NELSON PAZ ANAYA
Las bombas y las masacres tienen el fin de generar terror, sin importar las víctimas que pierden su vida, no persiguen sus autores a determinadas personas, pretenden desplazar poblaciones de ciertos territorios o dominar espacios para fines anticipados.
Esta modalidad acompaña desde el principio de la leyenda, todo ha sido con violencia, así se pobló esta tierra, se conquistó después por hombres a caballo; los criollos, los indios y los afros, soportaron el resto hasta lograr su sobrevivencia, después con su actuar agroecológico fueron sembrando la cultura de la resistencia por la vida.
Todo creció en la relación de sociedad, economía, violencia y poder; las biblias y las historias patrias, no son nada diferente a la narración acomodada de estos relatos, los actores, sus patrias y sus dioses, representan intereses con los cuales se formaron las naciones y los órdenes establecidos.
Aún en medio de esas invenciones, de alguna manera fantásticas por la literatura, siempre hay rendijas por donde se filtran las violencias ocultas, que en ocasiones horadan lo instituido, de manera imperceptible pero contundente porque van involucrando a todos los asociados, aun a los más cercanos y beneficiados del poder.
Los sistemas se protegen de las amenazas notorias, pero descuidan las molestias que poco a poco van afectando la creencia, la confianza en sus instituciones y en las ideologías y simbolismos que soportan las estructuras, hasta cuando cruje todo el andamiaje, así, se derrumban los grandes imperios.
No es solo la violencia de las balas, son esas pequeñas cosas que todos los días, se hacen contra las personas, aun con las que soportan el régimen, pagan los tributos, hacen de la sumisión norma de buen comportamiento, y de la moral disculpa para no protestar, ante la idea de que por fuera de este modo de vida no hay otro.
No hay listados, ni porcentajes de a cuantas personas todos los días se somete a las llamadas insoportables de los bancos acosando por las deudas, bajo el pretexto de que: “en aras de la colaboración con la pandemia se permiten recordar los atrasos”, al contrario las políticas de créditos de emprendimientos, se ahogan en un mar de requisitos y de desaprobaciones.
Son muchas las personas esperando de un fondo privado como Porvenir, que impulso el estado, le dé respuesta a las solicitudes de quienes cancelaron y siguen pagando religiosamente sus cuotas y después juegan a los escondites con quienes mueren esperando su mínima pensión.
El aparente progreso del mundo de las comunicaciones por las plataformas de internet, para una población con el noventa por ciento analfabeta en su operación se convierte en sacrificio, lograr su atención, los portales, las claves, la recepción del Derecho Constitucional de Petición, nada es posible porque no hay tramites, solo por la vía digital, por la página y esta normalmente esta caída, entiéndase cerrada.
Mi EPS, Nueva EPS, es buena; en medio de algunas dificultades, pero la mayoría se ha convertido en tormento para quienes deben acudir a fin de tratar de defender o recuperar su salud; no son servicios gratuitos, son servicios que se descontaron afectando los salarios básicos, a lo largo de toda una vida.
Los impuestos son parte de la democracia, se espera su recaudo revierta en prosperidad, pero hay muchos pagos que afectan a la clase media, los SOATS, y las revisiones “tecno-mecánicas” de los vehículos, con altísimas tarifas, recaudan sumas millonarias, que engrosan las utilidades de los grupos económicos privados que se benefician del negocio.
Las llamadas grandes superficies y los nuevos almacenes de cadena, bajo el pretexto de la digitalización, tienen pocos puestos de trabajo, someten a la gente a largas colas, pérdida de tiempo, riesgo de contagio, en muchos casos con publicidad engañosa.
Sano sería, se adelantaran “Consejos de Seguridad” para estos y muchos temas de violencias en apariencia pequeñas, al menos para señalar la sutil acción de la ilegalidad, antes de que se agote la paciencia y no haya otra alternativa que la protesta.
Amerita un balance para establecer el valor de los respetivos daños, que afecta más, los subversivos o los abusadores del sistema. Las realidades son complejas, las soluciones no son simples, deben ser integrales para que no se pierdan y ellas requieren la participación de todos, con intereses definidos, con propósitos comprometidos, en donde se conjuguen sacrificios y ganancias, así se podrá hacer el “PACTO POR EL CAUCA.”