Columna de opinión
La incertidumbre sobre el futuro económico de los colombianos, se torna complejo y demanda de nuestro gobierno nacional, estrategias muy prudentes y acertadas en el manejo de la economía nacional, procurando al máximo sortear las grandes coyunturas generadas no solo a nivel interno, sino por las implicaciones de los mercados internacionales, que sin lugar a dudas nos movilizan en forma alarmante para revisar y estudiar muy concienzudamente la situación que se nos avecina.
Hay una serie de críticos que vienen anunciando su preocupación por cuanto el valor adquisitivo del salario mínimo para los colombianos, es proporcionalmente más bajo que el del año anterior, teniendo como elemento definitorio la tasa de cambio vigente, esto es el dólar y que por consiguiente ante dicha desmesura el incremento salarial no obedece a las expectativas comerciales de sobrevivencia de los colombianos.
Si a lo anterior se suma la movilidad de los precios internacionales del café y la crisis que avizoramos, al igual que los precios del petróleo, amén de todos los insumos para la producción de los elementos que componen la cadena alimenticia, y que el índice de inflación interno estuvo sobre la base del 13,12% para el año 2022, y de una cifra superior al 14.30% para la clase menos favorecida, no es suficiente pensar que con una proyección de la inflación del 7% para el 2023, vamos a buscar formas de conjurar este gran problema económico próximo, ante el encarecimiento de los productos y bienes y servicios que demandan a diario los colombianos.
Amén de todo lo anterior, es significativo que los medios de comunicación, los analistas y la oposición representada no solo por los partidos que la lideran, sino por todos aquellos que promueven su caballito de batalla, “todos contra Petro”, hace que tengamos que mirar con ojos de discusión y análisis el futuro que nos espera.
Las políticas de incremento del precio de la gasolina y del acpm, por una parte, el incremento en todos los productos requeridos para producir y generar el abastecimiento de productos de la región, como abonos, fertilizantes e insumos, hacen que sumados a los incrementos de impuestos al consumo, al impuesto predial y con ello, a las cotizaciones de salud y de pensiones, hacen que más de uno de los colombianos empiece por entrar y generar pánico y se convoque a las protestas sociales, como ya lo hicieron algunos transportadores por el alza ya conocida, y así se ve venir, si no hacemos coro en torno, por una parte, en apoyar al actual gobierno y contrarrestar la desinformación y el caos que tanto anhela la derecha que se presente, para aprovecharse de la coyuntura social y económica y sacar ventajas de esta situación.
Desde esta trinchera de opinión, consideramos que ha llegado la hora, como siempre ha sucedido, de que busquemos el consenso nacional, que aportemos nuestro grano de arena en la consolidación de un gobierno que no se centre solamente en la PAZ TOTAL, sino que además, busque formulas, mecanismos y toda clase de estrategias para establecer parámetros mínimos en la lucha contra la pobreza, contra la miseria y todo lo que en su momento, ha de generar el encarecimiento de los productos y de los servicios públicos y demás afines con la lucha del hombre por encontrar una estabilidad y que a su vez, esa circunstancia lo haga enemigo de la guerra y de la violencia, a la que hemos estado supeditados durante más de cien años.
La situación que se vive en estos momentos, no tiene nada que ver con el señor Presidente que ejerce el poder. Es el Gobierno de Siempre y consideramos que las circunstancias de un país que ha vivido en crisis, es parte sistemática de ciclos de nunca acabar, sin importar el color de sus dirigentes o el servicio que han de prestar al imperialismo o a los capitalistas que nos gobiernan, tras la sombra de la política.
Todos con el Gobierno y por el bien de todos, es una consigna que debe ser estimulada, no por la resignación, sino por la lucha por la libertad, por la equidad, por la justicia y por la garantía de los derechos mínimos que reclamamos a diario, como son la salud, la educación, el trabajo y sin lugar a dudar, una pronta y cumplida administración de justicia, que hoy en día no tenemos por culpa de la virtualidad y de la inoperancia de la informática en todo el país.