La Estrategia Inés es una iniciativa nacional que busca incidir en la atención a la mujer rural. En su primera etapa se ocupará de diez municipios de los seis departamentos con más altos índices de violencia contra las mujeres rurales.
Infortunadamente, hay que decirlo, la violencia contra la mujer en Colombia es sistemática. Esa es una conclusión que se puede deducir cuando se conocen las alarmantes cifras que manejan desde entidades del Estado como Medicina Legal donde se asegura que entre desde el 2019 fueron asesinadas más de 300 mujeres en todo el país. Pero para ahondar más en la preocupación, Profamilia asegura que según la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (Ends 2010), la violencia de género ha afectado al 74 por ciento de las colombianas. Y para hacer más desolador e impactante lo que está ocurriendo, un documento elaborado por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito asegura que el 58 % de todos los asesinatos de mujeres en 2017 fueron cometidos por parejas o familiares, lo que hace que el hogar sea el “lugar más peligroso para las mujeres”. Es decir, las discusiones en muchos de los casos terminan saldándose violentamente.
Aunque el maltrato es un problema mundial, algunos grupos de mujeres son más vulnerables que otros como, por ejemplo, las niñas, las mujeres rurales, las discapacitadas, las mayores, quienes pertenecen a las minorías y las que están en crisis humanitarias.
Los efectos psicológicos y las consecuencias negativas para su salud sexual son enormes, así como las desventajas en materia de educación. Estas conllevan a oportunidades restringidas de empleo y menor autonomía en sus decisiones.
Según el ‘Observatorio de Género: Mujeres y territorio’, las mujeres rurales tampoco ejercen su papel como actoras de desarrollo. Las desigualdades son muy grandes en lo político, religioso, económico y geográfico.
Es necesario visualizarlas, reforzar sus potencialidades y ayudarlas para que participen y ejerzan su ciudadanía en pleno. Deben ser reconocidas, integradas a las decisiones locales y consideradas como actoras activas frente a la perspectiva de desarrollo rural y el enfoque de género.
Por todo lo anterior, en el Día de prevención de la violencia contra las mujeres nos unimos a estas iniciativas que buscan eliminar los actos de violencia física, sexual, educativa o psicológica contra las mujeres y las niñas, contra su libertad y otras acciones de su vida pública o privada.
A nivel regional, por ejemplo, son bienvenidos los programas como ‘Mujeres y Hombres en Cauca, perfil de género’, herramienta donde se podrán consultar cifras sobre situaciones y tipos de violencia, acceso a la educación y salud, porcentaje de casos denunciados, feminicidios, situación de las mujeres en zonas urbanas y rurales, impacto del Covid – 19 en la vida de las mujeres, entre otros.
Cada mujer con su capacidad de convocatoria puede ayudar a prevenir la violencia hacia las niñas y mujeres adultas, fortalecer iniciativas y procesos en sus comunidades e influir en las decisiones locales.
Esperamos que la gestión de la Secretaría de la Mujer en el Cauca sea muy activa; que trabaje con las universidades, las empresas y otras entidades que se ocupen del tema, para que, mediante su liderazgo y resultados, muy pronto se extiendan estas iniciativas a los 41 municipios del Departamento.