Los presidenciables

CAMILA ZULUAGA

@zuluagacamilia

Gobernar con un gabinete en el que varios de sus miembros se creen presidenciables no debe ser nada fácil. ¿Cómo se puede lograr articular una política transversal cuando los jefes de las carteras encargados compiten el uno con el otro?

Desde que Juan Manuel Santos anunció su nuevo equipo de gobierno, así como la reestructuración de la presidencia, varios nombres empezaron a sonar como su posible remplazo dentro de cuatro años. Desde el más evidente, Germán Vargas Lleras, hasta el más reciente, Néstor Humberto Martínez. Ante esto Santos, con acierto señala, sacando pecho, su capacidad de conformar un gran gabinete en medio de tantos compromisos políticos, pues este está lleno de posibles candidatos en el futuro, lo que evidencia que son un grupo, sin duda alguna, capaz.

Empecemos a enumerar a quienes a pesar de no tener posibilidades la gente que los rodea les venden la ilusión de la presidencia por el rol que hoy desempeñan, o simplemente porque el poder se les ha subido a la cabeza y hoy creen lo imposible.

El primero de ellos es el ministro de la defensa Juan Carlos Pinzón, quien ha ganado un importante terreno dentro de las fuerzas militares por haberse mostrado como el defensor acérrimo de las mismas en medio de las conversaciones de paz en Cuba. Es evidente que Pinzón no tiene medio voto y sus posibilidades electorales son casi nulas, pero sabe que hay quienes lo creen presidenciable y así lo hace saber, ya sea para capitalizarlo y lograr un importante cargo internacional en el futuro o porque de verdad está convencido de poder ser mandatario de Colombia algún día.

El segundo es el ministro de hacienda Mauricio Cárdenas, de origen conservador, a quien le gusta más la política que la economía. Este sabe que es una carta importante dentro del conservatismo en el futuro; sin embargo, sus decisiones sobre la reforma tributaria lo tienen alejado del empresariado y eso podría complicarle sus planes más adelante. Lo cierto es que Cárdenas es el de la chequera y de sus giros dependen los proyectos de otros que tienen su mismo plan, como Germán Vargas Lleras. Este ha querido ser presidente desde niño y hoy más que nunca esta trabajando para ello al entregar casas y carreteras pero tiene una talanquera y es que de uno de sus competidores depende que le abran la chequera.

El cuarto integrante del gabinete presidencial que ya ha empezado a sentir las mieles del poder político con más fuerza que nunca es Néstor Humberto Martínez, quien ya muchos en los pasillos de la Casa de Nariño lo ven actuar y caminar con esas ínfulas que le da la autoridad.

La gran pregunta es si un gobierno puede funcionar de manera más eficiente cuando cada uno de sus integrantes es una gran estrella política y actúa pensando en sus posibilidades futuras y en qué hacer para sobresalir entre los otros. Muchos dirían que sí, que por eso es de vieja data la estrategia empresarial de poner a competir a sus integrantes, para así lograr que estos den el cien por ciento en cada una de sus actividades. Sin embargo, dicen que el fútbol es como la vida y en él hay un ejemplo claro de que muchas estrellas juntas pocas cosas logran; fue el caso del Real Madrid en la era de los súper galácticos cuando contaba con grandes jugadores y pobres resultados.

Ahora ¿Cuál de los dos ejemplos, el del fútbol o el empresarial se aplica al gobierno Colombiano? Para responder esa pregunta habría primero que cuestionar si ¿pueden estos capaces ministros hacer lo que el país necesita, trabajar de manera articulada con proyectos transversales sin tener que interponer su ego y competencia? No lo creería, para ello se necesita grandeza, y de eso carece el mundo de la política. Tal vez por eso Santos, conociendo más que nadie de traiciones, hizo su jugada maestra al utilizar la máxima de: divide y reinaras. Hoy cada uno de estos destacados funcionarios se desvive por estar cerca de él y demostrarle que es el más leal y en quien debe depositar su confianza.

Aunque más que buscar tener lealtades dividiendo su gabinete por los egos que bien conoce, en detrimento de lograr que se desarrollen grandes proyectos que los necesitan a todos de acuerdo, lo que debería buscar es ser un líder verdadero que lleve las riendas y oriente a sus subalternos pero lamentablemente de eso le falta bastante.