JESÚS ARCOS SOLANO
En los conglomerados sociales hay estirpes que se destacan por sus cualidades sobresalientes; prestan sus servicios en forma desinteresada; Bien dice la Biblia: “Haz el bien, sin mirar a quien”. En buena hora, todavía quedan en poblaciones y ciudades, personas que pertenecen a este grupo privilegiado de solidarios, que ayudan a quien solicita su colaboración ¡Cuánto ganaríamos con gentes de estos sentimientos!. De acuerdo con este prólogo, me refiero con agrado a un selecto linaje que nació, creció y estuvo residenciado en El Bordo (C.), por muchos años. Luego, como es lógico, cada cual, tomó su rumbo; por una razón o por otra. Es el caso, de la distinguida familia Aguilar- Erazo; cuyos progenitores fueron: Everardo Aguilar y Celia Erazo.
Everardo, ampliamente conocido en la comarca patiana, como hombre probo, ejemplar padre de familia, ciudadano sin tacha, amigo incondicional y destacado periodista del medio local y regional, identificado en los medios radiales, como Jota Everardo. Fue vilmente asesinado por un sicario, que aprovechó su indefensión para propinarle los balazos, que acabaron con la vida de un promisorio personaje del lugar. El sicario que criminalmente se ganó un dinero por matar, a quien no conocía, sólo por cumplir un compromiso, que lo atormentará toda la vida, porque la conciencia, con un crimen encima, no lo dejaría tranquilo. Si no hay justicia en la tierra, Dios cumplirá con la suya. Con Everardo, fuimos amigos desde los bancos escolares, y esta relación prevaleció hasta su muerte.
Doblemos la página y no recordemos trágicos momentos. Sigamos con el tema que nos ocupaba, que es más grato. La singular matrona Doña Celia, hoy residenciada en El Bordo, su tierra natal, en la compañía de su inseparable hija Agnolia, sigue cumpliendo con sus deberes de madre, repartiendo afecto a todos sus hijos y nietos, radicados en Bogotá, Armenia, Popayán y el Bordo. Supo soportar con valor cristiano la pérdida de su esposo, y encontró en el amor y cuidado de sus retoños, las caricias que se fueron.
Los Aguilar- Erazo y los Arcos Solano mantenemos una estrecha amistad, desde tiempo atrás; lo cual, gracias a Dios, ha traído una relación de comprensión y reciprocidad, que nos trae satisfacciones. Quiero hacer especial mención con algunos hermanos; pues existe una unión fraternal. Son: la Doctora Mónica Natalia, quien está atenta a cualquier llamado, para en forma oportuna, acudir donde las pacientes, que son mis hermanas. La Doctora Mónica es una médica acertada, formula los medicamentos genuinos para aliviar el mal. Que Dios la ilumine para que continúe haciendo el bien. A pesar de las ocupaciones, propias de su oficio, busca el momento para llegar. Es una auténtica cumplidora del juramento Hipocrático. Sigo con su hermana la Señora Patricia, es de esas damas, que nacieron para el bien y dar su apoyo al necesitado. En la hora propicia, sin buscar halagos ni retribución cumple su misión. Los seres que nacen buenos, siguen siendo buenos, su formación hogareña es herencia que no se pierde. Ella, tiene el premio ganado aquí en la tierra; con dos hijas profesionales; ya en el campo laboral; y otra, que en poco tiempo, será Médica. Que el Señor Omnipotente la proteja a ella, a su esposo, a sus hijas y les otorgue gracias y bendiciones. Y el amigo Martín, posee todos los atributos del gran señor. Hombre de buena voluntad, solidario, disponible para acompañar y gestionar. Colaborador, a toda prueba, no escatima esfuerzo para estar a la orden. Desinteresado, no lo mueven las dádivas ni los elogios, culto y respetuoso. Contador, egresado de la Universidad del Cauca, funcionario de la Sección Contable del Municipio de Popayán, se desempeña con lujo de competencia.
Con los hermanos Arcos, su colaboración fue especial cuando la vacuna, no hay como pagarle; la deuda se pagará con oraciones. Jamás se puede dejar de lado al resto de hermanos, no hemos tenido ocasión de tratarlos, son del mismo tronco familiar, y por lo tanto, igual de afectuosos y nobles. En un rincón de nuestro corazón, siempre habrá un lugar para la gratitud con tan querido conglomerado. Que el alma de Everardo, deje llegar sobre su amadísima esposa Celia y sobre sus hijos y nietos su paternal bendición, hoy y siempre.