La hidra de Lerna

JORGE ORDOÑEZ VALVERDE

La vida en el crimen es un callejón sin salida. El recientemente extraditado líder del clan del Golfo, Dairo Antonio Úsuga alias Otoniel, comenzó su carrera criminal a los 16 años junto con su hermano cuando ingresaron a la guerrilla del Ejército Popular de Liberación EPL. Se desmovilizaron en 1991, para luego participar en una disidencia de la misma guerrilla: el Frente Bernardo Franco. Luego de esta experiencia se enrolaron en las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU) bajo el mando de los hermanos Castaño, donde se ocupó del cobro de dineros del narcotráfico y el manejo de algunas rutas. Luego fueron al Meta para formar parte del Bloque Centauros de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) donde Otoniel llega a ser comandante y, cuando asesinan a su líder, Miguel Arroyave, retornan al Urabá antioqueño a seguir traficando droga. En 2006 se desmovilizan las Auc y los hermanos Úsuga se declaran disidentes para conformar las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), luego denominados Los Urabeños y finalmente El Clan del Golfo.

El clan del Golfo logró a sangre y fuego que se le unieran antiguos integrantes de la guerrilla de las Farc, el Eln y el Epl, así como ex miembros de bandas criminales como Los Rastrojos, Los paisas y Nueva Generación. Otoniel es culpable de cientos de crímenes incluidos la conformación de casas de pique donde descuartizaban gente viva en Buenaventura; pero su condena en E.U. no va a cambiar nada. Aunque lo entierren en vida en una fosa de cemento, eso no va a reparar a las víctimas, ni lo va a resocializar, ni va a acabar con las estructuras criminales, ni va a arruinar los negocios del Clan del Golfo. La prohibición de las drogas no hace sino hacer cada vez más rentable el negocio del narcotráfico y después de 50 años de la guerra contra las drogas, con decenas de miles de muertos y encarcelados, y miles de hectáreas de tierra arruinadas con los herbicidas, el negocio hoy en día es más próspero que nunca, por eso la amenaza de la cárcel es inútil.

La Hidra de Lerna en la mitología griega, era una serpiente monstruosa con muchas cabezas, que por cada cabeza que le cortaban le salían dos más. De igual manera el Clan del Golfo ya tiene dos sucesores de Otoniel: Jobanis de Jesús Ávila Villadiego, alias Chiquito Malo y Wilmer Antonio Quiroz, alias Siopas. Ambos con largas trayectorias delictivas.

Además de eso el sistema penitenciario no sirve para disminuir la criminalidad. La cárcel no remedia las causas sociales, culturales y psicológicas del crimen y por el contrario parece que las reforzara, porque una de las circunstancias más determinantes para entrar en una cárcel es haber estado antes en ella, como lo demuestran las altísimas tasas de reincidencia.  La cárcel en vez de resocializar a los delincuentes los envilece y los cualifica en los delitos y los introduce cada vez más en las redes de la criminalidad.

La resocialización solo es posible en un modelo que plantee la sanación de lazo social dañado por el delito como en la justicia restaurativa, en este modelo el acto de reparar el daño, sana a la víctima y al ofensor. Al hacer emerger el sentimiento de culpa en el ofensor se cambia su disposición al delito, puede identificarse con el otro y puede experimentar la empatía que es la clave de la resocialización.

Es muy importante que en la próxima reforma a la Justicia en nuestro país se incluya la creación de un sistema nacional de justicia restaurativa, que se extienda el principio de oportunidad que permite a los jueces remitir a los centros de restauración y que se creen estos centros de conciliación y restauración por todo el país.

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