ÁLVARO JESÚS URBANO ROJAS
La Procuraduría General de la Nación suspendió al alcalde de Medellín Daniel Quintero, al de Ibagué, Andrés Hurtado y a un concejal y personero por “presunta y reiterada intervención en actividades y controversias políticas”, decisión jurídicamente sustentada, pero inoportuna e inconveniente, pues atiza el fuego e incide de manera tendenciosa en el proceso electoral.
Suspender al alcalde de Medellín, quizá el aliado más estratégico del pacto histórico, victimiza y fortalece a la candidatura de Gustavo Petro y debilita a la Procuraduría, pues hace eco a la retórica de la oposición que tilda a dicho organismo de ser del bolsillo del presidente de la República.
Según los guarismos de analistas especializados, con los equívocos de las instituciones coactadas para debilitar al Pacto Histórico, advierten que Petro, está por encima del 40% en casi todo el país y en tres regiones fundamentales (Bogotá, Caribe y Pacífico) supera el 50%. Por otro lado, el efecto adversó lo sufre Fico Gutiérrez, su vertiginoso impulso se frenó y su techo -por ahora- ronda el 35%. Situación que incentivó al Pacto Histórico a activar sus fuerzas en el eje cafeteros y en la región oriental, con énfasis en los Santanderes para ganar en primera vuelta.
La desacertada acción de la Procuradora le ayudará en ese propósito. Pues para los analistas, si Petro le saca más de 15 puntos porcentuales en primera vuelta, difícilmente Fico, podrá revertir esa ventaja en segunda vuelta. A estas alturas Petro es consciente que sólo un error de su campaña le puede generar efectos adversos, sólo él puede derrotarse a sí mismo. La reacción fue tan notoria que apuró una reunión que venía aplazándose entre Petro y la alta dirigencia gremial colombiana, en ella los gremios aprovecharon para congraciarse con la campaña presidencial del Pacto Histórico. Un punto diciente y determinante frente al posible panorama político.
El desempeño del equipo político de Fico Gutiérrez en el Cauca, Valle, Nariño y Chocó es insuficiente. Allí Petro está cerca del 65% de la intención de voto y Gutiérrez no llega ni al 15%. Con un impacto negativo para los partidos tradicionales en las elecciones territoriales del próximo año, dándole de ese modo una clara ventaja al Pacto Histórico en una región altamente ideologizada por la izquierda radical, el narcotráfico, la minería ilegal y los grupos indígenas.
La derecha, pone todo su empeño en estimular el miedo frente a la extrema izquierda, a la expropiación y a desestimar el resentimiento social, como factor incitador que pretende reactivar la lucha de clases. La actual dirigencia política, tiene muy claro que la mejor manera de lograrlo es la maquinaria burocrática, los sobornos, la defensa a ultranza de intereses mezquinos, confabulada con élites mafiosas y corruptas, que no han hesitado en aliarse con las más temibles estructuras criminales que infiltran a los partidos aleados, paras adueñarse y dilapidar el erario del Estado. Partidos desnaturalizados y en crisis como Cambio Radical, el partido de la U, el Partido Conservador, el Partido Liberal de César Gaviria, y el Centro Democrático.
Colombia es el principal objetivo electoral del foro de Sao Pablo, que concita a partidos y grupos, reformistas centroizquierdistas, colectividades políticas de izquierda revolucionaria, del que hicieron parte los más connotados lideres de la izquierda latinoamericana, Fidel Castro, Hugo Chávez, Lula Da Silva, Michelle Bachelet, Rafael Correa, José Mujica, Evo Morales, Daniel Ortega, Ollanta Humala, Nicolas Maduro, Néstor Kirchner, Cristina Fernández de Kirchner, Juan Manuel Santos, Gustavo Petro, las FARC, el ELN, toda una estructura geopolítica mundial, que intentan imponer su poder totalitario, como el escenario internacional post caída del Muro de Berlín, con el objetivo de combatir las ideas liberales en los países de Latinoamérica. No será tarea fácil ganarles, nunca antes había sido tan complejo el panorama electoral colombiano, pues a la segunda vuelta pasan los dos extremos y ganará el que logre convencer a los indecisos que deben elegir entre el fracaso de la actual clase dirigente y el salto al vacío del populismo, la polarización y la anarquía.
Las propuestas de Fajardo, por quien votaré, no son escuchadas, la gente clama por enfrentamientos categóricos y absolutos, con paliativos populistas e inciertos. Los valores y principios democráticos sustentados en el derecho a pensar, hacer y ser diferentes no cuentan en la actual coyuntura, la polarización nos impide entender que la diferencias en el pensamiento ilustrado, no nos hace enemigos, si se delibera con moderación, tolerancia y respeto. El centro en el actual debate no tiene posibilidad de llegar al poder, porque el país optó por los extremos como el único camino para resolver las tensiones en una nación tan convulsionada como Colombia.