ROBERTO RODRIGUEZ FERNANDEZ
Lo aconsejable es no caer en el discurso acostumbrado de los periodistas, y analizar lo negativo y lo positivo del paro nacional del 28 A y días siguientes.
Una veintena de muertos, abusos de policías, saqueos, retiro de la reforma y renuncia de un ministro y reacomodo del equipo económico, militarización de las ciudades, desplazamiento de los poderes civiles, debilidad del gobierno ante problemas que lo superan, crecimiento del paro nacional y de las protestas, bloqueos de vías y calles, desabastecimientos graves, peajes incendiados, ataques a bancos y sedes periodísticas. Son muchos los motivos para dolernos.
¿Será posible disfrutar en Colombia de un “Estado de Bienestar” que garantice los derechos sociales, entendiendo como inevitables las reformas tributarias?. Esto porque la pandemia demuestra que los derechos dependen los unos de los otros, y que su satisfacción es integral o no hay nada, y ello implica gastos. Colombia no piensa en los criterios observados en otros países: si el Estado otorga derechos y beneficios la gente pagaría sus impuestos; si las élites pagaran sus impuestos –sin reducir la producción ni despedir trabajadores- otros harían lo propio.
Pero, el modelo económico impuesto no ha sido diseñado para incrementar la riqueza de los ciudadanos sino solo sus cargas fiscales.
El gobierno sabe que al retirar la reforma ha dado muestras de su ingobernabilidad, de su desgobierno; y el pueblo sabe que avanza en las luchas por lograr una gobernabilidad diferente.
Sin embargo, ya se escuchan las voces de funcionarios que excusan sus incumplimientos culpando a las protestas, y se aplaude que continúe el trámite legislativo de otros frankesteins, como la reforma a la salud. Los periodistas solo hablan de “vándalos” (desesperados y aprovechados a controlar), pero no se refieren a las grandes manifestaciones artísticas y creativas observadas en todos los desfiles, ni analizan las consecuencias políticas que se derivan de tan rotundo rechazo al gobierno.
Un avance político es el condicionamiento que ha obligado a pensar en dialogar las propuestas y políticas, conversaciones que de todas maneras han rechazado muchos; nadie está dispuesto a dialogar sobre el pago de la deuda externa o la compra de aviones de guerra, menos en épocas de emergencia, o sobre el desfinanciamiento de los programas sociales. Esto es contundente para el gobierno.
Otro de los logros obtenidos ha sido obligar a los partidos políticos con presencia en el Congreso Nacional para que sus parlamentarios expresen su rechazo integral y unánimemente a la finalmente fallida propuesta de reforma, claro, por previsiones electorales. Esperemos que les dure la disciplina de partido.
Un efecto involucró negativamente al poder judicial, por culpa de una Magistrada que ordenó suspender los permisos para las movilizaciones, cuando la Corte Constitucional ya había manifestado que el derecho a la protesta callejera no requiere de ningún permiso de ninguna autoridad. Queriendo frustrar las marchas con cargo al covid se terminó fortaleciéndolas. Todo ello es educación política: ese no es el proceder de un Estado Social de Derecho.
Una consecuencia mas de las jornadas de Abril y Mayo se observa en la educación adquirida por gran cantidad de personas, que ahora opinan sobre los impuestos y la economía del país, lo cual contribuye al debate y a fortalecer las posturas políticas de la gente. Derrotar una u otra reforma antidemocrática es un logro, pero la reacción no puede ser militarista y dictatorial.