EDUARDO NATES LOPEZ
Un reconocido ingeniero residente en Bogotá (cuyo nombre omito por ahora, para no personalizar el tema) me hizo llegar un comunicado titulado: “Iniciativa por una Colombia Superior”, expedido por la Asociación de Exalumnos de la Universidad del Cauca, Asecauca- capítulo Bogotá, hecho público el pasado viernes 4 del mes en curso.
El documento (sencillo y claro, como todo lo bueno) comienza manifestando la gran preocupación de ese grupo de caucanos (raizales y adoptivos) por la delicada situación del país y especialmente la del departamento del Cauca, en este momento en que han confluido casi todas las causas para formar “la tormenta perfecta.” (prefiero no enumerarlas…). Nos recuerdan, con añoranza, las épocas históricas de “El Gran Cauca” y con respeto y prudencia, pero con franqueza, nos hacen ver el contraste con el Cauca de hoy. A este proceso, asumo personalmente la responsabilidad de llamarle en una sola frase: ‘del Gran Cauca al Pobre Cauca, en casi un siglo’. (Repito: no lo dice el comunicado sino yo, que no soy propiamente graduado en diplomacia). Concluyen su comunicado con la propuesta generosa de poner al servicio de esta región, su Centro de Pensamiento llamado LUMEN, para adelantar estudios y análisis que, desde otro punto de vista diferente, independiente y con argumentos desprovistos de intereses políticos y de lucro, (que por lo regular acompañan a todos los demás diagnósticos), nos permitan detectar con precisión y sinceridad, cuáles son las verdaderas causas que nos han hecho recorrer el camino al revés, comparándonos con el resto de regiones del mapa colombiano, que, desde luego, con algunos problemas comprensibles, han avanzado francamente en bienestar humano de sus habitantes.
Es digna de destacar la voluntad de la convocatoria, porque está hecha por gentes que no van en el mismo barco “haciendo agua,” llamado Cauca, en el que estamos supuestamente navegando quienes vivimos acá actualmente; Los convocantes son profesionales de diversas disciplinas que no necesitan lucrarse con ninguna de estas ofertas de apoyo. Al contrario. Están ya en la otra orilla, en pos de retribuir a esta región y a sus gentes, la afectuosa acogida de que fueron objeto en su memorable época de estudiantes universitarios, actitud fraternal en la que, a decir verdad, sí somos especialistas los payaneses y caucanos. Tiene también otra importante característica, que es, sin duda, la distancia de intereses políticos grupistas.
Llaman la atención las especiales menciones que hacen en el comunicado, reconociendo que las causas pueden ser históricas pero su estallido en el paro actual resulta de su acumulación, y se solidarizan de manera neutral e independiente con las víctimas de la violencia y el vandalismo. Simultáneamente proponen situarse por encima de la “dicotomía Rebelión-Represión que, en lugar de encontrar caminos comunes a recorrer profundiza los niveles de polarización política en que está inmerso nuestro país y que en poco o nada va a contribuir a la solución de los problemas que afectan a unos y a otros, a la sociedad en su conjunto en los campos económicos y sociales”.
Complace mucho encontrar actitudes nobles y desinteresadas como estas, en momentos en que los ánimos de los caucanos están decaídos y las posibilidades de recuperación económica y social, en tales circunstancias, por supuesto, se sienten más lejanas. Varios de los directivos de Asecauca-Bogotá han manifestado su deseo de venir pronto a Popayán, a poner en funcionamiento práctico y real su sentido de solidaridad y su gratitud con nuestra gente que de nuevo los verá llegar a esta su tierra. Es su forma de demostrar que, aunque vivan y trabajen en otras latitudes, no se han ido del Cauca. Contrasta esta postura con la de quienes dicen ser nuestros representantes y no han aparecido…
Termino este escrito ratificando mi teoría de que existen dos formas de “ser popayanejo”: una: naciendo en esta tierra. Y otra: matriculándose en la Universidad del Cauca. Y me arrogo la vocería de quienes aquí seguimos poniendo el pecho, para agradecer a estos paisanos su generosidad.