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Redacción El Nuevo Liberal
Para contribuir en el proceso de reincorporación con los exintegrantes de las Farc, de manera concertada se formuló el proyecto Escuela María Cano, una iniciativa liderada por ONU Mujeres Colombia y la Embajada de Noruega, socio de los diálogos exploratorios y firma del Acuerdo de paz. La propuesta consiste en la formación e incidencia política de las mujeres excombatientes de la antigua guerrilla.
De acuerdo con Ana Güezmes, representante de ONU Mujeres en Colombia, el objetivo de la Escuela es “que las mujeres en proceso de reincorporación, se apropien de sus derechos, conozcan las oportunidades que el marco institucional y constitucional ofrece para la realización de incidencia local y nacional; convirtiéndose en multiplicadoras de derechos de las mujeres, gestoras de incidencia política y lideresas comunitarias, lo que sin duda aportará en la consolidación de las paz”.
Este taller no solamente se ha dirigido a las mujeres reincorporadas a la vida civil, sino también a los hombres excombatientes y personas civiles que conviven cerca de los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación, Etcr, para que al igual que ellas, ellos puedan desarrollar capacidades para la incidencia social y política, pero además para que este conocimientos sea replicado en sus territorios.
La escuela de formación es pionera en los departamentos de Antioquia y Cauca, con intención de expandirse por las diferentes regiones del país. En esta primera promoción se benefician 73 personas; 42 de Antioquia y 31 del Cauca.
Según las dinamizadoras de los talleres, luego de la fase intensiva de formación de diez días por departamento, viene la fase de réplica (multiplicación) seguimiento y acompañamiento.
Durante esta fase de réplica, las personas que participaron en la fase intensiva de formación, desarrollarán la réplica de la experiencia con sus pares, como parte de la estrategia para el fortalecimiento del ejercicio de la ciudadanía y de las mujeres en proceso de reincorporación.
Historias de los participantes
Ella es Andri Sulemi, una excombatiente de las Farc que habita en el Nuevo Punto de Reincorporación ‘Luisa González Mandivá de Santander de Quilichao’ y además es beneficiaria del taller que ejecuta ONU Mujeres Colombia y la Embajada de Noruega; “países y organizaciones internacionales que nos están apoyando a que el proceso de paz, continúe”, afirmó.
Estas clases de formación le han enseñado a cómo diferenciar las bondades de los hombres y mujeres, reconocer las cualidades de cada uno, de cómo incluirse en los escenarios políticos y de cómo empoderarse social, política y económicamente. “El poder lo tiene la mayoría de los hombre y muchas de las mujeres que hay en las comunidades, no tienen ese poder de decisión”, agregó la ciudadana.
Entre otras cosas, Andri Sulemi, aseguró que los aprendizajes recibos en estos encuentros los va a replicar en su territorio.
Por último, la excombatiente destacó la labor de estas organizaciones internacionales en la consolidación de la paz, “que desde sus esferas están impulsando estas capacitaciones”, señaló.
Él es Jorge Ramiro Mulcué, oriundo de la comunidad de Tierradentro y habitante del municipio de Caldono. Llegó a la ciudad de Popayán por invitación de los reincorporados de su zona, para participar de estos talleres.
“Vine a ser partícipe de este proceso que nos interesa a nosotros como comunidad, para llevar a cabo las luchas que se están haciendo y todo lo que se ha conseguido por medio de estos procesos”, dijo el joven.
Jorge espera que esta formación sirva para hacer transformaciones de fondo en su comunidad, para exigir sus derechos pero además para que sean reconocidos por el Estado y la sociedad, “porque los derechos en las poblaciones, sobre todo étnicas, han sido muy vulnerados”.
Él piensa replicar este aprendizaje a través de reuniones comunitarias y mingas, donde aspira enseñarles a los hombres a no comportarse como personas machistas, “donde no se les da la oportunidad a las mujeres, no las valoramos, no le hemos reconocido sus derechos y no le hemos dado la representatividad que ellas se merecen”, comentó el joven.
Para terminar, Jorge Ramiro agradeció a la institucionalidad por formar parte de esta iniciativa, “especialmente para las ONGs que nos tuvieron en cuenta, para que esta paz sea fructífera, verdadera y que de verdad haya justicia social para todos”, puntualizó.
Él es Eduar Milton Segura, otro excombatiente de las Farc que participó en la formación de la Escuela María Cano. Estuvo 26 años en las filas de este grupo armado. Ahora hace parte del Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación, Etrc, de La Elvira, ubicado en el municipio de Buenos Aires. Llegó a la ‘Ciudad blanca’ junto con nueve exguerrilleros y comunidad, para formarse en temas de género.
Lo que más le agrada del diplomado es que el mismo proceda de una región distinta a esta, donde se crea una interlocución trabajada desde Bogotá y el Cauca. “También me motiva que los que venimos de los Etcr y la comunidad, esté vinculada a este ejercicio”.
“Yo he estado en otros diplomados de género y no han llenado mis expectativas, porque la didáctica ha sido un poco diferente. Por ejemplo, el equipo de esta formación es más grande, las profesoras tienen un acumulado de experiencia tanto en lo pedagógico cómo en el trabajo de género y luchas populares, entonces eso le da otra dinámica al asunto”, resaltó Segura.
Lo que se lleva Eduar Milton de esta formación, es el reconocimiento como humano y como hombre en estos procesos. Colectivamente esto les va a servir para hacer una incidencia y para fortalecer los proyectos que tienen junto con la comunidad. “Esto va hacer otro medio y forma para llegar al desarrollo de los proyectos productivos, con visión de género”, destacó el líder.
De igual manera aseguró que: “este tipo de espacios sirven para que la gente nos conozcan y se derrumbe toda esa falsa imagen que ha creado el enemigo y el modelo económico que tiene esta nación, que nos ha hecho ver como asesinados, violadores y masacradores, y precisamente este taller, genera lazos de efectividad porque uno es reconocido como un actor prosocial y la gente siente empatía y respeto y empieza a sacar toda esa esa mala imagen que tiene de nosotros, esa es otra ganancia”, puntualizó.
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