En su aniversario número 23, el director de la película y tres de sus actores comparten las experiencias dentro del film.
Por: Leidy Capote López
En el auditorio Julio Arboleda de la Corporación Universitaria Comfacauca, se proyectó la película ‘Marcando Calavera, cuando los sueños se acaban’, con el fin de conmemorar los 23 años de haber sido filmada en Popayán, dejando ver la cruda realidad que vivían los jóvenes de los barrios marginados de la ciudad. Posterior a la proyección se tuvo un conversatorio con Nelson Fredy Osorio, director de la película, los actores Patricia Molano, Carlos Caicedo y Jorvel Lee, quienes compartieron sus experiencias de lo que fue grabar e interactuar con jóvenes que vivían esa problemática social en la comuna siete de Popayán.
“Estudié Literatura en la Universidad del Cauca y esta película fue mi tesis de grado, hicimos una investigación sociolingüística para conocer la forma cómo vivían los jóvenes que habitaban en la comuna 7 de Popayán, específicamente, en los barrios Mirador, 31 de Marzo, Los Campos y Solidaridad, a partir de esa investigación hicimos un diccionario con cerca de 800 palabras que reunían en esos conceptos lo que era su forma de vida, su cosmovisión y trabajo”, indicó Nelson Osorio.
De esta manera, la película comenzó a grabarse en el año 1994 con su respectivo elenco, pero cuando se había grabado alrededor del 70% mataron al protagonista, se trataba de un joven del barrio Solidaridad al que le decían Pamba. El hecho sucedió cuando se vivía el mundial de Estados Unidos 1994, pues este joven en complicidad con un compañero se robaron una cadena y tenían que repartirse el valor de esta, pero Pamba no le dio el dinero que le correspondía a su compañero, de tal manera que este lo asesinó, ya que, sus normas son que las cosas se entregan en el momento que es, después ya no importa.
De manera que, este acontecimiento llevó a que la película se detuviera durante mucho tiempo debido a que se tuvo que conseguir un nuevo elenco para empezar de nuevo.
“En la primera versión tuvimos muchos líos, aparte del más grande que fue el asesinato del protagonista, pues cuando íbamos a grabar siempre ocurría algo porque los chicos estaban trabados, en alguna ocasión recuerdo que estábamos grabando en el barrio La Esmeralda y debíamos trasladarnos hacía el barrio Mirador, terminamos hacía las 10:30 de la mañana y tomamos diferentes vehículos para irnos. Llegamos al Mirador y algunos de ellos no llegaban, cuando me dicen: “profesor, tal persona está en el permanente”, me asombré porque hasta hacía unos minutos estábamos grabando todos juntos. Me tocó ir al permanente para ver cómo podía sacarlo. Lo que había pasado, según testimonio del joven, era que cuando iban en el taxi hacia El Mirador, “vi una bicicleta botada y no podía dejarla ahí”, por supuesto que lo capturaron y terminó en la cárcel. Eran cosas que nos pasaban cotidianamente en medio de las grabaciones”, explicó Osorio.
Además, agregó que, “con ellos también teníamos lío que, si íbamos a grabar y no habían consumido drogas, nos decían que no podían hacerlo porque no estaban trabados y después de que consumían nos decían que no podían hacerlo porque estaban trabados, entonces era algo casi imposible, no se podía avanzar”.
“En el año 1997, tres años después de haber iniciado con este reto, teníamos que terminar pues necesitaba graduarme, pero del dinero que teníamos inicialmente ya no había nada, así que, presentamos este proyecto a las becas de Colcultura y con el proyecto de “El Parche, cuando los sueños se acaban”, nos ganamos la primera beca nacional para la realización de un largometraje, esto fue lo que nos permitió finalmente tener algunos recursos para poder hacer esta película. En su momento también nos ayudó la Secretaría de Salud del Cauca y el Fondo Mixto de Cultura del Cauca”, dijo el director.
Con la premura de cumplir el compromiso de la beca y terminar la película, que era la tesis de grado de Nelson Osorio, se optó por buscar actores que conocieran la problemática pero que no estuvieran metidos en ella, “porque nos dimos cuenta que era casi imposible hacerla con estos jóvenes o nos demoraríamos muchísimo tiempo más. Es así como llega hasta nuestro elenco Carlos Caicedo, quien interpreta el personaje del padrastro abusador, Patricia Molano (protagonista), Jaime Ferix Erazo (protagonista), Nilton Guerrero, entre otros, quienes hacían parte del grupo de teatro de la Universidad. Se integraron al proceso y pudimos hacer un elenco de actores de teatro, pero también de jóvenes que hacían parte de la comunidad”.
Por su parte, Patricia Molano manifestó que, “no me veía la película hace más o menos 21 años y fue super impactante volver a verla, porque en ese tiempo la veía de una manera diferente, ahora es una sorpresa porque hay muchas cosas de las que podemos asombrarnos, por ejemplo, las escenas crudas, me parece muy bonito recordar todo ese proceso”.
“El camino para llegar al personaje de Mónica fue muy enriquecedor porque nos relacionamos mucho con todas esas tribus urbanas conformadas en esos espacios, porque ellos nos pedían que querían que contáramos lo que realmente ellos viven, querían ir creando los guiones ellos mismos, por tal motivo era como tan fuerte lo que se hablaba dentro de esos espacios con los muchachos”, agregó Molano.
Además, indicó que, para ellos, como jóvenes actores, era impactante porque venían de un espacio de niños un poco más tranquilos, entonces llegar a ese entorno violento fue demasiado fuerte, “pero si le agradezco a la vida enormemente haberme cruzado en este camino de Marcando Calavera”.
“Dentro de esta elección, que es la que finalmente se logró terminar, hay escenas de la primera versión de la película. Cuando uno escribe un guion piensa en los personajes, en qué desean estos, qué los mueve, y cuando iniciamos nuestra investigación, a todos los chicos les preguntábamos su vida, su historia, qué les movía a ellos y que deseaban en la vida, una de las cosas que más me impactó, es algo que me repetían casi siempre: “no deseamos nada” o “deseamos la muerte”, por eso la película se llama Marcando Calavera y atrás tiene un subtítulo, que era el nombre de la primera versión: ‘Cuando los Sueños se Acaban’ y es algo que de alguna manera, el protagonista está repitiendo continuamente”, puntualizó Nelson Osorio.
Asimismo, explicó que, “muchos de esos acontecimientos reales que nos pasaron grabando la película, los incorporábamos en el guion que finalmente se realizó. Todas las historias que están ahí son las historias de alguien de la comuna siete y que aquí las reunimos para crear unos personajes de ficción que recrean lo que estos jóvenes vivían; las dificultades de vivir con un padrastro abusador y cada una de las cosas que se presentaron ahí o que ellos nos contaban diariamente, nos servían para escribir el guion y armar esa historia”.
Entre tanto, el también actor Carlos Caicedo, manifestó sentirse satisfecho de haber hecho parte de este equipo, “Marcando Calavera fue la puerta para mis demás trabajos artísticos. Haber hecho el papel de padrastro cuando yo tenía 26 años y tenía que aparentar 55, fue un reto bastante complicado, además fue mi primer personaje antagónico, para el cual hice un trabajo investigativo con diez niñas que fueron abusadas por sus padrastros para ir tomando elementos que me sirvieran, luego encontré a tres abusadores con los que pude conversar y la ropa que yo uso en la película es de uno de los abusadores, pues tenía que ir más allá para interpretar el papel que me correspondía”.
Finalmente, la película se estrenó en el mes de mayo del año 1999, y podemos decir hoy que, un celular grabar mejor que todos los equipos con los que se grabó en esa época, pues a la Fundación Sol y Tierra habían acabado de llegar los equipos de más alta definición que había en ese momento, tres cuartos SP, con los que se grabó Marcando Calavera.
“Creo que hoy la realidad es muy diferente, esta película es el retrato de un momento que por fortuna ha cambiado, pienso que ya pasó la época de contar este tipo de historias. Marcando Calavera salió antes de la Vendedora de Rosas, pues se grabó mucho antes que esta. Hay que contar otras historias y con los estudiantes hacemos eso, se siguen contando historias cotidianas, pero ahora se piensan en otros formatos, con los estudiantes hacemos muchos documentales, pero casi siempre, aunque pensamos la parte urbana, hay otras preocupaciones, se cuentan historias étnicas en gran medida, historia de las ruralidades, en el campo y diferentes municipios”, manifestó Osorio.
Agregó, “es evidente que nuestra realidad es diversa, heterogénea y conflictiva, de manera que se cuenta con un gran abanico de temáticas para producir relatos que permitan reconocer quiénes somos, qué hacemos, qué sabemos, qué queremos, relatos que ayuden a dejar huella individualmente, como comunidad y también que nos ayuden a imaginar el futuro que deseamos, relatos que nos ayuden a vivir juntos a pesar de nuestras diferencias, que es uno de los desafíos y retos que tenemos en el mundo contemporáneo, reconocer en el otro el valor que tiene y que muchas veces la política nos ayuda a dividir y generar puentes”.
En ese sentido, “Marcando Calavera es una película que nos ayuda a conocernos, a conversar y cuando conversamos estamos generando pasos para construir soluciones sobre las problemáticas. Pienso que nuestros comunicadores de hoy tienen la tarea de visibilizar esas historias, de contarlas en múltiples géneros, soportes y lenguajes y hacerlas llegar, reconociendo eso que hemos vivido, que somos, pero también a través de esas historias proyectar el futuro que queremos”, concluyó Nelson Osorio.
Jorvel Lee, actualmente guionista cineasta y productor payanés, fue el antagonista de la película interpretando el personaje de José. “Relativamente he vivido en medio del lodo, pero nunca me he enlodado, he vivido lo que se vive en Marcando Calavera y en ese tiempo, 1997, Nelson me contacta, hacía poco había llegado de Bogotá. La experiencia fue muy chévere, los que trabajamos ahí somos como una familia porque compartimos tanto que hoy en día nos vemos como hermanitos. En Popayán hay mucho talento y hay que seguirlo cultivando, sacar buenos productos, lastimosamente no tenemos apoyos económicos, ya que los que se brindan por parte de entidades públicas son muy seleccionados y hay mucha ‘rosca’, los que hacemos cosas grandes e importantes nos hacen a un lado, pero seguimos en la lucha”.
En ese sentido, Popayán Ciudad Libro es una iniciativa de la Vicerrectoría de Cultura y Bienestar, en cabeza del vicerrector Iván René Hurtado, y de la cual también hacen parte cinco universidades; Unicauca, Unicomfacauca, Fundación Universitaria de Popayán, Uniautónoma y Colegio Mayor del Cauca, por lo que es una agenda universitaria bastante amplia. Además, se hacen acercamientos y visitas a colegios públicos, privados, veredas, corregimientos y municipios donde se une con Quilichao Ciudad Libro.
Diego Román, actualmente es Director Académico y Cultural de Popayán Ciudad Libro, Coordinador del Club de Lectura Matilde Espinosa y Club de Cine Alejandra Borrero de Unicomfacauca, indicó que, este es un evento pre feria y que El próximo viernes 25 de marzo se tendrá un conversatorio, “no solamente lo haremos en Unicomfacauca sino en otros espacios, como bibliotecas, colegios públicos etc. Hacemos una agenda cultura todo el año para niños, jóvenes y adultos”.
“Siempre hemos pensando estos espacios, no solamente desde la parte académica sino desde una gran idea que es Popayán Ciudad Libro y tuvimos la oportunidad de crear el Club de Lectura Matilde Espinoza, hace cuatro años, para promocionar precisamente los autores que íbamos a invitar a la feria, poder leerlos, dialogar con diferentes estudiantes y profesores interesados en la lectura, pero también decidimos hacer el Club de Cine Alejandra Borrero, en Unicomfacauca, y le estamos abriendo las puertas a todo Popayán y al departamento del cauca, pues no solamente son eventos para estudiantes de la universidad, sino para personas que quieren saber un poco más de la cultura, el arte, en este caso 23 años de Marcando Calavera, una película que ha sido ícono para nuestra cultura payanesa”, puntualizó Diego Román.