El Bogotazo, como se conoce esta expresión de inconformidad de las masas populares, se extendió a todo el país, dejando un nutrido número de muertos y heridos…
POR: CARLOS E. CAÑAR SARRIA
Jorge Eliécer Gaitán prácticamente aparece en el escenario político colombiano a partir de 1929, fecha en que se destaca como defensor del campesinado de la zona bananera, Tolima y Cundinamarca y por sus intervenciones en el Congreso, al acusar a los responsables de la masacre derivada de la represión del régimen conservador de Miguel Abadía Méndez, quien defendiendo los intereses de la empresa norteamericana United Fruit Company, apoyado en el estado de sitio, envió tropas al mando del coronel Carlos Cortéz Vargas, el cual ordenó disparar contra una multitud de 2000 huelguistas, reunidos el 6 de diciembre de 1928 en la estación del ferrocarril de Ciénaga y que les costó la vida a 30 trabajadores.
En 1933, la presencia de Gaitán se hace más notoria debido a importantes debates en el Parlamento. En este mismo año propone la creación de un nuevo partido político, que se convierta en vocero de las masas populares, de estudiantes, de trabajadores, en fin, de todos los excluidos, hacia la conquista de la justicia social. Es así como surge la Unión de Izquierda Revolucionaria, UNIR, de mucha influencia en Bogotá y que le permite el control de importantes sindicatos, tales como el de la Industria Nacional de Chocolates, de la Energía Eléctrica, de Textiles Monserrate, entre otros.
Vale la pena resaltar que el programa de UNIR contiene una visión materialista de la realidad e ideas de avanzada, como por ejemplo, admitir que sólo desde la economía es posible consolidar una verdadera sociedad democrática, la no enajenación de la fuerza de trabajo, seguridad social para los trabajadores, colocarle límites a la propiedad de la tierra, la separación Iglesia- Estado, la libertad de cultos, los mismos derechos de los hombres para las mujeres y la orientación de la economía y la política hacia un socialismo estatal, entre otros aspectos.
Tras el fracaso del unirismo, se disolvió esta pretensión de tercera fuerza política y Gaitán se reintegró a las filas liberales. Ya había sido alcalde de Bogotá y desempeñó los ministerios de Educación y de Trabajo. Ante la proclamación de Gabriel Turbay como candidato por parte de la convención liberal, Gaitán y sus seguidores optaron por constituirse en disidencia y participar activamente en la campaña presidencial.
Mientras recorre todo el país gana adeptos atacando las minorías oligárquicas y sus mezquinos intereses, lo cual le significa lograr consenso en las masas populares que inconformes con el statu quo, ven la necesidad de un cambio. No obstante, este respaldo no es suficiente, pues el conservatismo aprovecha la división liberal y postula a pocas semanas de las elecciones, la candidatura de Mariano Ospina Pérez, a quien le favorecen los resultados electorales. Gaitán no fue respaldado en esta campaña ni por la CTC ni por el Partido Comunista, pues se adhirieron a Turbay, según parece, porque Gaitán les sonaba demagogo y populista.
El 9 de abril de 1948, Jorge Eliécer Gaitán fue abatido a balazos por un oscuro personaje de nombre Juan Roa Sierra, autor material del crimen, a quien la multitud le da muerte; multitud que momentos después emprende el ataque al palacio presidencial. El Bogotazo, como se conoce esta expresión de inconformidad de las masas populares, se extendió a todo el país, dejando un nutrido número de muertos y heridos, al igual que saqueos e incendios. Algunos historiadores sostienen que esta insurrección aporta un saldo aproximado de 3.900 muertos.
El acontecimiento más grave que afronta la administración Ospina fue precisamente el asesinato del líder político más estimado por el pueblo. Mucho se ha hablado y escrito sobre los autores intelectuales del asesinato del caudillo liberal.
Todo hasta el momento es confuso. Lo cierto es que el asesinato de Gaitán coincide con la celebración en Colombia de la IX Conferencia Panamericana, a la cual asistían cancilleres de todo el continente, incluyendo al general George Marshall, en representación de los Estados Unidos, para concretar una política anticomunista. El gobierno acusa a los comunistas argumentando que éstos deseaban impedir la Conferencia, mientras los comunistas responsabilizan a los norteamericanos. Poco después del asesinato de Gaitán, Colombia rompe relaciones con la entonces Unión Soviética.
Según el historiador Jorge Orlando Melo, “El impacto del 9 de abril puede mirarse en dos niveles, separables pero estrechamente entrelazados. Uno es el de las consecuencias que pudiéramos llamar objetivas del hecho: cómo reaccionaron a su muerte los dirigentes del país y los sectores populares, los liberales y los conservadores, los gaitanistas y sus enemigos, los propietarios y los artesanos, cómo fueron desarrollándose los eventos que configuraron la violencia, cómo se fue organizando el país para enfrentar este problema. Por otro lado, con un homicidio contra una persona como Gaitán, que se había convertido en el colombiano más popular, se generaba adicionalmente una representación nacional de carácter mítico: la memoria de Gaitán, de su muerte y de los hechos del 9 de abril, se convirtió inevitablemente en un factor mismo de los acontecimientos posteriores”.