HAROLD MOSQUERA RIVAS
Por cuenta de la pandemia del Covid-19, se han presentado en el país unos despidos de trabajadores, por razones nunca antes vistas. La crisis generada en las empresas, como siempre, ha terminado afectando a la clase trabajadora, que termina sin entender el por qué, de las decisiones patronales. He visto casos de trabajadores despedidos porque se quedaron dormidos al final de una extenuante jornada, algunos se quedaron sin empleo por llegar 5 minutos tarde a su puesto de trabajo, otros por dejar entrar a la empresa a un familiar suyo para entregarle una encomienda, acción que durante los 25 años de servicios se había repetido sin reparo alguno por parte del empleador.
Al final, la conclusión es la misma, el despido no tiene una justificación legal, es solo que el empleador está aprovechando la oportunidad para deshacerse de un empleado que ya no necesita o que le resulta muy oneroso, para los tiempos que corren, pero no quiere o no puede pagarle la indemnización legal por el despido injusto. La consecuencia de estas prácticas, sin lugar a dudas, será una congestión mayor de la administración de justicia, que a vuelta de 5 o 6 años, resolverá el asunto, cuando el trabajador haya perdido todas las esperanzas y ya ninguna sentencia, así sea favorable a sus intereses, podrá devolverle todo lo perdido en ese tiempo de desempleo. Unos perderán la vivienda por no poder pagar el crédito hipotecario al banco, otros tendrán que retirar a sus hijos de la universidad, ante la imposibilidad de continuar pagando los estudios de estos, quienes deberán buscar cualquier empleo, formal o informal, que les permita ayudar a llevar algo de sustento al hogar en dificultades.
No faltarán aquellos que se vayan para el monte a buscar destino en la ilegalidad, o se vayan para otro país a procurar resolver con remesas los problemas económicos de la familia. Es necesario que el Ministerio del Trabajo tome cartas en el asunto y emprenda una campaña nacional por el respeto de los derechos de los trabajadores, para prevenir los despidos injustificados, derivados de la pandemia, invitar a los empresarios a dialogar con los trabajadores, para procurar acuerdos alternativos de superación de la crisis, en los que, los trabajadores no sean despedidos y los empleadores puedan sobrellevar la carga laboral sin cerrar las empresas.
Hoy más que nunca, el diálogo y la concertación deben servir como instrumentos para la preservación de las empresas y las relaciones laborales, pero sin el concurso y el apoyo del Gobierno Nacional, no va a ser posible, pues hay cargas que son insoportables en estos tiempos. Quiero hacer llegar una voz de esperanza a todas las personas que por diferentes razones han perdido sus empleos en estos tiempos, algunos de los cuales, corren desesperados detrás de los políticos en medio de las campañas, tratando de hacer méritos para acceder a un contrato o un empleo que resuelva sus problemas, sin saber que ese tipo de prácticas, son las que agudizan la crisis que, tarde o temprano tendremos que superar.