Estos días, en virtud a nuestra cultura Judeo – Cristiana, dedicados a rememorar, en nuestro caso, a representar en desfiles procesionales la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesús hecho hombre, en nuestro caso mediante hermosas esculturas en madera de destacadas figuras sacras de Cristos, Verónicas, San Juanes, Santo Ecce Homos, Milagrosas, Crucifixiones, Descendimientos y Dolorosas bellamente ataviadas de adornos y flores, andas y sítiales elaboradas por excelsos artesanos, conformando imponentes pasos, admirados por propios y extraños, cargados por jóvenes y experimentados cargueros que les dan movimiento en un lento caminar por el recorrido de las procesiones, acompañados de hermosas Sahumadoras que, además de sus vistosas vestimentas de ñapangas, perfuman con incensio las calles por las que, noche a noche, transitan las procesiones, ambiente nocturno complementado por notas marciales de bandas de música con redoblantes, tambores y trompetas, y coros de armoniosas voces al son de violines, violonchelos y pianos, así como de moqueros y síndicos que ponen orden a los desfiles de alumbrantes y a la atiborrada cantidad de visitantes y gentes de Popayán, que se aposta a lado y lado de las calles, para apreciar los desfiles procesionales, no han sido ajenos al caldeado ambiente político que vive nuestro país, generando ambientes simbióticos de religión y política.
No podía ser de otra manera, aunque siempre lo ha sido, porque hoy adquiere mayor significación, primero por salir recientemente de unas elecciones de Representantes y Senadores, donde unos candidatos y partidos salieron airosos, mientras que otros, en contra de todo vaticinio, no lograron la voluntad de sus electores, proceso deslucido por las fallas técnicas y humanas en los escrutinios iniciales que, en razón a denuncias hechas por candidatos y campañas que se sintieron afectados, obligó a la Registraduría del Estado Civil a realizar un detallado reconteo, con las veedurías del caso, en el que pudo encontrar cerca de un millón de votos que no se habían contabilizado, saliendo favorecido el Pacto Histórico, movimiento político que lideró las reclamaciones mencionadas.
Segundo, por estar a un mes y medio de las elecciones presidenciales, con una profunda polarización entre la derecha encarnada por Federico Gutiérrez y representada hoy en el gobierno nacional, y la izquierda que ha liderado la oposición contra este sector y se le ha calificado como tal por la cabeza visible más destacada de la misma: Gustavo Petro; con la presencia en el escenario político de expresiones de “centro”, que se construyeron con fines eminentemente electorales, ya que en el fondo como tal no existe, representa una amalgama de todos los que consideran que no cabían en los otros dos grupos, pero que carecen de un discurso de centro, liderado por Sergio Fajardo, quien hace un gran esfuerzo por ser alternativa real, en medio de una confrontación muy fuerte entre las otras dos expresiones muy bien definidas, antes descritas.
Estos días santos llegan como un acicate para qué todas las actividades políticas asociadas a las respectivas campañas, se hayan morigerado un poco, tanto en su dinámica: reuniones públicas, concentraciones, entrevistas y reportajes, recargando baterías para el próximo lunes de pascua, retomar la actividad proselitista con sus respectivos candidatos a la vicepresidencia: El hijo del inmolado ex ministro de justicia Rodrigo Lara Bonilla, que lleva su nombre: Rodrigo Lara Sánchez, por la derecha, la lideresa afrodescendiente y defensora de los Derechos Humanos: Francia Márquez, por la izquierda y el ex gobernador del Chocó y ex ministro Luis Murillo, por el centro.
A pesar de este contexto, para una parte de los colombianos estos días santos serán de recogimiento, visita a monumentos religiosos e iglesias, participación en rituales religiosos asociados a la Semana Mayor, y para otros, son días para adelantar actividades turísticas, centradas en lugares de playa, mar y esparcimiento familiar. Los primeros se encontrarán con un ritual de características especiales el Viernes Santo: El Sermón de las Siete Palabras, en el que la iglesia católica, en las diferentes parroquias e iglesias del país, toman este ritual para hacer un paralelo entre las palabras sacrosantas pronunciados por Jesús en la Cruz antes de morir y su significado con la realidad actual, ejercicio eminentemente político, en el buen sentido de la palabra, con sus particularidades y que hay que aprender a leer para encontrar su significado histórico del rito y el que sobre él se tiene en el mundo actual.