“Renacer y Memoria: ventana inmensa de conocimiento”

La Escuela Audiovisual “Renacer y Memoria” es una propuesta que nace a partir de las inquietudes del grupo “Renacientes”, conformado por las jóvenes de la Asociación de Mujeres Afrodescendientes del Norte del Cauca ASOM, con la firme intención de reconocer y reconstruir la memoria de las mujeres lideresas de su comunidad.

Por: KEKA GUZMÁN

El Nuevo Liberal

La Escuela Audiovisual “Renacer y Memoria” nace en la Asociación de Mujeres Afrodescendientes del municipio de Buenos Aires, ubicado en el norte del Cauca, cuando un grupo de jóvenes decidió empezar un camino de incidencia a través de comunicar y visibilizar la memoria histórica de sus mayoras. De esa forma, iniciaron un proceso para la realización de “Polifonía Afrofemenina”, una muestra documental que tuvo la intención de contar los oficios fundamentales de las mujeres afrodescendientes en el territorio y cómo estos eran importantes para la construcción de paz.

“Empezamos a desarrollar la idea, el argumento, y participamos en el Festival de Cine Comunitario del Distrito de Aguablanca, FESDA, donde configuramos mucho mejor el proyecto, la estructura. Ahí conocimos a Esthefania Preciado y Laura Valencia, logramos articularnos y conformamos un equipo más robusto para empezar a trabajar en nuestro primer documental”, cuenta Lina Angélica Gaitán, integrante del equipo fundador de la escuela y facilitadora de espacios de formación en cine comunitario en dirección, guion y edición.

“Son veinticuatro años que llevan nuestras mayoras en la Asociación. Por eso se pensó esta escuela, para a través de ella contar sus vivencias y sus luchas y así plasmar todas sus memorias en el audiovisual”, dice Mónica Solís Vergara, integrante de la Escuela Renacer y Memoria. Añade que este espacio es importante porque además de hacer memoria, se está incentivando a las nuevas y futuras generaciones a seguir trabajando por el territorio y no dejarlo en el olvido.

La Escuela se construyó colectivamente entre Lina Angélica Gaitán, Laura Valencia y Esthefania Preciado en el momento en que se acercaron al grupo “Renaciente” de ASOM, conformado por Graciela Zúñiga, Victoria Zúñiga, Mónica Solís Vergara, Diana Lucumí, Luciana Caracas y Raquel Carabalí, quienes querían contar la historia de sus mayoras y hacer memoria de su territorio. Ellas tres pusieron a disposición de las jóvenes “Renacientes” sus conocimientos alrededor del quehacer documental, centrándose en la idea original de las jóvenes que, en ese momento, era el documental Polifonía.

Mujeres “Renacientes”/Foto tomada de ASOM

“El objetivo de la Escuela Renacer y Memoria es que personas que tenemos herramientas técnicas acerca del audiovisual, de cómo se hace cine, las podamos compartir a personas de zonas rurales, de otros territorios que no han tenido esos espacios de aprendizaje, para que a través del audiovisual puedan contar las historias que quieren contar de sus territorios, de sus vidas, de sí mismas, entonces la idea es fortalecer otros procesos comunitarios, compartiendo las herramientas y saberes audiovisuales”, afirma Esthefania Preciado, integrante del equipo fundador y directora de fotografía y postproducción de la Escuela.

La Escuela Audiovisual ganó la beca de Comunicación Étnica y logró conseguir una financiación de 32 millones de pesos para desarrollar y realizar del documental “Polifonía Afrofemenina”, el cual entró a la parrilla del canal público nacional Señal Colombia en el año 2019 y fue lanzado el 8 de marzo de ese mismo año dentro la muestra Mujeres Reales. “Allí vemos el potencial de seguir trabajando con estas compañeras, de continuar fundamentando sus conocimientos en el audiovisual ya que ellas tienen la intención de seguir contando nuevas historias, es así como empezamos el trabajo declarado Escuela Audiovisual Renacer y Memoria, que viene siendo este equipo de tres mujeres con saberes técnicos que los ponen a disposición de un grupo de mujeres del territorio de Buenos Aires, Cauca, que quieren contar sus historias propias desde sus formas culturales y ancestrales”, afirma Gaitán.

Para Mónica Solís es muy importante que las memorias del trabajo de lo que se vive en la comunidad quede grabado para que las tradiciones, las costumbres y sus historias permanezcan siempre en la memoria de los “Renacientes”, de los que vienen atrás, de las generaciones venideras y para que ellos tengan amor y arraigo a sus costumbres y su territorio.

“Hemos logrado despertar la sensibilidad hacia lo audiovisual en niños, jóvenes y también en mayores, estamos viendo que a la gente le está gustando el cuento y eso nos motiva mucho”, cuenta Solís. Para ellas todo esto proceso ha sido muy gratificante porque han podido resaltar el trabajo de sus mayoras y, además, porque la formación que han recibido ha sido una ventana inmensa de conocimiento. “Cuando comenzamos no sabíamos el manejo de las cámaras, las luces, el boom, no sabíamos qué era un flex o cómo se manejaba, que las luces eran tonos fríos, tonos calientes, a qué hora del día o de la tarde se podía utilizar, nosotras nada de estas cosas sabíamos y cuando empezamos a trabajar con Polifonía, nuestro primer corto, Lina, Laura y Esthefania fueron nuestras grandes maestras; gracias a ellas estamos donde estamos y hemos avanzado muchísimo en cuanto a conocimiento audiovisual”.

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La idea es desarrollar comunicación propia con una perspectiva étnica y comunitaria/ Foto tomada de ASOM

Cuenta Esthefania Preciado que, para ella, hacer cine desde los territorios es muy importante porque son lugares a los que quizás muchas personas van a hacer películas, pero no muchas veces las personas del territorio son quienes hacen las películas; entonces hay una diferencia muy grande entre que alguien externo vaya a rodar a que las personas que habitan el territorio cuenten o hagan esas historias a partir de su experiencia personal y su propia perspectiva. Para ella, ese aspecto hace que estas muestras audiovisuales sean diferentes y lleven consigo nuevas narrativas, narrativas que son propias de los territorios, como las formas de comunicación tradicionales, la copla y la música.

“Hemos logrado que las personas se apropien del discurso narrativo a través del cine, que sus historias lleguen lejos y que hayan tenido visibilizacion masiva, también considero que ha habido un empoderamiento de las compañeras que han podido participar a través de apropiarse de este leguaje audiovisual, de estos equipos técnicos y se ha fortalecido otros procesos a través del documental, del cine, porque se han podido visibilizar otros procesos que son muy importantes para la construcción de paz en Colombia”, afirma Preciado.

Para Gaitán, la intención de hacer cine en Buenos Aires es fundamentalmente porque ahí están las jóvenes “Renacientes”, quienes desean contar sus propias historias y desean hacerlo desde su territorio, mostrándolo tanto en términos geográficos como en términos culturales. “Entonces hacemos cine desde allí porque allí están las protagonistas de las historias y quienes además tienen las herramientas gracias al trabajo de la Escuela Audiovisual para contar desde el cine”.

“La Escuela representa una ventana inmensa de conocimiento y de poder aprender, de poder brindar una voz de aliento, de poder contar cosas que quizás personas no se atrevan a decirlas en otro espacio, pero que, en forma de conversación en un cámara nos puedan decir ‘nos pasó esto’, ‘vivimos esto’. Para nosotros eso es ganancia: que la gente pueda contar lo que ha vivido y que nos los puedan decir con toda confianza, eso mucho para nosotras”, concluye Solís.

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