HAROLD MOSQUERA RIVAS
Cuando el Gobierno de Álvaro Uribe institucionalizó la semana de receso escolar, hubo muchas críticas, sin embargo, con el paso de los años y a pesar de las diferencias, hay que reconocer que fue una medida positiva para los estudiantes, la familia, los docentes y la educación en general. Me parece pertinente, así como censuramos las cosas malas, reconocer en justicia, aquellas que son positivas. Contar con esta semana para compartir en familia, un paseo, una cena, una fiesta, juegos colectivos, recordar anécdotas del pasado, de esas que se transmiten de generación en generación, hacen de esta, una semana especial, diferente a las demás e inolvidable.
En una semana de receso escuché por primera vez que al tatarabuelo de mi Padre le correspondió en mayo de 1851 la promulgación de la ley de abolición de la esclavitud, la cual entró en vigencia el 1 de enero del año siguiente, lo que permitió a muchos esclavistas, un período suficiente para llevar a vender a sus esclavizados al Perú, para fortuna nuestra, el tatarabuelo de mi padre se salvó de esa nueva ignominia. Imagino que así mismo, en cada familia habrá historias increíbles para compartir, que en estos tiempos tan difíciles, se convierten en analgésico para las penas, los dolores, tristezas y desengaños que, por cuenta de la pandemia, hemos padecido como nunca antes. Ahora que mi padre se encuentra delicado de salud, sin poder disfrutar de los viajes que antes hacíamos, por limitaciones propias de sus 88 años, valoro y aprovecho cada minuto que puedo compartir con él, así como disfruto la felicidad de compartir con mi nieta de 5 años, el privilegio de ser un abuelo alcahueta. Espero que los lectores estén disfrutando igual de esta semana, para lo cual, más que dinero, se necesita es la voluntad de convocar a la familia a cualquier espacio, donde un juego de bingo, parqués o dominó, justifiquen el encuentro y la integración.
Los docentes oficiales suelen aprovechar esta semana para realizar encuentros deportivos y culturales, en los que se cohesionan de manera fraternal, hacen presentaciones teatrales, musicales, declamaciones poéticas y derrochan sentimientos de manera sincera. Es importante que los empleadores tengan en cuenta todos estos argumentos, para facilitar a sus trabajadores que así lo requieran, el poder contar con esta semana de vacaciones, de tal manera que la puedan invertir y compartir con sus familias.
Esa posibilidad traerá de regreso al trabajo a un empleado feliz y con mucho entusiasmo para seguir cumpliendo con su deber, mientras que una negativa del empleador, podría traducirse en la decepción que desmotive al trabajador en el desempeño de sus funciones. A veces apoyar al trabajador en este tipo de iniciativas, es invertir un poco en su felicidad, que siempre redundará en beneficio social. Disfrutemos pues de este legado positivo del doctor Uribe y constatemos desde la oposición que hay algunas cosas por las que deberíamos considerar que, aún es posible convivir en este maravilloso país, sin pensar en que, la eliminación del opositor es el camino para un mañana mejor.