ÁLVARO JESÚS URBANO ROJAS
Las obras de la vía de cuarta generación (4G) entre Popayán y Santander de Quilichao (Cauca) están después de seis años de mentiras y falacias burocráticas, destrabadas. Es una realidad la reactivación del proyecto para la construcción de la doble calzada Popayán-Santander de Quilichao, en el transcurso de los próximos días por parte del nuevo concesionario.
Así lo anunciará la Ministra del Transporte, Angela María Orozco y el presidente general de la agencia nacional de infraestructura, Manuel Felipe Gutiérrez, donde se definirán las acciones a seguir luego de superado el problema de la licencia ambiental y definido el tema de las consultas previas. Adelantados satisfactoriamente los proceso de pre construcción, no existe razón alguna para que no se inicien cuanto antes las obras de construcción de ese megaproyecto de la doble calzada tenían un valor de 1.5 billones de pesos.
La doble calzada entre Popayán y Santander de Quilichao es estratégica no solo para el Cauca sino para el país, y es necesario en estos momentos de protesta social, alto índice de accidentalidad, y recesión económica por causa de la pandemia sea un ingrediente más para el cumplimiento con los compromisos pactados con las comunidades caucanas por tal razón, este importante mega proyecto, que revolucionará la infraestructura vial del Cauca tienen grandes retos en la articulación de las necesidades de progreso de todas las regiones del país.
Frente al compromiso de interconectar a América latina con una vía Panamericana, es una vergüenza el tramo Cauca-Nariño, su estado precario lo hace de los peores en infraestructura, señalización y seguridad vial, comparado con las vías doble calzada del país y las autopistas del Ecuador.
Con la cesión de derechos adquiridos a un nuevo contratista por parte del Consorcio Nuevo Cauca, llegó la hora de ejecutar una obra que dará al Cauca y a Colombia, una oportunidad de desarrollo integral, al contar con un bien público esencial, indispensable, destinado a garantizar los derechos fundamentales a la libertad de movilidad y la seguridad, y a mejorar la economía regional. Dejando atrás un contrato repleto de perplejidades, con un grado muy bajo de preparación por parte del gobierno: muchas dudas y vacíos sobre adquisición de predios, licencias ambientales, consultas previas a comunidades étnicas, riesgos por orden público y conflicto armado en la región, incierta explotación económica futura a partir de unos peajes que desde el principio fueron rechazados por las comunidades, y el no haber evaluado seriamente la solvencia financiera del contratista.
El Estado tiene la carga de garantizar el éxito del proyecto, dejando de lado las componendas y aplazamientos sin sustento jurídico, con innumerables aplazamientos y altas pérdidas económicas y sociales por causa de su más precaria negligencia y actos de preocupante corrupción.
En los próximos días y para aliviar las tensiones de la protesta social, habrá una reunión en Popayán entre representantes de los gobiernos nacional, departamental, municipales, congresistas, directivos de gremios empresariales y de comunidades aledañas al trazado, para informar la cesión del contrato, verificar el trámite de licencias ambientales y nuevas negociaciones con las comunidades vecinas al proyecto, lo que implica la reactivación del proyecto y la ejecución de las vigencias futuras presupuestales asignadas al proyecto para garantizar la conectividad con las vías 4G entre Pasto y Rumichaca Popayán, Santander de Quilichao, Cali y Buenaventura y conquistar los mercados del Pacifico; así como la interconexión con las Autopistas Santana-Mocoa-Neiva.
Ojalá sea el final de tantas mentiras, aplazamientos, injusticia social y sobrecostos de los valores de la obras por los sucesivos aplazamientos con consecuencias imprevisibles para la paz y el desarrollo económicos del Pacifico colombiano. Amanecerá y veremos.