NICOLAS ESCOBAR BEJARANO
En este anhelado y esperanzador 2021, se conmemoran cinco años de la operación militar que puso fin al principal centro de expendio y consumo de drogas en Colombia e incluso uno de los más grandes de Latinoamérica.
El 28 de mayo del 2016 (bajo el mandato del alcalde Peñalosa), alrededor de 2.600 hombres de la Policía Nacional y el Ejército intervinieron la localidad del Bronx o también conocido en la cultura popular bajo los sobrenombres de “La L”, “La caldera del diablo” o “La Letra”. La propuesta gubernamental era comenzar el proceso de renovación urbana de Bogotá.
El lugar estaba ubicado en las calles 9 y 10 y las carreras 15 y 15 A, esto es, en el barrio Voto nacional, sobre la plaza de los mártires, muy cerca del centro de la ciudad.
El operativo en mención tuvo una duración de casi 12 horas cuyo resultado fue dejar en evidencia los horrores ignorados por la humanidad -esto es la prostitución (incluso de menores), mafia, pobreza extrema y drogadicción-
Los relatos de lo que ocurría en el sitio abundan a lo largo y ancho de internet, sin embargo, se estima que el Bronx albergaba en promedio 3.000 habitantes de calle (cifra que podía ser duplicada los fines de semana) y se producían cerca de 150 millones de pesos a diario producto de actividades ilícitas.
Lo encontrado por las autoridades parecía sacado de una película de terror, construcciones precarias y a punto de derrumbarse en donde el olor nauseabundo de la basura se confundía con el de la sangre seca, armas de fuego de corto y largo alcance, salas de tortura con restos humanos e incluso un cocodrilo con el que se amenazaba a los consumidores que incumplían las normas internas.
En la actualidad la mayoría de las viviendas que componían este sitio están demolidas, muchos de los habitantes del lugar se sometieron de manera voluntaria a tratamientos de rehabilitación brindados por la alcaldía municipal y fundaciones particulares. Por su parte los detractores del operativo aseguran que la problemática que agobiaba al Bronx se trasladó a otros sitios de la ciudad, entre los cuales se destacan las zonas de tolerancia. Sin embargo, hoy casi cinco años después quedan muchas preguntas por responder, por ejemplo ¿Qué paso con el resto de habitantes del sitio?, ¿fueron judicializados los altos mandos del narcotráfico que operaban en este lugar?, ¿Qué paso con los policías que hacían parte de la red que operaba en el Bronx?, ¿Qué paso con los menores que eran usados para la prostitución infantil?
De aquel temido lugar sólo queda en pie el recuerdo de las atrocidades en él perpetradas, pero por más bochornoso que resulte este suceso para un país como Colombia -el cual se proclama estado social de derecho-, es indispensable conmemorar esta fecha, pues hacer memoria es el compromiso que tenemos con el futuro.Adenda: Mientras el Gobernador del Cauca (Elías Larrahondo Carabali) firma e invita a firmar a los caucanos pactos por la vida y la paz, al otro lado del departamento, en el municipio de Suárez, fueron encontradas, en plena vía pública, dos estopas que contenían un cuerpo desmembrado. ¿Sera que los verdugos de este aberrante suceso no tenían lapicero para firmar el citado pacto?