El 9 de febrero de 1791, cuando comenzó a circular por primera vez el ‘Papel Periódico de Santa Fe’ en la ciudad de Bogotá, el cual publicaba temas literarios, políticos, sociales, científicos y de la cotidianidad de la época – La Nueva Granada, fundado por Manuel del Socorro Rodríguez, considerado el precursor del periodismo en Colombia; desde la promulgación de la ley 51 de 1975 se declaró el 9 de febrero como el día del Periodista; no obstante, mediante la Ley 918 de 2004, se proclamó el 4 de agosto el día del Periodista y el Comunicador, en honor a la publicación de la traducción de la Declaración de los Derechos Humanos realizada por Antonio Nariño en 1794, a pesar de que según datos históricos, la traducción mencionada se publicó el 15 de diciembre de 1793. Hechos que ponen en entredicho cual es la verdadera fecha de celebración.
Indistintamente a la fecha, se guarda, con mucho celo, en el imaginario colectivo y en el gremio periodístico, la intencionalidad de celebrar, en estos días, la labor de aquellos profesionales que, por oficio, disciplina o campo de conocimiento, informan, investigan, narran historias, generan opinión y cuentan realidades de las regiones, del país y del mundo, teniendo informados a los lectores y a la sociedad sobre el acontecer diario, ya no solo a través del periodismo impreso, sino radial, televisivo y en las diferentes plataformas digitales y las redes sociales, aprovechando y potenciando los desarrollos tecnológicos en los campos de las telecomunicaciones y el internet.
Estas fechas han servido a los profesionales del periodismo y los medios de comunicación, así como a la academia y a la sociedad en su conjunto, para reflexionar sobre el importante papel que juega la comunicación en las sociedades modernas, construidas sobre principios democráticos y bajo criterios de un estado social de derecho, a fin de que su acción contribuya significativamente en procesos de fortalecimiento de los primeros y de consolidación de los segundos, propendiendo por la elevación del concepto y significado del ejercicio pleno de ciudadanía, elemento central para el logro de mayores niveles de bienestar y prosperidad individuales y colectivos.
En el cumplimiento de este gran propósito, no han sido pocas, ni recientes las manifestaciones y hechos que han venido restringiendo tan importante labor, ya que, sobre el ejercicio del periodismo, han caído todas las expresiones de supremacía de los poderes económicos y políticos que no han cejado esfuerzo alguno para poner a su servicio y el de sus interés a periodistas e incluso a medios de comunicación; en el primer caso, nuestra historia da cuenta de ello, silenciándolos bajo el manto vil del asesinato, hasta captándolos con dádivas, dinero y privilegios, en el segundo caso, doblegando la independencia y objetividad del medio de comunicación, a través de la pauta publicitaria, en el mejor de los casos, o en la adquisición o participación económica mayoritaria del correspondiente medio, lo cual les da la plena libertad para imponer su “línea editorial” enarbolando la libertad de prensa, en el contexto de la libertad de empresa.
Prácticas sobre las cuales la sociedad ha venido reaccionando, dejando a un lado a aquellos periodistas que en lugar de tener valor para ejercer con autonomía su ejercicio profesional, han mostrado que lo que tienen es precio, jugándosela con el mejor postor, sin importarles el grave daño que se le hace a toda una sociedad. Paralelamente, gracias al influjo de cada vez mayores herramientas comunicativas, aquellos periodistas que han demostrado coherencia entre los principios y las prácticas del periodismo y de los medios de comunicación han venido generando sus propios públicos, cada vez mayores, para no dejar marchitar la libertad de prensa y el ejercicio autónomo e independiente de una de las mejores profesiones del mundo: El periodismo y de una de las actividades centrales para el desarrollo de la sociedad. Que, en esta ocasión marcada por la pandemia, se trascienda la celebración y el homenaje, justos, por cierto, que hacen las autoridades locales, regionales y nacionales a los periodistas por su labor, a desplegar un mayor compromiso en el respeto y apoyo para que ellos y los medios de comunicación podamos cumplir a cabalidad con la misión social que nos corresponde: Coadyuvar al fortalecimiento de la Democracia y a la consolidación de nuestro Estado Social de Derecho.