Proyectos productivos de reincorporados en Miranda sobreviven a los golpes del Covid-19

Cuando se declaró el Aislamiento Preventivo Obligatorio en marzo de 2020, las iniciativas económicas de los excombatientes de las Farc en Cauca debieron entrar en pausa, generando grandes pérdidas.

POR: KEKA GUZMÁN

El Nuevo Liberal

En el municipio de Miranda, ubicado en el norte de Cauca, se encuentra la finca La Elvira, que da vida a una de las Nuevas Área de Reincorporación (NAR), lugares que surgieron en 2020 de los antiguos Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR). Allí se ubica el Centro de Promoción del Desarrollo (Ceprodet), una cooperativa sin ánimo de lucro creada por exguerrilleros que actualmente ejecuta tres proyectos productivos: porcicultura, piscicultura y ganadería.

El desarrollo de esas iniciativas inició en enero de 2020, dos meses antes de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara la pandemia del Covid-19 y el gobierno de Iván Duque decretara la cuarentena general para Colombia. El nuevo coronavirus representó una amenaza para las apuestas de los excombatientes debido a las restricciones de movilidad que impidieron la llegada de asistencia técnica que les proveería la Agencia de la Reincorporación y Normalización (ARN) y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), para desarrollar sus apuestas agropecuarias.

Ricardo Moreno García, reincorporado y vicepresidente de Ceprodet, asegura que resultaron afectados por no implementar el proyecto como estaba planteado, pero siguieron adelante en la ejecución por su cuenta. Además, Lorenzo Heredia, administrador público y secretario de Cepodret, cuenta que no podían esperar porque sabían que la pandemia se extendería a lo largo del tiempo.

Una de las consecuencias más grandes de que no llegara la asistencia técnica fue la pérdida de aproximadamente dos toneladas de peces porque no se tenía claridad sobre el cambio de agua de los estanques. Asegura el vicepresidente de Cepodret que, aunque fue una pérdida económica grande, los pescados se regalaron para el consumo de la comunidad. “Se intentó realizar la asistencia técnica virtual y no funcionó. No había paso; aprendimos del ensayo y error. Algo debíamos aprender del Covid”, resalta Ricardo.

Ricardo Moreno García cuenta que el Covid-19 dejó aprendizajes porque lograron sacar adelante los proyectos productivos. Para su comercialización, en un comienzo, fueron de puerta en puerta ofreciendo la producción, sobre todo de peces y, comenta que tenían convenios con algunas personas para la venta de peces porque era temporada de semana santa y no se pudo realizar.

El proyecto de piscicultura inició en el lago de La Elvira que tiene alrededor de 12 mil metros cuadrados, donde los excombatientes armaron las estructuras para criar peces. Lograron fortalecerlo con recursos del Programa Mundial de Alimentos; después se unió la Agencia Catalana para la Paz. Además, juntaron los ocho millones del capital semilla de los excombatientes ($304 millones), compraron ganado (14 vacas de doble propósito y 16 terneros), seis cerdas de cría de alta genética y 5 mil peces.

El proyecto de piscicultura cuenta con seis estanques de geomembrana con capacidad de 5 mil peces y otros estanques que son en tierra, también forrados en geomembrana con capacidad de 5 mil a 8 mil peces cada uno. Cuenta Moreno que con los estanques están pensando en una producción escalonada para lograr que cada mes tengan un estanque libre y tener más producción.

“En la pandemia lo más difícil fue con los peces, son muy delicados”, asegura el vicepresidente de Ceprodet. También dice que crían tilapia roja, negra y cachama, que la comercializan en la cabecera municipal de Miranda y en zonas aledañas. Actualmente, cuentan con un nuevo espacio de comercialización llamado Mercapaz (Mercado Alternativo de Paz).

Mercapaz es un proyecto liderado por reincorporados y campesinos, que buscan tener un espacio de comercio de productos agropecuarios locales, donde también se reúnen pequeños productores del norte de Cauca que desean comercializar sus productos, ofreciendo a los consumidores precios asequibles y una oferta más variada de marcas y servicios.

Otro proyecto es el de cerdas de cría, que cuenta con el apoyo de Paso Colombia. Asegura Heredia que compraron unas cerdas, hicieron cocheras y luego, a través del proyecto colectivo de reincorporados, consiguieron otras ocho cerdas de cría. Recalca que el proyecto es de lechones, no es de levante ni engorde, sino de venta de lechones.

Actualmente desean estabilizar la producción para tener una oferta constante. Por ahora cuentan con producción local, pero quieren escalar a nivel regional. Las cerdas de cría necesitan alrededor de cuatro meses para parir los lechones, luego se debe esperar cinco o veinte días para que nuevamente entre en calor.

Con la ganadería han tenido dificultades por no tener tierra suficiente. El proyecto es de ganadería lechera y doble propósito, pero en estos momentos no tienen producción activa. Como Ceprodet, los reincorporados quieren tener algo más demostrativo, que no afecte el medio ambiente. Su idea es tratar de disminuir los efectos ambientales en toda su línea de producción.

Apoyados por el PNUD desarrollaron la identidad de su marca: Productos Aldea, calidad para la vida. El nombre de la Aldea surge como una idea productiva, cultural y demostrativa que recoge el proceso de la corporación. Quieren demostrar que tienen la capacidad de salir adelante, trabajar en armonía con el medio ambiente y apropiando las prácticas del campesinado.

Después de la pandemia, comenta Moreno García, los costos de producción no se compensan con las ventas. Dice que los concentrados para los pescados son muy caros, que suben de precio constantemente: “Un bulto hoy está en 100 mil pesos y la otra semana puede llegar a los 110 mil pesos. La gente se ha quebrado y nosotros hemos tenido la ayuda de la cooperación internacional, nos han financiado y nos siguen financiando parte importante de todo eso. Si no fuera por ella, hace rato hubiéramos quebrado”, expresa Ricardo.

Esta producción fue realizada gracias al apoyo del Fondo de Respuesta Rápida para América Latina y del Caribe, coordinado por Internews, Chicas Poderosas, Consejo de Redacción y Fundamedios, y a la alianza periodística entre VerdadAbierta.com, Co.marca Digital, Radio Campesina de Inzá y la Escuela de Cine y Televisión Étnica de Santander de Quilichao.

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