Sin lugar a dudas, uno de los problemas que más agobia al Cauca es su estado de postración en que se encuentra, es una consecuencia de varios años de olvido, específicamente en un importante número de regiones rurales y costeras, por parte de los gobiernos nacionales, departamentales y territoriales, lo que está asociado a la falta de comprensión de los potenciales que tienen; paralelamente, otra de las causas, que data de hace unas tres décadas o más, es el usufructúo de varios de estos territorios como corredores para el desarrollo de actividades al margen de la ley, los cuales los han convertido en escenarios de conflictos y confrontaciones armadas por su control.
No obstante, los avances logrados por la importante actividad industrial que se desarrolla en el norte del Cauca, gracias a la Ley Páez que permitió, hace cerca de 27 años, la llegada de un significativo número de empresas, que consolidaron varios parques industriales, reportan una clara dinámica económica que, en buena medida, generan beneficios tributarios y económicos a las regiones donde estas empresas tienen la sede principal o matriz, sin desconocer los pequeños recursos que quedan en dicha región, pues al resto del departamento no llega su acción empresarial y social.
En esta asimetría tenemos que los indicadores de desarrollo y pobreza, agudizados por la pandemia, son muy bajos los primeros y demasiado altos los segundos, situación que no se compadece con el prodigioso territorio en el que está asentado el Cauca, lo que obliga a reflexionar porque esta región, como tal, no ha podido salir el ostracismo en que ha caído, agudizado por los cada vez mayores niveles de violencia, materializada en una sistemática desaparición de líderes y lideresas sociales, masacres indiscriminadas, desplazamientos y despojos de tierras trayendo dolor a muchas familias y una marcada repulsa de cualquier iniciativa inversionista de tipo nacional o internacional, negándose de esta manera la posibilidad de poder superar los disímiles problemas que lo agobian.
De lo anterior se colige que le corresponde al estado adelantar toda una acción integral de intervención en dichas regiones para superar las situaciones que no permiten alcanzar niveles adecuados de desarrollo, es aquí donde más han prevalecido los desaciertos que los aciertos, pues en las inversiones que se realizan en estas regiones, prevalecen las asociadas al restablecimiento del orden público, con la cada vez mayor presencia de la fuerza pública, bajo el entendido de que “pacificando” dichos territorios, por añadidura vendrá el progreso y el desarrollo. Tesis que ha hecho crisis, no porque lo digan los consabidos detractores que tienen todos los gobiernos, sino por la cruda realidad expresada en los mayores niveles de atraso, pobreza y violencia así lo muestran.
No de otra manera puede entenderse como el Cauca, desde un tiempo atrás, viene siendo una de las regiones donde más se adelantan Consejos de Seguridad del país, muchos de ellos con presencia del presidente de la república de turno, enviando un mensaje de preocupación por las situaciones que se dan en el territorio, pero los resultados más bien son precarios. En estos espacios institucionales se ‘propende por el mantenimiento del orden público, preservar la tranquilidad en el territorio y responder por las relaciones y los mecanismos de coordinación entre las distintas instancias encargadas del manejo del orden público, procurando una labor unificada y eficaz’, con la presencia de los mandatorios locales, la fuerza pública, la Defensoría del Pueblo, la Procuraduría y demás instituciones para analizar los difíciles momentos por los que atraviesa esta región. En la mayor parte de Consejos de Seguridad el llamado resultante que se hace es el incremento del pie de fuerza. Así mismo, se habla del trabajo conjunto de las instituciones, la urgente inversión social en los territorios afectado y el acompañamiento de las comunidades, para que puedan llevar una vida de la mejor manera en esos escenarios de guerra.
Cabe preguntarse ¿porque en el Cauca funcionan más las primeras recomendaciones, las de la intensificación de la fuerza, que las segundas que propenden por el mejoramiento de las condiciones de vida de los habitantes de dichos territorios?