Editorial: El PND y el Cauca

En la tecnocracia, es común que se perciba el contenido del Plan Nacional de Desarrollo (PND) de cada mandatario, como un indicador que refleja cuáles son las intenciones sinceras que mueven al Gobierno respectivo. Pero también es el cuerpo que diseccionan los congresistas y la clase política en ellos representada, para influenciar una mayor atención a sus regiones.

Para el sector privado es igualmente clave, porque la concepción del PND puede profundizar las inquietudes sobre la incertidumbre jurídica que tanto daño ha hecho en la toma de decisiones de inversión en Colombia, y en el caso del que cursa actualmente en el Congreso, se calcula que en cabeza de los empresarios pequeños, medianos y grandes estará más del 70% de los recursos que demandará ejecutar el PND.

El Plan del Gobierno de Duque contiene tres ejes centrales: promover el crecimiento sostenible de la economía; propiciar el desarrollo social y la igualdad de oportunidades para corregir las inequidades; y el fortalecimiento de la institucionalidad tanto a nivel del gobierno central como en los territorios, en procura de la consolidación de la paz.

Por cuanto es el documento base del lineamiento estratégico de las políticas públicas formuladas por el Ejecutivo, es importante para la posterior evaluación de su gestión. Y en esto la tradición republicana no abriga las mejores expectativas, como lo demuestra el prestigioso estudio de indicadores de gobernabilidad mundial del centro de pensamiento Brookings Institution, en el que no sale bien librada Colombia frente a otros países latinoamericanos, como Chile.

Lo anterior quiere decir que este Gobierno tendrá que hacer un gran esfuerzo para cumplir con las metas que propone en el PND, lo cual supone que los ejes centrales escogidos para ello tendrán que ser muy bien gestionados y con ministros capaces de movilizar no solo a los diversos partidos políticos que se han mostrado reticentes a brindar un apoyo consistente al presidente Duque, sino también a las distintas fuerzas políticas, económicas y sociales, que no están precisamente tranquilas como lo demuestra el ambiente enrarecido que se ha percibido a lo largo de estos meses de mandato presidencial.

La aprobación del Plan aún deberá enfrentar muchas vicisitudes en el Congreso, por lo que los líderes de nuestra región pueden jugar un papel trascendental, no solo para cerciorarse que las inversiones que el Gobierno propone en el PND se mantengan o se incrementen, sino también para que los recursos asignados para el Cauca, por ejemplo, se trasladen a tiempo y se destinen a los proyectos y obras que se han priorizado dentro del mismo.

Capítulo aparte merece el tema indígena en nuestra comarca, en el que según el gobierno nacional han presupuestado para los cuatro años de este periodo, recursos por 10 billones de pesos, que incluyen todas las acciones en materia de educación, salud, infraestructura y saneamiento básico, entre otros, que en concertación con estas comunidades se acordaron desde el año pasado cuando se consolidó el Plan. Amanecerá y veremos.