QUEIPO F. TIMANÁ V.
Siempre acostumbro a realizar, en estos días de fin de año, un balance de los resultados de lo logrado en las metas propuestas para este año, también de lo no logrado, de los errores que hubiese podido cometer y de los aciertos obtenidos; resultados que me permiten trazar nuevas metas para el año por venir.
Cuando se desempeña una posición de liderazgo y gestión pública, considero doblemente importante realizar dicho balance, pues de sus aciertos, desaciertos o errores quedan incluidas o perjudicadas centenares de personas, que esperan, estas últimas, ser resarcidas.
A nivel mundial deberíamos aprender que el desarrollo de la ciencia debe ser el centro de atención de los gobiernos, tanto en su financiamiento como en la formación de científicos que requiera la humanidad; en el caso colombiano, pocas universidades participaron en la búsqueda de soluciones e inventando equipos para atender la emergencia, pero requerimos mucho más.
Está comprobado que en la medida que abusemos del equilibrio de la naturaleza, estamos expuestos a nuevas epidemias y catástrofes, el mundo se está quedando sin agua potable, quienes la tenemos no la valoramos ni la conservamos, el ser humano sin agua muere.
La globalización nos enseñó que no hay rincón del mundo en donde estemos a salvo, por cuanto estamos híper-conectados y los canales de transmisión son numerosos e instantáneos. Otro aprendizaje es que, en las circunstancias presentes, todos sumamos o restamos, de allí la importancia que a todos se les garantice una vida digna y más claridad al elaborar su sentido de vida y su vocación de servicio a los demás.
La mortalidad académica, la deserción escolar, el abandono de la escuela o las razones que se aduzcan, entre ellas la falta de conectividad, el deficiente suministro de agua potable, la inexistencia de baterías sanitarias, lavamanos, es decir, carentes de las condiciones mínimas de higiene y salubridad para evitar los contagios de enfermedades es crítico, este fracaso escolar nos va a cobrar caro en un futuro cercano, por que a mayor ignorancia de un pueblo, mayor atraso en su bienestar social.
El mundo que se nos vislumbra tiene entre otras características la incertidumbre, para vivirla requerimos cambiar de paradigmas, como es el de creer que conocemos la sociedad en donde nos tocará actuar, pues no; prepararse para esa nueva sociedad que demanda aprender y formar de manera intencional el carácter para que el ser humano aprenda a navegar el mundo que le tocará vivir, si bien éste será lo que él desea, también debe saber que el desarrollo y la economía de ciertos países influye más que la de muchos otros.
Es así como estamos ad portas de que la primera potencia mundial sea China, regida por una aristocracia comunista, mientras que en Colombia tenemos quienes desean nivelar nuestra sociedad por la pobreza, en donde la sumisión es condición única de ese régimen, en donde desaparecen las libertades que hemos logrado conquistar, como la libertad de pensar, criticar, organizar nuestro destino, por sobre todas ellas la más valiosa: la democracia que nos permite disentir, proponer diversas alternativas, esto no lo valoramos porque lo tenemos, se valora cuando se pierde y por lo general cuando esto sucede ya es muy tarde.
Si tenemos grandes amenazas a nivel mundial como son el calentamiento global, o la destrucción de la naturaleza y los grandes valores de la humanidad, los cuales podrían perderse por la estupidez humana, todo ello nos invita a reflexionar qué tipo de educación requerimos para que logremos formar en la inteligencia espiritual, emocional, seres dispuestos a enfrentar las dificultades, seres sensibles pero de voluntad recia, capaces de luchar por los grandes valores de nuestra cultura y capaces de jugarse por el servicio del bien público al servicio de los demás.
A todos mis paisanos caucanos les deseo un feliz año, los invito que entre todos construyamos una gran visión para el departamento, unas grandes metas que nos entusiasmen a trabajar por una sociedad más equitativa.