FERNANDO SANTACRUZ CAICEDO
Desde la segunda mitad del siglo XX, las fuerzas populares latinoamericanas probaron diferentes métodos para acceder al poder e instaurar regímenes democráticos. En Cuba (1959) y Nicaragua (1979) lo conquistaron mediante la revolución armada. En Chile se impusieron mediante el sufragio (1970). En Colombia negociaron un Acuerdo de paz, en medio del conflicto, proceso que exigió a cada parte identificar sus intereses y convenir pautas aceptadas por su oponente.
Alberto Garrido en su libro Documentos de la Revolución Bolivariana analiza los motivos de la guerrilla venezolana, a finales de los 60, para desistir de la lucha armada por haber hallado “otra ruta” para lograr su meta: “ideologizar a las fuerzas armadas, para utilizar la propia fuerza del Estado en la conquista del poder”. En 1964, el Frente de Liberación Nacional -FLN- aprobó un documento que declaraba: “Existen numerosos oficiales y suboficiales de mentalidad democrática y patriótica que comparten las ideas fundamentales del programa amplio del FLN para la conquista de un gobierno nacionalista”. En 1976, se conoció un manifiesto del ejército contra el gobierno y el alto mando llamando a oficiales y suboficiales a subvertir el orden interno. El 4 de febrero de 1992 hubo un intento de golpe militar adverso al presidente Carlos Andrés Pérez, liderado por el teniente coronel Hugo Chávez, seguido por otro levantamiento cívico-militar triunfante, el 27 de noviembre del mismo año. Abreviando, la guerrilla venezolana entregó sus armas, concientizó las FF.MM. y estableció un sistema político de signo nacionalista.
¿Qué razones tuvieron las FARC-EP para negociar y suscribir el Acuerdo de Cartagena en 2016? Durante los gobiernos de Uribe (2002-2010) [Plan Colombia contraguerrillero; impuestos de guerra; equipos, armamento moderno, aviones y helicópteros; robustecimiento paramilitar, etc.]; y, Santos (2010-2018) [restablecimiento de relaciones con Latinoamérica; patrocinio internacional; “seguridad democrática”; “inteligencia” militar; tecnologías de punta y comunicaciones; reconocimiento de confrontación armada, etc.], se produjo un salto cualitativo en la correlación de fuerzas favorable al Estado, en detrimento de las Farc, financiado y apoyado irrestrictamente por el gobierno norteamericano. La oligarquía nacional consideraba a las Farc como grupo narco-terrorista, aunque altos funcionarios como el ex fiscal Martínez opinaban que “se lucraban de la industria ilícita de las drogas por virtud del principio de apelar a todas las formas de lucha. […] No creo en la tesis de la rendición negociada”. Las Farc jamás se rindieron, ni fueron vencidas, ni capitularon, ni renunciaron a sus ideales y están convencidas de ser auténtica opción de poder, doctrina conocida por Santos, quien entendió que “la razón final de todo proceso de paz es terminar la guerra y abrir una opción política para quien deje las armas”. Tal pronunciamiento fue confirmado en Cartagena por Rodrigo Londoño, jefe de la guerrilla: “Aquí nadie ha renunciado a sus ideas, ni arreado sus banderas derrotadas. Hemos acordado que seguiremos confrontándolas abiertamente en la arena política”.
Fundándose en las decisiones de la Octava Conferencia de las Farc de 1993, el 26 de agosto de 2012 el gobierno Santos y la guerrillaacordaron la agenda de negociación: reforma rural integral, participación política, fin del conflicto, solución al problema de las drogas ilícitas y víctimas, excluyendo radicalmente el modelo económico, propiedad privada, justicia, salud y educación, reformas que podrían implementar las Farc si conquistaban democráticamente el poder. El Acuerdo de Cartagena consignó nuevas reglas político-electorales que benefician la acción política del nuevo partido FARC. Según Humberto de la Calle, jefe negociador del gobierno, “para nosotros era claro que […] un triunfo limpio del partido que surgiera de las Farc, sin las armas y jugando en democracia, habría que respetarlo”. Sin embargo, las fuerzas reaccionarias enemigas del Convenio, encabezadas por Uribe y el Centro antiDemocrático, plantearon que el triunfo fariano siempre estará viciado porque hacen política con dineros provenientes del narcotráfico, la extorsión y el secuestro, temas que examinaremos posteriormente.