para validar dos descubrimientos históricos para la ciudad, el hallazgo de una nueva pirámide, y los resultados de las nuevas exploraciones en el morro de Tulcán.
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La Historia
n el verano del año 2017, tras las huellas de un asentamiento Prehispánico, al oriente de Popayán, en zona de ‘Molanga’; y que el Arqueólogo Miguel Méndez, había estudiado hace 26 años; el Antropólogo Mateo Díaz, ya con la licencia de intervención del ICANH y el permiso del propietario del predio ‘Don Jorge’; en el grandioso ‘patio’ o el solar, de la encantadora casona rural de Popayán, hizo el hallazgo más importante de la historia reciente de Colombia “La Pirámide Prehispánica de Molanga”.
Después de considerable tiempo de trabajo campo, en 9 zonas y 202 pozos de sondeo; en la cima del montículo piramidal, sería la ‘tulueña’ Johana Nossa, Artista Plástica de la Universidad del Cauca- novia en aquel tiempo de Mateo Díaz, hoy su esposa; quien alertó de la extraña estratigrafía de un poso de sondeo. El júbilo, la felicidad y la alegría se adueñaría el grupo. Y el ojo bien entrenado del Antropólogo y Arqueólogo Mateo Díaz Astaiza, ‘quitaría el velo’ y dejaría ver la luz por primera vez en cerca de dos mil años, los perfectos ‘Adobes’ negros rectangulares, bien definidos y rodeados de arcilla amarilla.
Hallazgo que confirmaba la tesis de Mateo Díaz, que se trataba de la “Pirámide Prehispánica de Molanga”. Pero, con una mayor sorpresa, que los ‘Estudios de datación de Carbono 14’, enviados a BETA Analytic, Carbon Dating Service- Testing Laboratory, de Miami, Estados Unidos; confirman, que la fecha de datación del sitio arqueológico, que es de 1860 años ‘Antes del Presente’. En conclusión, cientos de años anteriores, al período tardío, que se teoriza se construyó la “Pirámide Prehispánica del Morro de Tulcán”.
Este hecho histórico, dio lugar al inicio de nuevos hallazgos arqueológicos “La Pirámide Prehispánica de Molanga”, de ‘Adobes’, en 9 mtrs cuadrados; en la cima del montículo piramidal; además en el ‘basurero’, se encontraron depósitos líticos, de cerámicas y cerca de 4.000 fragmentos. También, en la base, se encontró una unidad de vivienda; con fogón, cerámica fragmentada y figuras.
A su vez, divulgar la excelente ‘Noticia’, de los nuevos ‘Hallazgos Arqueológicos’, de nuevas estructuras circulares, rectangulares y lineales, que confirman que el ‘Complejo Funerario’ de la “Pirámide Prehispánica del Morro de Tulcán” de Popayán, es más grandioso y monumental, que lo que había teorizado en ‘sus dos cortas temporadas de excavaciones’, el Arqueólogo Julio Cesar Cubillos, hace cerca de 63 años. Estos nuevos hallazgos, también son confirmados por el Instituto Colombiano de Antropología e HistoriaICANH, a través de entrevista personal con el Arqueólogo Víctor González Fernández
(Texto tomado de la presentación ante el concejo de Popayán del periodista cultural José Dueñas)
La pirámide truncada. La historia detrás del Morro
El Morro de Tulcán fue un cementerio precolombino que existió 500 años antes de la llegada de los españoles. Era un templo sagrado donde se adoraban los dioses, el sol, la luna, las estrellas, la lluvia.
En Popayán, cuando se hace referencia a este lugar suele recordarse que al empezar a adecuar la carretera para el primer acueducto quedó a la vista una especie de superposición de ladrillos o adobes que conformaban el terreno, lo cual evidenció una antigua construcción. Por esa razón, en los años cincuenta el arqueólogo Julio Cesar Cubillos realizó las primeras excavaciones. Descubrió que el cerro tiene forma de pirámide, que la parte superior había sido recortada y que fue construida con propósitos religiosos y ceremoniales.
Cubillos encontró catorce tumbas, restos de adultos y de niños sepultados, vestigios arqueológicos que datan de mucho antes de que los españoles pisaran estas tierras, tumbas, ollas de barro, ornamentos.
Muchos años antes de la llegada de los españoles, el Valle de Pubén o Valle de Pubenza, llamado así en homenaje al cacique Pubén, estuvo habitado por los pubenenses. Habrían sido ellos los encargados de construir el Morro de Tulcán y de crear la estructura a punta de adobes y tierra pisada con el único fin de que se pudiera divisar desde cualquier punto el lugar donde habitaban. Esta estructura sería el sitio sagrado de la comunidad y un valioso testimonio arquitectónico ceremonial.
“Hace algunos años, estuvimos acompañando a un grupo de arqueólogos y metafísicos a nuestra pirámide y nos dijeron que el tesoro más grande es el templo magnético, se encuentra ubicado estratégicamente en este sitio y te recarga de energías”, dijo Carlos Eduardo Burbano informador turístico de la Cámara de Comercio del Cauca.
Del campo electromagnético del que muchas personas hablan no se tiene ningún soporte teórico o investigativo que pudiera comprobarlo. «El tema de las energías debe ser interpretado de forma subjetiva porque todo depende de la persona y su disposición”, señala al respecto Diógenes Patiño, arqueólogo y antropólogo de la Universidad del Cauca. Agrega, además, que cada persona posee su propio campo magnético de energía.