Adriana Varón Molina, Reportera de El País, ha publicado la siguiente semblanza sobre interesantes aspectos del gobernador electo del Cauca, Floro Alberto Tunubalá Paja, que desconocíamos parte de los payaneses que vivimos en el exterior, y que complementa nuestra nota del 5 de noviembre.
TAITA FLORO
De: Mario Pachajoa Burbano
El taita que gobernará al Cauca Por: Adriana Varón Molina Reportera de El País
El País Domingo 5 de noviembre, 2000
Un apretón de mano, golpecitos en la espalda y, de los más allegados, un fuerte abrazo. Y él ahí, como siempre, con una tranquilidad pasmosa. Reía, pero no a carcajadas. Su rostro delataba que era feliz, pero estaba sereno, una de sus características más notorias.
Floro Alberto Tunubalá Paja recorría las calles de su natal Silvia saboreando con sus hermanos guambianos la victoria. Es el nuevo gobernador del departamento del Cauca. Alguaciles, taitas, indígenas comunes y corrientes que bajaron de la montaña, todos en el pueblo querían estar cerca del triunfador. Cerca de ese líder que de gobernar un resguardo de catorce mil personas pasará, a partir del 1o de enero de 2001, a dirigir los destinos de un millón de habitantes que tiene el departamento del Cauca.
Se hizo justicia, decían algunos de sus coterráneos. El humilde guambiano que conoció poco de juegos, que vivió rodeado de amigos y que se crió cultivando la tierra en el resguardo de Guambía, en el corregimiento de Las Delicias, a 10 minutos de Silvia, lograba otra de sus metas.
Desde niño siempre se le notó que iba a llegar muy lejos, asegura dichoso su padre Ricardo Tunubalá Yalanta, a quien la celebración del triunfo de su hijo lo tuvo más de 48 horas sin dormir. Desde cuando estudiaba en la escuela rural Las Delicias, Floro siempre se destacó por su liderazgo. Un liderazgo que lo llevó a ser el primer guambiano que tuvo la valentía de dejar su terruño e irse a Popayán, cuando apenas tenía 14 años.
Se fue con su mochila cargada de sueños, anhelos y ambiciones. Desde esa época se propuso superar las barreras de un mundo diferente al suyo. Por eso, comenzó a prepararse. Estudió comercio durante dos años en el Sena. Terminó su bachillerato en el Liceo Nacional de la capital caucana. La lejanía de sus padres y hermanos le fue endureciendo el carácter. Pero el amor por su tierra, la ambición de trabajar por su gente y el amor por una mujer, lo obligaron a regresar a Silvia. Desde allí empezó a desarrollar programas agrícolas a través de la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca, CVC.
También inició la difícil labor de conquistar a su eterna enamorada: Rocío Ocampo, su profesora en quinto de primaria. Con su sencillez, humildad y tranquilidad Floro logró “arrebatarle” a Dios una de sus siervas y hacerla su esposa. Rocío, de origen paisa y religiosa misionera, que recorrió a Colombia evangelizando a los indígenas, se quedó en Silvia.
“No era la tradición que se casaran un indígena y una blanca, pero el amor rompe todos los prejuicios”, dice don Ricardo Tunubalá. Esa pareja de emprendedores, ambos con ambición de conquista, tuvieron cuatro hijos: Fernando Alberto, de 23 años; Catalina, de 21; Natalia Rocío, de 18, y Ricardo Felipe, de 17. “Siempre hemos confiado en Alberto –Floro– por eso toda decisión la tomamos en familia, como la de lanzarse a la Gobernación del Cauca”, dice Rocío, quien desde hace varias semanas no ve a su esposo.
Ella vive con sus hijos en Bogotá, desde hace cuatro años. “No hemos tenido tiempo de celebrar”, dice la ahora primera dama del departamento del Cauca. Con su espíritu aventurero Floro viajó a México becado por la CVC a especializarse en los que más le apasionaba: las ciencias agrícolas. Tres años duró la carrera en el colegio de posgrados de Chapingo.
Hoy, aún continúa entre los libros. Va en sexto semestre de Ciencias Económicas. Nunca lo dijo públicamente, pero su deseo de superarse estaba ligado a un propósito: gobernar a todos los caucanos, pues él no se conformaba con ser sólo jefe de su resguardo.
Con la astucia y la malicia indígena que caracteriza a su raza, esperó el momento oportuno. Y al igual que cuando tenía 14 años y se fue a estudiar, tomó una decisión: conquistar la Gobernación. Su decisión y firmeza, dice el senador indígena Francisco Rojas Birry, lo han llevado a ocupar altas posiciones en el ámbito nacional.
En 1991 fue elegido senador de la República por el Movimiento de Autoridades Indígenas de Colombia. “Desde ahí notamos que actuaba con mucha serenidad, defendiendo la rectitud y transparencia en los asuntos públicos”, dice Rojas Birry. Aunque las diferencias con los paeces han sido relevantes en la historia indígena, la vocación de servicio de Floro era incuestionable y por eso, la comunidad paez decidió apoyar su candidatura a la Gobernación. “Tiene unos propósitos claros de convivencia, de diálogo y de concertación”, asegura el senador paez Jesús Enrique Piñacué.
Tunubalá Paja también fue asesor del constituyente Lorenzo Muelas, compañero de batallas y amigo fiel. Floro nunca se ha avergonzado de su raza, por eso a donde va llega vestido con su rebozo (falda larga de color azul), su ruana y bufanda rojas, y sombrero negro, vestido típico de los guambianos. Ese mismo traje que lucirá el 1o. de enero de 2001 cuando asuma como primera autoridad del Departamento y cuando muchos seguramente le dirán doctor. –“Doctor no, taita Floro, únicamente”-, solicita desde ya.
Como buen capricornio –nació el 7 de enero de 1955–, la franqueza es una de sus cualidades, por eso no soporta las mentiras. “Es quizás lo único que lo saca de casillas”, asegura Edgar Piñimué, secretario privado de Tunubalá, y casi “la sombra” de Floro. En las pocas ocasiones que ha perdido el control, según dicen sus allegados, prefiere callar. Este hombre de 45 años, que no le tiene miedo a la muerte, que todos los días le ora al Dios de los blancos y a su propio dios Pishimisak, quiere, además, ser presidente de Colombia. No lo dice abiertamente, pero un día se lo confesó a su esposa. “Sólo le pido a Dios que me dé vida para luchar por mi país”, dice el Gobernador electo. Uno de los sueños más cercanos de Floro es publicar un libro que escribe desde hace un año. Va en 235 páginas. No tiene nombre aún, pero trata sobre los movimientos indígenas en Colombia.
El otro sueño, el que espera realizar en los próximos tres años, es sacar a su departamento de la crisis económica y social que vive. En ese anhelo espera no fracasar, pues los blancos, que se sorprendieron con su elección, hoy tienen sus miradas fijas sobre él. “El Cauca tiene muchas expectativas y muchos problemas. Hay que esperar a ver qué pasa, porque para gobernar a este Departamento se necesita mucho más que la novedad y la popularidad”, sostiene un dirigente político. “Le va a tocar manejar la época más dura del Cauca.
Se le distingue como inteligente, pero quizás no conoce todos los problemas del Departamento. “Tendrá que rodearse bien para salir adelante”, asegura otro líder político. Floro es consciente de que sobre sus hombros pesa una gran responsabilidad, pero confía que con tesón, paciencia y serenidad, va a lograr materializar sus sueños. Y como el que persevera alcanza, según afirman sus hermanos de raza, el taita plasmó en las urnas su viejo anhelo: ser el primer indígena en alcanzar un honor que siempre estuvo reservado para los blancos: gobernar su Departamento. …