Desde hace 50 años, la Fundación Cultural Aires de Pubenza ha encabezado el proceso de preservación de una de las músicas tradicionales del Cauca: La Chirimía. Con el tiempo ha logrado incorporar diferentes danzas típicas del país a su objetivo de velar por nuestras raíces caucanas.
Redacción El Nuevo Liberal
Un legado familiar
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“i abuelo tenía un grupo de chirimía muy conocido en Popayán en el barrio Bolívar, antiguamente llamado El Callejón. Con los hijos, o sea con mi padre y mis tíos, conformaron una chirimía que era la que alegraba el barrio Bolívar”, recuerda Luis Felipe Chávez, director de la Fundación Cultural Aires de Pubenza, una iniciativa familiar que en pro de la conservación y preservación de la chirimía, ha dedicado la vida de 3 de sus generaciones familiares.
Lo que empezó como un ejercicio de encuentro familiar alrededor de la memoria y enseñanzas de los abuelos, promovido por los hermanos Chaves, quienes soñaban con que sus hijos tuviesen infancias llenas de los ritmos de su tierra , logró congregar a las dos familias, Chávez Martínez y Chávez López para enseñarle a los niños el uso de los instrumentos y el amor por la chirimía, “fue así como nosotros empezamos a reunirnos, mi papá nos elabora los instrumentos musicales, mi mamá nos organiza los uniformes en ese tiempo, pero salíamos era a tocar en las calles, en galerías, en las plazas y en el lugar donde nos invitaran a tocar las novenas”, cuenta Luis Felipe.
En ese entonces, la chirimía era un asunto de la época decembrina que fue congregando a más niños y jóvenes, quienes encontraban en la casa de los Chávez un lugar de aprendizaje y hermandad. Esa casa, que con el tiempo fue quedándose chica, está ubicada en el barrio El Cadillal, un sector que vio crecer a la chirimía a través de sus ensayos, de las calles que cerraban cuando ya no les permitieron el acceso al salón comunal, de las tardes en que sus manos chiquitas daban forma a instrumentos y máscaras.
Los integrantes de la chirimía Aires de Pubenza, bautizada por el padre de Luis Felipe y Víctor Hugo, se volvieron ávidos en la interpretación de la percusión, pero a falta de un flautista en la familia, porque chirimía sin flauta no es chirimía y era complejo estar buscando flautista para cada ensayo, la madre de Luis decidió ir a la Galería de La Esmeralda, comprar una flauta de 7 pesos y llevarla a casa para que de manera empírica, o a oído como se dice coloquialmente, su hijo Luis Felipe se convirtiera en el flautista de la chirimía.
“Vamos así evolucionando y es como ya empiezo a hacer mis primeras melodías. Mi papá nos escuchaba y me ponía a escuchar todos los domingos una emisora que se llamaba Radio Santa Fe, donde colocaban música colombiana y en torno a la radiola escuchábamos el programa y empezábamos a escuchar temas”, menciona el señor Chávez.
Con el tiempo, empezaron a llegar a la casa de los Chávez invitaciones para que Aires de Pubenza llevará a sus niños a compartir el sentir del Cauca en diferentes eventos a lo largo del año “poco a poco nos fuimos apropiando, adueñando y sintiendo la música de chirimía que no solamente era ya para la época de diciembre sino para todas las épocas, porque Popayán era una ciudad donde venía mucha gente a hacer seminarios de las universidades, a hacer congresos… y nos invitaban porque éramos niños los que interpretábamos estos instrumentos, lógicamente bien disciplinados y fue así como fuimos buscando nuevos horizontes en otras ciudades del país”, relata Luis Felipe, antes de resaltar la participación de la chirimía en los programas de televisión bogotanos Noches de Colombia y Maravillas Infantiles en 1981.
Esta aparición televisiva les abrió las puertas a la participación en festivales de índole nacional e internacional.
La Fundación, una casa abierta que siembra los sonidos de la tierra y las montañas
Aunque dentro de los planes de Luis Felipe y Victor Hugo Chavez no estaba completamente claro el construir una fundación que pudiera recoger las inquietudes y destrezas de los infantes caucanos para formarlos en las artes de la conservación de la cultura, Aires de Pubenza históricamente tuvo sus puertas abiertas a todas las personas interesadas en practicar y aprender sobre la chirimía, al respecto, Luis Felipe recuerda que “no era que llegaran personas que supieran tocar sino que les gustara, ahí nace la necesidad de, en 1998, crear la escuela de formación artística donde ya traíamos precisamente trabajos de chirimía con niños, pero también nos involucramos con la parte de la danza porque en muchos festivales encontrábamos grupos musicales acompañados de la danza y eso nos llamaba mucho la atención para hacer ese complemento”.
La Fundación Cultural Aires de Pubenza en la actualidad es una escuela artística encargada de fomentar y formar a niños, jóvenes y adultos tanto en las músicas tradicionales como en las danzas folclóricas que caracterizan a nuestra región. Son ellos, la generación que aún pervive, quienes se han encargado de sembrar la semilla de los ritmos y movimientos del Cauca en cientos de jóvenes que después de su paso por la fundación se encargan de encabezar sus propios procesos culturales en Popayán.
A pesar de que el dinero que se genera desde los procesos formativos no es mucho, la autogestión les ha permitido conocer casi todos los municipios de Colombia, además de haber tenido la oportunidad de hacer que la cultura caucana trascienda fronteras en países como Ecuador y España. Además, han logrado sacar 2 LP de larga duración con la chirimía, Tradición, esfuerzo y dedicación, y Nuevos aires colombianos, en los cuales han logrado dejar su legado para la posteridad.
Insistir, persistir, resistir, pero nunca desistir
Si bien, el fenómeno de la globalización y de la inmediatez ha ampliado el panorama cultural por la democratización de los conocimientos y experiencias, personas como Luis Felipe, quienes llevan en sus espaldas toda la carga histórica de las prácticas milenarias de sus comunidades y se han encargado de convertirse en sus guardianes y promotores, cada vez tienen mayores dificultades para desempeñar su tarea, no solo por el desconocimiento y desinterés de parte de algunos sectores de la sociedad, sino también por las entidades estatales, quienes no cuentan con el capital necesario para apoyar estas tareas de preservación a través de foros, eventos culturales o escenarios de encuentro entre culturas tradicionales.
“La música de chirimía en el departamento del Cauca, por el esfuerzo privado de las organizaciones, de los grupos que estamos trabajando desde hace mucho tiempo, se ha mantenido, creemos que la chirimía en el departamento del Cauca tiene una gran trascendencia, una gran historia que hay que seguir fortaleciendo desde las escuelas”, resalta Luis Felipe.
Esto de insistir, persistir, resistir pero nunca desistir se ha convertido en el mantra de la Fundación, que a pesar de la desfinanciación y la falta de apoyo por parte de las secretarías y ministerios, continúan luchando por la apertura de espacios culturales y el reconocimiento de la labor de los artistas, no solo en el escenario sino también dentro del contexto social, por lo cual, han creado el movimiento Artistas por Colombia, que junto a otros 26 departamentos lucha por la dignificación del oficio; dentro de los triunfos que han obtenido para el Cauca ha sido la construcción de proyectos de vivienda para los artistas de la ciudad.
En la actualidad, Aires de Pubenza está conformado por estudiantes, trabajadores y profesionales que trabajan para promover, preservar, difundir, capacitar y fortalecer la cultura en sus diferentes manifestaciones con el fin de mantener viva la cultura de nuestro territorio por medio de presentaciones, talleres y actividades.
“A veces se piensa a nivel generacional que innovar y cambiar es algo que debe darse en todos los procesos, pero yo creo que lo primero que se debe hacer es respetar a nuestros mayores con sus músicas y sus tradiciones en sus danzas. El hecho de que lleguemos nuevas generaciones no quiere decir que tergiversemos el proceso, al contrario, hay que fortalecerlo, hay que darlo a conocer para que las nuevas generaciones que van llegando sepan cuáles eran sus ritmos tradicionales, sus ritmos, sus danzas, sus vestuarios, su gastronomía, entonces hay que cuidar muchas cosas, pero ante todo pedir el respeto a los que venimos trabajando en los procesos”, concluye Luis Felipe Chávez.