WALTER ALDANA Q.
Los que salimos a las movilizaciones y mantenemos viva la protesta NO creemos en la lucha armada como camino para conquistar el poder y hacer los cambios que a nuestro pensar necesita la patria.
Por ello en función de fortalecer el estado social de derecho, utilizamos el hacer efectiva esta democracia, nos interesa que las instituciones se depuren de las mafias que se las han tomado y que los altos dignatarios se reconozcan servidores o funcionarios públicos al servicio de los todos, incluyendo a quienes los eligieron.
Lo más de avanzada hoy es reinstitucionalizar el país, devolverle la credibilidad en el pueblo y eso… definitivamente no lo harán los representantes del modelo neoliberal, aperturista e inhumano, ni siquiera con tibias reformas para acallar el clamor popular hoy en las calles.
Entonces se equivoca el patrón y el presidente Duque, la ridícula “revolución molecular dirigida”, es un fantasma útil para seguir gobernando e influyendo en un sector importante del país, mintiendo y atemorizando sobre el coco llamado cambio social.
Y claro que como lo dijo el presidente de Fecode pensamos en el 2022; quien dice que solo lo puede hacer el innombrable y su partido, o sea que ellos además de haber cooptado el congreso y las altas cortes de la justicia, se abrogan para sí el derecho a determinar qué pensemos y cómo actuemos… mamola.
Comprendo entonces porque dilata el inicio del proceso de negociación, de no querer suscribir las condiciones de seguridad de la protesta (para seguir en contubernio con alguna “gente de bien” disparando armas letales y no letales; van más de 50 asesinados, para afectaciones oculares en un número aproximado de 40 jóvenes, violencia de género, no solo “manoseo hasta el alma”, violaciones documentadas, así como el regreso de la práctica fascista de Turbay, Pinochet y Videla, representada en la desaparición forzada de manifestantes.
Y nosotros, en las regiones apartadas y olvidadas del “desarrollo económico” colombiano, duramos décadas con el perverso estigma, de ser territorios guerrilleros, zonas rojas donde los diversos gobiernos no invertían por que su prioridad fue los centros urbanos grandes o su periferia para producir y comercializar.
Hoy cuando los cortes temporales de las vías llegaron a las esquinas de las principales ciudades y se comenzó a afectar su capital económico, su plusvalía, por ejemplo; los gremios de la producción dicen que en el Cauca se perdieron 2 billones de pesos, es claro que están hablando de los negocios de las zonas francas, parques industriales, ubicados en el norte del departamento, para nada del taller de ebanistería de Pedro Cabrera.
Vea pues, una de las ganancias de la negociación con las Farc, es que salió a flote la situación de tensión entre los pobres y los ricos de las ciudades, si se hace sobreposición de mapas, hay una relación; sectores marginales, extra muros, pobreza, miseria, pérdida de ingresos y de la capacidad adquisitiva en la pandemia, esto es lo que se puede leer fácilmente, se aglutina en los sitios de resistencia, con la participación mayoritaria de los pobladores barriales y especialmente gente joven.
Mientras ellos agitan el discurso judeo-cristiano, del “amémonos todos”, pero con la lógica de que con cara gano yo, con sello pierde usted, niegan entre otros temas los dineros para la matricula cero, los participantes tienen el interés de cambiar el estado actual de las cosas, y sabemos que es con el ejercicio democrático por excelencia del voto, acompañado de movilización social y pedagogía electoral.