Popayán: historia y cultura – Los antiguos paseos en Popayán

Las grandes obras arquitectónicas que han representado a Popayán siguen siendo, hoy en día, una de las maravillas que atrae a propios y visitantes. Rememoramos los antiguos paseos por las calles de la ciudad. 

Por: Mario Pachajoa burbano

Una de las descripciones más sensibles de los paseos en Popayán, se halla en el libro de Edgar Penagos Casas «Popayán Recuerdos y Costumbres», del cual nos hemos permitido transcribir los párrafos más significativos para nosotros:

» …Hasta mediados del siglo XX, cuando el automotor cambió la vida peatonal por el transporte en ruedas, en la ciudad eran acostumbrados los paseos a las afueras y los sitios más escogidos eran la Vegas del Cauca, los Dos Brazos, la Cabaña, Piedra Grande, para los paseos a pie. Para los paseos a caballo, se escogían lugares más alejados como la Chorrera en Cajete, La Laja, el río Palacé, Río Blanco, El Cofre y muchos otros, siempre buscando los sitios con vegas sobre los ríos. Tenían estos paseos no sólo el significado del placer de gozar del campo, especialmente en época de verano, sino muy especialmente el aspecto de la reunión multifamiliar, el conocimiento entre los jóvenes, la remembranza de juegos y pasatiempos de antaño, el saludable ejercicio de las largas caminatas, la preparación de los avíos o viandas recordatorias de la vieja y sinigual comida caucana, el conocimiento, el nacimiento de noviazgos entre los jóvenes y el necesario contacto con la naturaleza, cuya desaparición en la juventud de hoy explica muchos de los flagelos que están diezmando a los pueblos.

Antiguamente, el puente ‘El Humilladero’ era la entrada principal de la ciudad.

El hombre de hoy está olvidando beber el agua pura de los arroyos, pisar y tocar el suelo, observar la fauna y la flora y respetarlas. Ha olvidado oler y apreciar todo lo que no es artificial. Ha olvidado y casi que desprecia al hombre que vive aún apegado a la tierra; cada día pierde más la exquisita sensibilidad de su vista, su oído y tacto porque cada vez reduce más su horizonte. Ya es incapaz de caminar sin zapatos sobre la tierra pura. El día del paseo, las gentes madrugaban a misa de cuatro a cinco y partían los grupos con la totalidad de la familia, incluyendo a las empleadas del servicio que participaban igualitariamente con los amos de esos días de expansión y recreo colectivos. Nadie tocaba o causaba daño en los predios ajenos al pasar las cercas o usar la vegas. Hubo paseos que se hicieron famosos como el de «Filomena Cerón» popular y ejemplar mujer de trabajo que cada año hacía un gran paseo un domingo, al cual estaba invitado todo el que quisiera. Toda la gente se sentía invitada, generalmente a las vegas de Cauca.

Allá se almorzaba y por la tarde con los conjuntos de música de cuerda y chirimías se bailaba en el llano. A las cinco o seis regresaban las gentes alegres bajo los efectos de los licores que todos llevaban y compartían. Los paseos a caballo; eran famosos los de Cauca (Puente Viejo), los de Palace (el 7 de agosto). Eran típicas las cabalgatas de los veranos que se hacían hasta las horas de la noche. Famosos los paseos ecuestres del Colegio Champagnat en tiempo del inolvidable hermano Acacio María; se hacían al finalizar el mes de María o al finalizar el año lectivo. Se concentraban los participantes desde las cuatro (4) de mañana en la calle del Humilladero. Antes de partir se rezaba el Rosario y el hermano Acacio hacía un breve discurso y bendecía a los alumnos que en seguida partían al paseo. En general, era costumbre de los colegios de la ciudad hacer paseos mensuales, trimestrales o anuales, generalmente a pie. Esta costumbre se ha ido perdiendo, como tantas actividades que hicieron a los tiempos pasados merecedores de gratísima recordación por su sentido de la vida más humana y más fraternal…»

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