Hay “viajes” que no valen la pena. Mente sana, para una sociedad sana y libre de drogas.
¿Qué es una sustancia psicoactiva (SPA)?
Es toda sustancia de origen natural o sintético, lícita o ilícita, que se introduce al organismo sin prescripción médica con la intención de alterar la percepción, la conciencia o cualquier estado psicológico. (Franey, 1998). Según el efecto que genere en el sistema nervioso, se clasifican en:
Estimulantes: Aumentan o aceleran la actividad cerebral. Su abuso puede llevar a problemas respiratorios, cardíacos, hepáticos, renales y hasta la muerte.
- Cocaína (perico, Pérez, fua, blanquito).
- Bazuco (susto).
- Cafeína: café, chocolate, té, coca cola.
- Nicotina – cigarrillo.
- Sustancias de tipo anfetamínico (efedrina, pseudoefedrina).
- Éxtasis: pepas, equis, tachas.
Depresores: Suprimen, inhiben o reducen las funciones del cerebro. Pueden ser altamente adictivos.
- Bebidas alcohólicas.
- “Pepas” o “roches” tranquilizantes rohypnol, rivotril, ativán, xanax, Valium.
- Barbitúricos: seconal, nembutal.
- Inhalables, solventes y gases: bóxer, cera, pintura, “dick”, “ladys”.
- Opiáceos, opioides y analgésicos “narcóticos”: opio, morfina, heroína, codeína, metadona.
Alucinógenas: Alteran la percepción, los sentidos y pueden inducir ilusiones y alucinaciones. Pueden producir tanto experiencias muy placenteras como desagradables.
- LSD (tripis, ácidos).
- Yagé.
- Ketamina: ketacet, ketajet, ketalar (keta, k, special k).
- Cannabis: marihuana, hashish, aceite y resina de cannabis (porro, ganya).
Niveles de consumo:
Experimental: Es el inicio para todo consumo de SPA. Regularmente se presenta por curiosidad o presión social. La persona prueba la sustancia una o más veces, pero sin intención de continuar el consumo.
Recreativo: Se da como un consumo pasajero, asociado a situaciones concretas y en algunos casos a épocas o etapas de la vida sin dejar consecuencias evidentes. Rara vez se pierde el control, no se consume en solitario, ni se tiende a experimentar con sustancias o vías de administración de alto riesgo.
Habitual: para llegar a este nivel es necesario alguno de los dos anteriores. Se tiene preferencia por una sustancia específica, la cual se consume en mayor cantidad y frecuencia. Dependiendo de lo que se consuma, se puede desarrollar dependencia física o psicológica; con consecuencias cada vez más severas y evidentes a nivel físico, emocional, relacional, entre otras.
Compulsivo: El uso de la sustancia se da por necesidad y muchas veces para evitar sentirse mal física o psicológicamente.
Problemático: se presenta el uso de una o varias drogas en situaciones que pueden significar peligro: manejando, atravesando una calle u operando una máquina. Dificultades o incapacidad para cumplir con las responsabilidades laborales, académicas o familiares (ausentismo, bajo desempeño, aislamiento, abandono o descuido de intereses y responsabilidades).
Dependencia: En esta fase no se controla el consumo, porque al dejar de hacerlo aparecen síntomas físicos y/o psicológicos desagradables. La vida cotidiana empieza a girar en torno al consumo de la sustancia y se entra en el círculo vicioso de conseguir – consumir – conseguir.
La dependencia puede ser física – cuando se presenta cambio permanente en el funcionamiento del cuerpo y del cerebro- como en el caso de la heroína, el cigarrillo, entre otros; o psicológica, cuando se piensa que “no se puede vivir” sin consumir y todo lo que esto implica, este consumo es frecuente en sustancia como el cannabis.
¿La adicción a las drogas es una enfermedad mental?
Sí. Todas las drogas pueden tener algún efecto sobre la salud mental; la adicción afecta el cerebro, cambia las necesidades y los anhelos normales de la persona y los reemplaza por prioridades nuevas relacionadas con la búsqueda y el consumo de drogas. Esto provoca comportamientos compulsivos que debilitan la capacidad para controlar impulsos, similares a las de otros trastornos mentales.
Cabe aclarar que las drogas pueden desencadenar un trastorno mental o agravar uno que ya se tenga como trastornos afectivos, depresión, ansiedad, etc.
¿Cómo prevenir el consumo de drogas?
- Sembrar en los integrantes de la familia los valores de responsabilidad, disciplina, solidaridad y respeto.
- Respetar al joven y al niño como individuos capaces de opinar, decidir y participar en la vida familiar y escolar.
- Orientar al joven y al niño sobre el uso correcto de su tiempo libre.
- Educar al joven y al niño para que se estimen y se respeten a sí mismos.
- Enseñar con el ejemplo propio y que los adultos que rodean a los niños o jóvenes tampoco consuman.
- Conversar frecuentemente con niños y jóvenes sobre las adiciones, las relaciones sociales, sus emociones, sentimientos, preocupaciones, entre otras.
- Hablar sobre los mensajes negativos que transmiten los medios de comunicación.
- Compartir actividades en familia para estrechar los lazos familiares.
- Relacionarse con los amigos de los hijos para conocer sus intereses, hábitos, gustos etc.