Con el transcurrir de los días de protesta, la violencia arrecia y otro de los afectados es la prensa. De acuerdo con la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip), hasta el pasado 27 de mayo se denunciaron 178 agresiones relacionadas con el cubrimiento del paro nacional: 64 agresiones físicas, 34 amenazas, 15 obstrucciones al trabajo periodístico, 11 acciones arbitrarias de redes sociales, 12 robos y eliminaciones de material, 11 hostigamientos, 6 detenciones ilegales y 7 negaciones en el acceso a la información.
Los ataques provienen primordialmente de agentes del Estado, pero también los manifestantes los intimidan y los han agredido. La Flip ha documentado 94 agresiones de la fuerza pública que incluyen detenciones ilegales, violencia verbal, agresiones físicas y destrucción de material. Las zonas más críticas son Popayán, Cali y Medellín.
El Cauca y en especial Popayán no han sido ajenos a esta situación y El Nuevo Liberal tampoco. Recordemos los hechos acaecidos a finales de abril en los que agentes del Esmad lanzaron granadas aturdidoras a un grupo de comunicadores que cubrían las protestas, entre los estaba uno de nuestros compañeros a quien una de los artefactos alcanzó ai mpactar en una de sus extremidades inferiores. La agresión que quedó grabada en video, deja ver como a los uniformados no les importó que los periodistas se identificaran, simplemente dispararon pese a las peticiones de los reporteros, a los que nos les quedó de otra que correr para salvaguardar sus humanidades.
Otras denuncias más recientes de periodistas de Popayán señalan también a un grupo de encapuchados que hostigó a un equipo de periodistas a los les impidieron grabar durante los acos vandálidos del viernes 28 de mayo en el sector de los patios de tránsito Munciipal en el barrio Bolívar. Los amenazaron con destruirles sus equipos. Estas situaciones no pasaron a mayores, pero sí evidencia el peligro que enfrentan los periodistas en el cumplimiento de su deber.
Ser periodista en Colombia es un riesgo. De acuerdo con el índice de libertad de prensa que publica Reporteros Sin Fronteras (RSF), este año nuestro país ocupa el puesto 134, entre 180 evaluados, y se considera uno de los más peligrosos del continente. Según esta medición, la situación empeoró en 2021 con respecto al 2020, cuando ocupó el puesto 130.
El aumento sin precedentes de las agresiones y el silencio gubernamental son alarmantes, y exponen aún más a los periodistas. Es por esto que la Flip y RSF emitieron una alerta ante la ONU, la OEA y la Unesco para que soliciten al gobierno colombiano que rechace públicamente estas graves violaciones; que se inicien de las investigaciones correspondientes y se apliquen medidas preventivas para los periodistas que deben cubrir las protestas. Las intimidaciones y hostigamientos a la prensa coartan de manera grave el derecho a la información de los colombianos y es algo que una democracia no puede tolerar.