Después de un mes de Paro, que generó un inusitado movimiento social, de profundas significaciones nacionales e internacionales, expresado en toda su magnitud en las calles de varias ciudades del país, en donde se entremezclaron acciones legítimas, enmarcadas en el derecho constitucional a la protesta social, con hechos violentos y vandálicos, que han provocado muerte, destrucción, zozobra y pánico entre la ciudadanía, situación agravada por el bloqueo de un importante número de vías, imposibilitando la movilidad, el abastecimiento de alimentos y combustibles, así como la comercialización de productos a nivel nacional e internacional.
Lo primero, la movilización social, enmarcada en el contexto del Paro Nacional convocado por las centrales obreras y movimientos sociales de diferente naturaleza, expresada en multitudinarias y coloridas marchas animadas y lideradas, en lo fundamental, por jóvenes de toda condición social, agrupados en universidades e instituciones de educación básica y media de carácter público y privado, a la que día a día se sumaron los jóvenes ni-ni, los que ni estudian ni trabajan, unos y otros buscando mejores condiciones y oportunidades para desarrollar sus proyectos de vida, ya que han visto, los estudios del DANE así lo ratifican, que en el corto y mediano plazo sus opciones son mínimas, aunque las entidades gubernamentales se han empeñado en demostrar lo contrario, por lo que le han apostado a esta lucha centrada en la esperanza, por lo que sus padres de familia y la sociedad les han expresado su reconocimiento y apoyo.
Los segundos, la violencia y los hechos vandálicos, así como los bloqueos, a medida que se han venido intensificando, además de recibir todo tipo de rechazo, por haber generado múltiples pérdidas humanas, materiales y económicas, que han venido profundizando los problemas sociales que de tiempo antes de la pandemia existían y que, en buena medida, se agudizaron con ésta, además de los ambientes de zozobra que vienen alterando la tranquilidad ciudadana, al grado tal que se presentaron hechos de confrontaciones entre los protestantes y personas civiles, hoy materia de investigación por los organismos de control del país y de asombro y preocupación por la comunidad internacional, en lo que respecta a los derechos humanos, cansando y desesperando a los ciudadanos, por la carencia de bienes y servicios, así como por la extensión, en el tiempo, de la situación sin una solución de fondo, no obstante haberse archivado los proyectos de Reforma Tributaria y Reforma de la Salud, aspectos contenidos en el pliego presentado por los organizadores del Paro.
Los procesos de diálogo abiertos entre el Gobierno y el Comité del Paro, no han logrado, por su lentitud y actitud asumida por los participantes en los mismos, instalar la mesa de negociación y con ello avanzar en el levantamiento del paro hasta retornar a la normalidad, proceso que la semana pasada fue abruptamente afectado por los hechos vandálicos sucedidos principalmente en Cali, Buenaventura, Tuluá, Jamundí, en el Valle del Cauca, Soacha y Madrid, en Cundinamarca, Villarica y Popayán, en el Cauca, que agudizaron la tranquilidad ciudadana y ahondaron los procesos de polarización existentes en el país, mediados por profundas diferencias de orden político, entre los afines a una solución dialogada que culmine en una negociación y los que al amparo del principio de autoridad se restablezca el orden legalmente establecido, sin detrimento del uso del dialogo para resolver de fondo los distintos problemas que motivaron el Paro y porque no, los que surgieron en el movimiento mismo, para avanzar mancomunadamente en el logro de mayores niveles de bienestar y prosperidad para todos los colombianos.
Hoy, las regiones más afectadas por hechos marcados por la anarquía y el vandalismo, entre ellas la nuestra, están amparadas por el Decreto Presidencial 575 del 28 de mayo de 2021, “Por el cual se imparten instrucciones para la conservación y restablecimiento del orden público”, que establece la asistencia militar, para que estas acompañen a las respectivas administraciones en la superación de los hechos que han alterado gravemente la seguridad y la convivencia.
En este contexto, el país entrará en esta semana en procesos de desescalamiento de las acciones que han alterado la tranquilidad ciudadana, a la par del desarrollo de actividades de concertación para su logro y sostenibilidad, así como abordar los temas originarios del Paro.