Fedesarrollo compartió esta semana ocho recomendaciones al sistema educativo, señalando que, de ser aplicadas, tendrían un impacto positivo en el sector laboral
Enfatizando en la necesidad de atender las brechas en calidad y pertinencia que históricamente ha mantenido el país, la Fundación para la Educación Superior y el Desarrollo (Fedesarrollo) emitió el pasado miércoles 1 de junio de 2022, una serie de recomendaciones que en buena parte, contribuyen a mejorar los problemas que hoy enfrentan los jóvenes en el mercado laboral.
Aunque el país ha avanzado sobre todo en temas de cobertura, Fedesarrollo señaló la persistencia de retos significativos tanto en educación inicial, donde la cobertura promedio es de 58%; como en educación media, donde hay un déficit de oferta en las zonas rurales y la cobertura es de apenas 45%, es decir, 46 puntos por debajo del promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
En cuanto a la educación superior el panorama también preocupa, pues si bien el país ha triplicado la cobertura en dos décadas pasando de 15% en 1996 a 53% en 2017, desde 2018 se ha observado un descenso paulatino de la misma.
De acuerdo con la entidad, los avances en cobertura no se han reflejado en aumentos en la calidad, algo que se pone en evidencia al revisar los resultados de las pruebas PISA, donde el desempeño del país tiene una diferencia entre 80 y 100 puntos con respecto al promedio de la OCDE.
Así mismo, según Fedesarrollo, la deserción es un problema central del sistema educativo colombiano. En educación básica, se estima que por cada 100 niños que entran a primero de primaria, solo 44 logran graduarse de bachillerato a tiempo. Además, de 100 graduados de bachillerato a nivel nacional, solo 39 logran acceder a educación superior. Para educación superior, la deserción es de 46% para estudios universitarios y supera el 50% para técnicos y tecnológicos. Aún más grave, mientras que la deserción en educación superior supera el 70% para estratos 1 y 2, es menor al 10% para estudiantes de estratos 4, 5 y 6.
La calidad también es un tema que preocupa, pues Colombia no cuenta con un currículo oficial que sirva de guía para los establecimientos educativos oficiales, presente en la gran mayoría de países con sistemas educativos exitosos. La ausencia de este marco de referencia genera mayor heterogeneidad en la calidad a nivel territorial y deja a discrecionalidad de cada establecimiento los contenidos básicos que se espera aprenda el estudiante. De los 100 mejores colegios, 97 son privados, lo que muestra una gran diferencia en calidad entre ambos tipos de oferta educativa.
A partir de ese diagnóstico, las propuestas para avanzar hacia una mejor educación incluyen:
- Plantear una hoja de ruta para avanzar hacia la universalización de la educación inicial, con el fin de garantizar acceso a dos millones de niños de 3 a 5 años (hacen falta unos 850.000 cupos), para lo que se necesitaría entre $1,7 y $2,7 billones de pesos.
- Reducir la deserción, generando mecanismos de búsqueda activa de niños que se encuentren por fuera del sistema educativo de básica y media a través de un esquema de monitoreo a la deserción interanual, inexistente en Colombia. Esto, a través del establecimiento de un sistema preventivo, basado en inteligencia artificial, para el seguimiento y monitoreo georreferenciado a los estudiantes que presenten un alto riesgo de abandonar sus estudios.
- Rediseñar el modelo financiero del ICETEX, migrando hacia la financiación contingente al ingreso y focalizándolo en programas que presenten una tasa interna de retorno positiva. El acceso a la educación superior no debe evaluarse desde una perspectiva financiera, sino como un servicio social a ser garantizado por el Estado.
- Construir un currículo focalizado en competencias transversales que sirva como referencia de las habilidades que se espera adquieran los estudiantes colombianos durante su aprendizaje. Este currículo se debe construir con la comunidad educativa y debe reconocer las diferencias regionales.
- Construir un sistema de formación continua de docentes atado al sistema de evaluación, que tenga énfasis en el componente práctico y en competencias específicas.
- Recuperar el énfasis en la evaluación, un instrumento esencial para la planificación educativa. Volver a la implementación de las pruebas SABER 3, 5 y 9 de manera censal, y aprovechar la evaluación a través de esquemas de medición e incentivos como lo fue el Día E.
- Definir un modelo educativo específico que capture las características diferenciales de territorios rurales, como lo son los desarrollos nacionales de Escuela Nueva y el Sistema de Aprendizaje Tutorial.
- Adoptar e implementar de manera estandarizada un Marco Nacional de Cualificaciones, con el fin de potenciar la formación técnica y tecnológica a través de la organización de las competencias, lo que permitiría generar un sistema integrado de trayectorias educativas y el reconocimiento estandarizado de saberes y competencias adquiridas por dentro y fuera del sistema.